Apuntes sobre Catalu?a y Espa?a
El problema sigue estando en la resistencia del PP a reconocer la diversidad de Espa?a y en la obstinaci¨®n de los sectores catalanes que magnifican las fricciones y minimizan los avances hist¨®ricos conseguidos
Catalu?a es hoy uno de los sujetos pol¨ªticos no estatales, llamados naciones sin Estado, con mayor nivel de autogobierno de toda Europa, gracias a la Constituci¨®n espa?ola de 1978 y a los Estatutos de Autonom¨ªa de 1979 y 2006.
El camino recorrido por nuestra democracia ha ido superando dos resistencias. La de los centralistas, que consideran el proceso como un debilitamiento de la naci¨®n espa?ola y una afrenta al castellano. Y la de los separatistas, que presentan los avances como un enga?o y magnifican cualquier fricci¨®n como ofensas a Catalu?a.
La Constituci¨®n y los Estatutos, como el bloque institucional b¨¢sico que asegura tanto la articulaci¨®n de Espa?a como la cohesi¨®n interna de Catalu?a, han sido las normas que mayor apoyo social han alcanzado nunca en Catalu?a. Son las normas que permiten la convivencia de identidades diversas en un mismo espacio y con las mismas reglas de ciudadan¨ªa.
Catalu?a es uno de los sujetos pol¨ªticos no estatales con mayor autogobierno de Europa
La concepci¨®n de Espa?a como "Naci¨®n de naciones" nos fortalece a todos
Una amplia mayor¨ªa de catalanes compatibiliza su identidad catalana y espa?ola, sin considerarlas excluyentes, con un acento mayor o menor en cada una de ellas.
En esta perspectiva ha de entenderse el proceso de tramitaci¨®n del Estatut de 2006 y la sentencia del Tribunal Constitucional. Pero esta merece algunas consideraciones:
- Los votos particulares que respaldan la impugnaci¨®n del PP expresan una visi¨®n preconstitucional del Estado. Se niega la noci¨®n misma de autogobierno, se cuestiona la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica que cohesiona a Catalu?a, se escatima la condici¨®n de parte del Estado a la Generalitat, y se llega a desfigurar incluso su nombre. Y, para ello, se invoca como autoridad jur¨ªdica y pol¨ªtica... la Biblia.
- La sentencia aprobada por la mayor¨ªa del TC resulta ambivalente. En su fallo preserva la inmensa mayor¨ªa de los preceptos estatutarios y rechaza casi todas las objeciones del recurso del PP. Pero en los fundamentos de la sentencia se refleja un desconocimiento de la diversidad catalana en la realidad espa?ola. Usa expresiones ofensivas: ciudadan¨ªa catalana como "una especie de subg¨¦nero de la ciudadan¨ªa espa?ola"; injustificada primac¨ªa natural de cualquier norma estatal, u obsesi¨®n injustificada por la indisoluble unidad de la naci¨®n espa?ola.
- Si a ello se unen las dilaciones, la obstrucci¨®n intencionada de su renovaci¨®n por parte del PP, o la recusaci¨®n de alg¨²n miembro, se entiende perfectamente que la sentencia del TC, mucho m¨¢s que el fallo, produjera indignaci¨®n y rechazo en sectores amplios de la sociedad catalana.
En rigor, los efectos jur¨ªdicos del fallo sobre la realidad del Estatuto son peque?os. No solo por la extensi¨®n del texto afectado -un solo art¨ªculo e incisos de p¨¢rrafos de 13 art¨ªculos sobre 238-, sino tambi¨¦n porque la pr¨¢ctica totalidad sigue en vigor, y podr¨¢ ser desarrollado con la misma normalidad jur¨ªdica y pol¨ªtica con la que se ha hecho en los cuatro a?os transcurridos.
El fallo consagra y constitucionaliza el mayor nivel de autogobierno alcanzado; reconoce derechos propios a los ciudadanos de Catalu?a, y todas las competencias que el Parlament hab¨ªa propuesto. Reconoce los derechos hist¨®ricos, el estatuto ling¨¹¨ªstico, la bilateralidad en las relaciones con el Gobierno central y convalida el sistema de financiaci¨®n y la organizaci¨®n territorial propia de Catalu?a. Por tanto, mayor autogobierno institucional y de fuentes del derecho.
El problema no radica, pues, en la Constituci¨®n, que se ha revelado por m¨¢s de tres d¨¦cadas como un texto incluyente de la diversidad y ha permitido el desarrollo de un proceso federalizador en la configuraci¨®n del Estado de las Autonom¨ªas, aunque no estuviera contemplado en su letra. Tampoco radica en este Estatut, a pesar de las insidiosas campa?as del Partido Popular sobre la ruptura de Espa?a o el tutelaje de ETA. Estos cuatro a?os de desarrollo sin fricciones lo demuestran.
El problema sigue estando en la resistencia del PP a reconocer la diversidad de Espa?a y en la obstinaci¨®n de los sectores catalanes que magnifican las fricciones y minimizan los avances hist¨®ricos que hemos vivido. Y radica tambi¨¦n en la falta de energ¨ªa de quienes desde Catalu?a y desde el resto de Espa?a apostamos por la v¨ªa del entendimiento y rechazamos tanto el camino de la imposici¨®n uniformadora como el de la separaci¨®n.
El malestar que predomina en Catalu?a se observa con extra?eza en el resto de Espa?a. Como ya sucedi¨® con la aprobaci¨®n del nuevo sistema de financiaci¨®n, un 5% de problemas ensombrecen el 95% de avances y soluciones.
Las responsabilidades pol¨ªticas de esta situaci¨®n est¨¢n repartidas, aunque en distintas proporciones. Todas las fuerzas pol¨ªticas incurrimos en oportunismos. Pero los m¨¢s responsables de la situaci¨®n son los que, tras perder la votaci¨®n sobre el Estatut en las C¨¢maras y en el refer¨¦ndum, decidieron recurrirlo al Constitucional, para pasar a continuaci¨®n a bloquear su renovaci¨®n, a torpedear su composici¨®n y a presionarlo. Tambi¨¦n tienen grave responsabilidad quienes se excluyeron del consenso del Estatut y ahora se rasgan las vestiduras reivindicando la misma norma que rechazaron. Eso s¨ª, proponen como m¨¢gica soluci¨®n la independencia con argumentos que combinan la apelaci¨®n a las emociones -especialmente las negativas- con la invocaci¨®n de un grosero c¨¢lculo econ¨®mico cada vez m¨¢s distante de las tradiciones progresistas y m¨¢s cercano a los postulados de la Liga Norte italiana.
Tras la manifestaci¨®n de Barcelona, ya ha habido quien ha proclamado sin m¨¢s que la v¨ªa del autogobierno est¨¢ superada, sin tener en cuenta la pluralidad de opciones que animaban tanto a los asistentes como a los no asistentes. Sin embargo, la v¨ªa del autogobierno, como la de la Constituci¨®n, es la ¨²nica con plena vigencia.
Lo que ha caducado es la composici¨®n del Tribunal Constitucional. Por eso urge su cambio, que aliviar¨¢ la pesadumbre que produce la lectura de las 800 p¨¢ginas de esta sentencia y que nos lleva a a?orar los tribunales presididos por Garc¨ªa Pelayo, Tom¨¢s y Valiente o Cruz Villal¨®n.
Cuando se disipe la espuma y se observe con serenidad la situaci¨®n, se comprobar¨¢ que no hay un antes y un despu¨¦s. La historia de las relaciones entre Catalu?a y Espa?a, con encuentros y desencuentros, es una realidad multisecular, cuyo devenir hay que medirlo en unidades de tiempo m¨¢s amplias que los incidentes de recorrido. Y en esta relaci¨®n se reiteran las posiciones abiertas desde el siglo XIX.
- La de quienes se identifican con una historia ¨²nica, con una sola lengua, en una Espa?a uniforme. Apoyan la involuci¨®n que preconiza el PP y sus medios, azuzando el desencuentro, y ahora miran para otro lado esperando que la tempestad amaine.
- La de los que nunca han aceptado un espacio p¨²blico compartido con Espa?a; la del lamento independentista y soberanista que exagera y amplifica los agravios y, cuando no existen, los inventa.
- Las de quienes no confundimos el griter¨ªo anticatalanista de los centralistas con Espa?a, igual que distinguimos entre una minor¨ªa estridente de catalanes y Catalu?a; los que pensamos que esta sentencia no es la Constituci¨®n; los convencidos de que la fuerza de Espa?a est¨¢ en su diversidad, en la potencia del autogobierno, de la federalizaci¨®n inserta en el marco normativo que nos dimos. Es el camino de la mayor¨ªa de catalanes y espa?oles.
Lo conseguido hasta ahora, convivir en paz y libertad sin renunciar a lo que somos ni a lo que queremos ser, es lo que importa, a pesar de quienes se empe?an en atizar el enfrentamiento. Nuestro reto no se limita a restituir los preceptos del Estatut objetados que pueden recuperarse. Va m¨¢s all¨¢. Debemos demostrar que estos 30 a?os de convivencia y autogobierno no han sido un par¨¦ntesis, sino el inicio de una nueva etapa; hemos de poner de manifiesto que la Constituci¨®n de 1978 fue punto de encuentro y de partida; que la concepci¨®n de Espa?a como "Naci¨®n de naciones" nos fortalece a todos. Que no hay ninguna raz¨®n para rechazar la diversidad identitaria que caracteriza a Espa?a como una naci¨®n pol¨ªtica y cultural, no como un mero armaz¨®n jur¨ªdico. Este reto exige perseverancia y energ¨ªa, porque implica trabajar sobre una materia que no son solo preceptos legales, son emociones y sentimientos de pertenencia. Pero en este reto nos jugamos la convivencia libre, democr¨¢tica, en paz.
Carme Chac¨®n es ministra de Defensa y Felipe Gonz¨¢lez fue presidente del Gobierno espa?ol.
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