Los extremistas, contra las colonias de verano en Gaza
Los radicales temen que los albergues de la ONU "contaminen" a los ni?os.- Dos campamentos han sido atacados en un mes
Los campamentos de verano son una bendici¨®n para los padres de medio mundo. En la asediada franja de Gaza, en cambio, resultan una necesidad. Sobre todo para las adolescentes sin posibilidad de disfrutar de la playa en una sociedad cada vez m¨¢s conservadora. Las colonias playeras de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados (UNRWA, en sus siglas inglesas) son un acontecimiento. M¨¢s de 250.000 chicos y chicas (de un total de mill¨®n y medio de habitantes de la Franja) se han apuntado este a?o.
Los grupos isl¨¢micos no ven con buenos ojos esta experiencia. Culpan a la ONU de importar costumbres occidentales, inaceptables en la crecientemente islamizada franja de Gaza. Preocupados por las malas influencias, algunos imanes han hecho campa?a alternativa en favor de los campamentos de Ham¨¢s e incluso de la yihad isl¨¢mica, con mucho menos ¨¦xito que los de la ONU, donde los chavales reciben ropa deportiva que utilizan durante todo el a?o.
Para la ONU, es otra muestra del auge del extremismo en la Franja
Al margen de las arengas, son los ataques de los grupos radicales contra algunos campamentos lo que m¨¢s preocupa. Decenas de hombres armados destrozaron y prendieron fuego a dos campamentos de la ONU en un mes. En una de las ocasiones, los extremistas dejaron un amenazante sobre con tres balas en su interior. La misiva iba dirigida a John Ging, el director de la UNRWA en Gaza.
En estos campamentos la separaci¨®n entre ni?os y ni?as es total. Las monitoras acompa?an a las chicas desde su casa hasta la entrada de la colonia (no duermen all¨ª). Los padres asisten a sesiones antes del verano en los que los trabajadores de la ONU calman sus temores acerca de posibles violaciones del recato social. Nada de biquinis ni ba?adores, ni de actividades mixtas.
Tras el segundo ataque, Ging dijo que se trataba "de otro ejemplo del crecimiento del extremismo en Gaza, por si hac¨ªa falta una nueva evidencia de lo urgente que resulta cambiar la situaci¨®n sobre el terreno que genera este extremismo".
Pero m¨¢s all¨¢ de los comunicados posteriores a las agresiones, desde la ONU prefieren no hacer mucho ruido. Saben que su trabajo depende de que el Gobierno de Ham¨¢s se lo permita. Hasta ahora as¨ª ha sido y no tienen queja. Otro asunto es hasta qu¨¦ punto podr¨ªa el Gobierno hacer m¨¢s contra los extremistas. "Detuvimos a algunos sospechosos tras el primer ataque. Son gente joven, que piensa que en las colonias los ni?os y las ni?as est¨¢n juntos y que se alimentan de lo que leen en Internet", indica Ihab al Ghusain, portavoz del Ministerio de Interior del Gobierno de Ham¨¢s. Asegura tambi¨¦n que la situaci¨®n est¨¢ controlada y que ellos mismos se encargan de "rehabilitar a los m¨¢s radicales e instruirles en el islam moderado".
El campamento Sheik Agliin, en la playa de la ciudad de Gaza, fue el primero que ardi¨® a principios de verano. Decenas de hombres armados ataron a los guardas y prendieron fuego al recinto. Hoy, el cercado tupido que protege a las participantes de las miradas de los transe¨²ntes est¨¢ reconstruido y dentro de ¨¦l, m¨¢s de un centenar de chicas entre 11 y 16 a?os hacen fila para recoger las zapatillas de lona fucsia, la camiseta y la gorra a la que tienen derecho. Protegidas por guardas de seguridad juegan, hacen nataci¨®n (vestidas), aerobic, dibujan y aprenden debka, la danza tradicional palestina.
Esta ¨²ltima actividad es la que menos le convence a Islam, una risue?a joven de 16 a?os, con vaqueros ajustados y pa?uelo floreado en la cabeza, que prefiere "los bailes de Shakira". "La jefa del campamento no nos deja bailar ritmos occidentales ni entrar en Facebook". De repente, un estruendo procedente del mar interrumpe la retah¨ªla de quejas de Islam y silencia de golpe el griter¨ªo adolescente. Se trata probablemente de otro bombardeo del Ej¨¦rcito israel¨ª. Segundos despu¨¦s contin¨²a el jolgorio. "Eso es por la ocupaci¨®n", explica Islam apuntando al mar entre risitas. Tiene el pavo subido y hoy est¨¢ especialmente contenta con sus playeras nuevas.
Los campamentos duran dos semanas. Islam no quiere ni pensar en el d¨ªa que se acabe. "Qu¨¦ aburrimiento". Matar¨¢ el tiempo en casa ayudando a su madre y bailando sola en su habitaci¨®n. Shakira, claro.
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