El cabo de Creus, sin casas
Medio Ambiente ha derribado los m¨¢s de 400 apartamentos de la ciudad de vacaciones del Club Med
Tom¨¢s Romero est¨¢ en la obra, con los camiones y las gr¨²as. Pero no sufre el calor del asfalto ni los pitidos de los coches. Como mucho, el viento de tramontana cuando sopla fuerte, los graznidos de las gaviotas y alg¨²n que otro turista despistado que se pierde camino del faro. A sus 60 a?os, trabaja en el derribo de la ciudad de vacaciones del Club M¨¦diterran¨¦e, en el cabo de Creus, la misma ciudad que durante 40 a?os cuid¨® como responsable de mantenimiento. Ayer una comitiva de autoridades visit¨® las 4,5 hect¨¢reas libres ya de los 412 apartamentos blancos y rojos que copaban una reserva integral. Tom¨¢s les acompa?¨® en la ruta.
El de la ciudad de vacaciones Club Med es el derribo m¨¢s importante que ha llevado a cabo el Ministerio de Medio Ambiente. Tanto el secretario general del Mar, Juan Carlos Mart¨ªn Fragueiro, como la directora general de Sostenibilidad de la Costa y el Mar, Alicia Paz Antol¨ªn, confirmaron que es la demolici¨®n m¨¢s grande hecha. Sin embargo, no es la ¨²nica: el ministerio ha derribado tambi¨¦n un edificio de 5 plantas y 80 viviendas en Cartagena (Murcia) y el hotel Atlanterra, en Zahara de los Atunes (C¨¢diz), por poner dos ejemplos. Y todav¨ªa quedan grandes desaguisados, como el hotel Algarrobico, en Almer¨ªa, que es objeto de un complicado entramado judicial entre administraciones.
Medio Ambiente abrir¨¢ itinerarios para visitar la zona recuperada
En el caso del Club Med, el derribo fue sencillo porque el ministerio compr¨® la propiedad a la compa?¨ªa francesa, especializada en este tipo de ciudades de vacaciones, por 4,5 millones de euros en el a?o 2005.A los 4,5 millones que pag¨® el ministerio por la compra hay que sumar los tres millones que cost¨® echar las casas abajo y cuatro que la Generalitat se ha gastado para gestionar los residuos de las obras y reconstruir el entorno ecol¨®gico. Recuperar el paraje natural habr¨¢ costado 11,5 millones y 7 a?os de trabajos. El club abri¨® sus puertas en 1962. 'Los tacharon de locos', recuerda Tom¨¢s. El Club Med est¨¢ en en una zona donde el azote de la tramontana es constante, y el mar, salvaje. 'Le ten¨ªan miedo', asegura, 'y no se atrev¨ªan a venir en barco, porque entonces o ven¨ªan a remo o con motores de muy poca potencia'. Cuando consiguieron traer la electricidad, con una l¨ªnea de alta tensi¨®n con 75 torres, y el agua, 'llegaron los ataques'. Hasta 1998 la zona no estaba protegida, as¨ª que sus propietarios pudieron hacer y deshacer. El Club Med ten¨ªa unas casitas de 20 metros cuadrados y el complejo contaba con restaurante, cocina, enfermer¨ªa, pista de tenis, piscina, bar, etc¨¦tera. 'Aqu¨ª no ven¨ªa gente con mucho poder adquisitivo. No hab¨ªa ba?os en las casas. Los servicios eran comunes', explica el ex responsable de mantenimiento, en el buc¨®lico paraje que es hoy la zona. 'Hab¨ªa franceses, belgas, alemanes, italianos, espa?oles...', sigue Tom¨¢s, que niega la imagen del Club Med como un lugar para privilegiados. 'Aqu¨ª no hab¨ªa de nada'. Para ¨¦l, el Club Med era como un c¨¢mping m¨¢s, pero 's¨®lido', con asfalto. Hab¨ªa todo tipo de rumores sobre la ciudad del cabo de Creus. Se dec¨ªa que ten¨ªan su propia moneda. 'Eso es un rollo patatero de los periodistas', asegura Tom¨¢s. 'En el bar se pagaba con tickets'. Se compraba un taco, que costaba 1.800 o 3.200, pesetas, en las oficinas o en el restaurante. "Y con eso ibas gastando".
Tom¨¢s cuenta que hab¨ªa muchas personas de Barcelona, de ciudad, que buscaban la tranquilidad del Club Med. Aunque reconoce que hab¨ªa cierto ambiente franc¨¦s que incomodaba a los que no entend¨ªan el idioma.
El a?o pasado el ministerio empez¨® las obras y hoy ya est¨¢n acabadas. El siguiente paso es abrir unos itinerarios para visitar la zona. Medio Ambiente calcula que estar¨¢n listos a final de a?o. "Ha quedado como si nunca hubiese habido nada", alardea Tom¨¢s.
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