Catolicismo de mercado

Atenci¨®n, el Vaticano pretende cobrar a los peregrinos la entrada a las misas que el papa Benedicto XVI oficiar¨¢ en Reino Unido en septiembre. Las tarifas son: 5 libras (6 euros) en la ceremonia de Hyde Park, 20 libras (24 euros) costar¨¢ asistir a la misa de Glasgow y 25 libras (30 euros) la misma de Birmingham. No se anuncian descuentos a grupos. Invocado el esp¨ªritu de Jonathan Swift, ha enumerado los serios peligros que acechan tras la iniciativa. Si se cobra por asistir a una misa, nada habr¨ªa que objetar por tarifar la dispensa de sacramentos. ?Alguien duda de que los pecados que se confiesan en penitencia son f¨¢ciles de tasar, de forma que el penitente pague m¨¢s por los mortales y menos por los veniales? Tambi¨¦n podr¨ªan redactarse cl¨¢usulas contractuales para indemnizar al cura en caso de separaci¨®n matrimonial. As¨ª, las Iglesias nacionales y el Vaticano aumentar¨ªan progresivamente sus ingresos, hasta que le resultara imperativo cotizar en Bolsa; entonces, las variables fundamentales de Vaticano Corp ser¨ªan la facturaci¨®n y el aumento anual de las conversiones; pero estas depender¨ªan del crecimiento del miedo al infierno, materia prima que solo podr¨ªa suministrar un equipo de eminentes psic¨®logos asesores de la Santa Madre Iglesia.

Como dir¨ªa De Quincey, se empieza cobrando una misa y se acaba manipulando teol¨®gicamente la noble ciencia de la psicolog¨ªa; y adem¨¢s en contra de las amables tendencias del emocionalismo americano, obsesionado por el masajeo complaciente del Yo. En fin, si la obligaci¨®n de pagar las visitas del Papa (salvo en Valencia, que las gestiona con gran eficacia la trama G¨¹rtel) exige que se consume el cobro ceremonial, al menos que se modernicen los medios de pago; a ver si se pueden pagar los 30 euros con la Visa Marcinkus del Instituto de Obras de la Religi¨®n (IOR).

Por cierto, cobrar una misa, ?no es simon¨ªa, ese pecado tan negro que, entre otras desgracias, caus¨® el cisma luterano? Porque una misa es un bien espiritual, y simon¨ªa (de Sim¨®n el Mago, Hechos de los Ap¨®stoles, como bien sabe Benedicto XVI) es "comprar o vender por un precio temporal un bien intr¨ªnsecamente espiritual o un bien temporal inseparablemente unido a uno espiritual". Palabra de diccionario teol¨®gico. Am¨¦n.