El jud¨ªo y la metodista
Medio millar de invitados. Se calcula que los gastos del enlace superan los tres millones de d¨®lares (dos millones y medio de euros, m¨¢s o menos), de los que unos 200.000 se destinaron a seguridad, 600.000 a la carpa de lujo donde se celebr¨® la fiesta, 500.000 a flores o, por ejemplo, 15.000 para letrinas port¨¢tiles, 20.000 para el vestido dise?ado por Vera Wang y otros tantos para la tarta, que no deb¨ªa llevar gluten porque la novia es celiaca.
El s¨¢bado pasado se cas¨® Chelsea, la hija ¨²nica de Bill y Hillary Clinton, con Marc Mezvinsky, a quien conoci¨® cuando eran ni?os en el exclusivo balneario de Martha's Vineyard y con quien estrech¨® lazos cuando coincidieron en la Universidad de Stanford. Fue la propia Chelsea la que pidi¨® una boda discreta, que se invitara sobre todo a amigos de la pareja y que no se llenara el festejo de figurones vinculados al ex presidente de Estados Unidos o a la actual secretaria de Estado. Se lleg¨® incluso a especular que el enlace se celebrar¨ªa en el m¨¢s absoluto de los secretos. No fue as¨ª, pero lo cierto es que detr¨¢s de esas cifras que marean no hubo ese despliegue suntuoso (y untuoso) de celebridades de la pol¨ªtica, el cine o la televisi¨®n que tanto gustan en otras partes.
Los rumores hablaban de que acudir¨ªan Oprah Winfrey, Steven Spielberg o Barbra Streisand. No fue ninguno. Estuvieron, eso s¨ª, actores como Ted Danson o Mary Steenburgen. Por lo que toca a la pol¨ªtica, la figura m¨¢s conocida fue Madeleine Albright. "Ya es suficientemente duro tener que vigilar la boda de un ex presidente, como para tener que controlar a dos", coment¨® Obama en un programa de televisi¨®n para explicar su ausencia (el espacio a¨¦reo de la zona se cerr¨® durante 12 horas). El lugar elegido fue Rhinebeck, un pueblo de 8.000 habitantes, y el escenario para la boda, la mansi¨®n de Astor Courts.
Hubo un detalle que podr¨ªa haber complicado el evento. Chelsea es metodista y Marc, jud¨ªo. La ceremonia la celebraron, de hecho, el rabino James Ponet y el reverendo William Shillady. Este ¨²ltimo confes¨® que pactar los detalles de la boda hab¨ªa sido casi tan complicado como arrancar el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo. De eso sabe Bill Clinton, que consigui¨® que Arafat y Rabin se dieran la mano en septiembre de 1993. No hab¨ªa, por tanto, de qu¨¦ preocuparse.
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