Los 'microbotellones' se imponen y el consumo de alcohol aumenta
Los adultos se apuntan a esta pr¨¢ctica juvenil y crece la intoxicaci¨®n femeninaMezcla la fiesta mediterr¨¢nea con el consumo alcoh¨®lico anglosaj¨®n
La mayor facilidad para su celebraci¨®n ha hecho que el m¨¢s estructurado concepto de macrobotell¨®n derive en la Comunidad Valenciana en la sucesi¨®n de microbotellones veraniegos. El paseo Mar¨ªtimo de Valencia, El Perellonet y El Perell¨®, la playa de Gandia, la zona del Golf en San Juan de Alicante, los aleda?os de festivales de m¨²sica; todo ello ha sido tocado por un fen¨®meno disperso, ¨¢gil, y en transformaci¨®n. Una pr¨¢ctica que ha acabado englobando a menores y hasta a gente de entre 30 y 40 a?os; personas que, para ahorrar dinero, se traen la nevera con hielo en el coche y beben copas que no podr¨ªan pagarse en locales (est¨¢n de moda botellones treinta?eros de vodka y ginebra).
"El verano facilita todo esto", explica Maite Cort¨¦s, que analiza el fen¨®meno
El control es dif¨ªcil, se ponen escasas sanciones y se cobran muy pocas
Pero sigue siendo un reino para j¨®venes de entre 14 y 25 a?os. En ellos, el botell¨®n est¨¢ arraigado como ocio: pesa como costumbre con sentido a¨²n transgresor; y pesa lo f¨¢cil y lo econ¨®mico que les resulta adquirir alcohol en supermercados por la tarde, y, por la noche, en kebabs, locutorios y zonas mismas de botell¨®n. Los vendedores ambulantes hasta brindan cubatas preparados en las cercan¨ªas. Para un adolescente, lo que m¨¢s destaca es la posibilidad de beber alcohol sin problemas, ya que la entrada a menores est¨¢ prohibida en discotecas por la noche. Ya hay presencia de drogas en estas zonas. La legislaci¨®n auton¨®mica proh¨ªbe beber en la calle, pero es dif¨ªcil de aplicar para la polic¨ªa y contiene confusas excepciones.
"Parece que se ha radicalizado el tipo de consumo alcoh¨®lico a trav¨¦s de botellones de menor tama?o", explica la profesora de Psicolog¨ªa de la Universidad de Valencia Maite Cort¨¦s, que ha realizado un an¨¢lisis del fen¨®meno a trav¨¦s de la incidencia en 6.000 j¨®venes valencianos. De media, los adolescentes suelen haberse iniciado en el consumo de alcohol a los 13,4 a?os. En cuanto a la ingesta de alcohol, se llegan a doblar las cantidades que se consideran de riesgo: 60 gramos en chicos y 40 en chicas, entre las que crecen las urgencias por intoxicaci¨®n et¨ªlica.Quienes pasearon de noche por las afueras del recinto del reciente festival musical de Burriana, Arenal Sound, se quedaron sorprendidos por la abundancia de microbotellones encadenados a su vera. La escena se repite cerca de los bares de la zona del Golf de San Juan, Alicante. El botell¨®n, m¨¢s que un escape alternativo para j¨®venes, es ahora una previa, una manera de reunirse y gozar de la estela del ocio nocturno sin pasar por cortapisas o caja. Ideas como la del posible botell¨®dromo invocado por la alcaldesa de Alicante, se evaporan. Los hosteleros de la Comunidad Valenciana dicen que la bajada de facturaci¨®n que vive el sector nocturno (un 30% en el ¨²ltimo a?o, seg¨²n la patronal valenciana) est¨¢ ligada al botell¨®n. Los vecinos se quejan, se hacen batidas policiales contra el tema (caso de Gandia), y el fen¨®meno se adapta: el macrobotell¨®n es raro, el minibotell¨®n multiplicado y concentrado a trav¨¦s del boca a boca marca el verano.
El calor ha potenciado esta pr¨¢ctica al aire libre con m¨²sica del coche a todo trapo o la tralla que llega de chiringuitos. Vendedores inmigrantes que se buscan la vida ofrecen cubatas muy baratos (lo menos que se cobra en un bar son seis euros) en diferentes zonas de reuni¨®n; est¨¢n fr¨ªos porque los traen en neveritas. Vicente Pizcueta, de la Federaci¨®n de Hosteler¨ªa de Valencia, habla de "pisos lanzadera" donde se guarda el material que se usa en los combinados. "Arrasa el botell¨®n de alcohol de marca blanca comprado en los hipermercados", asegura. Juan Jos¨¦ Llopis, m¨¦dico de la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) de Castell¨®n, refiere la presencia actual de "porros y ¨¦xtasis" en estas concentraciones hedonistas y sociales. Tambi¨¦n destaca que el botell¨®n de ahora tiene usuarios de 30 a?os y m¨¢s. Pero no con marca blanca, sino al contrario. "Te bebes tres copas de whisky caro en el aparcamiento del chiringuito antes de consumirte uno en la barra", explica Francisco Serrano, quien, a los 40 a?os, se suma eventualmente a este uso de fin de semana.
"Todo el mundo que sale ahora lo ve normal", opina. Al fin y al cabo, en los primeros noventa, otra mala ¨¦poca para el bolsillo, fue normal hacer primitivos botellones en aparcamientos de discoteca antes de entrar en ellas.
"El verano facilita todo esto, pero no creo que la crisis sea un factor determinante para los j¨®venes", explica Maite Cort¨¦s, vicedecana de la Facultad de Psicolog¨ªa de Valencia, al frente del proyecto de investigaci¨®n An¨¢lisis de los determinantes psicosociales que intervienen en la aparici¨®n del botell¨®n. Para elaborar el estudio, Cort¨¦s y sus colaboradores entrevistaron a 4.000 adolescentes (de 14 a 18 a?os) y a 2.000 universitarios (de 19 a 25 a?os). Aunque la edad adolescente de inicio en el alcohol es entre los 13 y 14 a?os, los investigadores encontraron casos de 12. Un porcentaje elevado de usuarios realizan "consumo intensivo o binge drinking y superan las cantidades que se consideran de riesgo (60 gramos de alcohol en chicos y 40 en chicas en una sesi¨®n)", refleja. Concretamente, el 67,7% de los adolescentes y el 78,3% de los universitarios, y el 80,6% de las adolescentes y el 87,7% de las universitarias. As¨ª, el botell¨®n se ha consolidado en nuestro entorno como un ocio "que combina el toque mediterr¨¢neo de vivir la fiesta en la calle con la tradici¨®n anglosajona de consumo r¨¢pido e intenso de alcohol". En 2007, hab¨ªa m¨¢s de 40 zonas con casos de botell¨®n en Valencia, pero ¨¦stas son cada vez m¨¢s dispersas -incluidos garajes y portales-, y cambian con las vacaciones.
El decreto legislativo 1/2003 refund¨® la Ley de Drogodependencias auton¨®mica prohibiendo la venta y el consumo de alcohol en la calle, excepto d¨®nde y cu¨¢ndo se autorice (fiestas patronales, etc¨¦tera). Esto ha afectado a las concentraciones macro, pero no a las micro. El polic¨ªa Juan Carlos Fulgencio, que ha participado en el desarrollo del proyecto dirigido por Cort¨¦s, explic¨® en su momento a este peri¨®dico que las fuerzas de seguridad "deben identificar al infractor y despu¨¦s tomar muestras de alcohol en tres recipientes est¨¦riles que se precintar¨¢n". Esas muestras tienen que analizarse, "pero los laboratorios municipales est¨¢n colapsados". El resultado: un n¨²mero bajo de sanciones y m¨¢s peque?o a¨²n de sanciones cobradas.
Mujeres, riesgo e intervenci¨®n
Pese a que chicas y chicos asisten por igual al botell¨®n, "el n¨²mero de urgencias femeninas por intoxicaci¨®n et¨ªlica creci¨® en 2009 hasta superar al masculino", apunta el doctor Benjam¨ªn Climent, responsable de la unidad de toxicolog¨ªa cl¨ªnica del Hospital General Universitario de Valencia. As¨ª, de 52 ingresos de adolescentes de entre 14 y 18 a?os, 29 fueron de chicas. Una pauta que no se daba en 2008, con n¨²mero inferior de ingresos -32- y n¨²mero femenino inferior al masculino (13 chicas frente a 19 chicos). Climent alerta de que ahora se hace mucho botell¨®n mezclando alcohol con bebidas energ¨¦ticas, "algo que conlleva problemas espec¨ªficos para la salud". Tambi¨¦n aparecen drogas ilegales en algunos de estos excesos alcoh¨®licos, pero no es lo primordial.
"Las chicas quedan m¨¢s expuestas a los riesgos del exceso de alcohol al inicio de su consumo, pero luego los chicos persisten m¨¢s en esos riesgos", explica Juan Jos¨¦ Llopis, de la UCA de Castell¨®n. En su opini¨®n, "es entre la gente m¨¢s joven entre la que se da binge drinking real en la pr¨¢ctica del botell¨®n". Como media europea, uno de cada seis adolescentes ya consume alcohol en atrac¨®n tres o m¨¢s veces al mes. "Es dif¨ªcil hacer ver a los usuarios que el consumo masivo de bebida est¨¢ bien para la sociedad si est¨¢ reglado, pero que si se hace sin pagar, es malo", dice.
Unificar los precios
Ah¨ª est¨¢n el Mes¨®n del Vino de las fiestas de la Magdalena, y los excesos de Fallas o San Juan como algunos de los muchos posibles ejemplos contradictorios. Vicente Pizcueta, de la Federaci¨®n de Hosteler¨ªa de Valencia, indica, sin embargo, que "el problema se da cuando no hay normativa ni seguridad ni regulaci¨®n en consumo de alcohol, y ¨¦ste se trae de casa". Desde su punto de vista, "debe darse un cambio en la aplicaci¨®n de la ley, debe perseguirse como se hace con las infracciones de tr¨¢fico". Desde su perspectiva, unificar los precios de copas en bares y facilitar el acceso para j¨®venes de 16 a?os a locales nocturnos ser¨ªa un camino.
Pero para Maite Cort¨¦s "solo se puede intervenir atendiendo la vertiente de molestia social y la de la salud". "Soluciones que incrementan el consumo, como los botell¨®dromos, no son viables". Su investigaci¨®n aconseja "una intervenci¨®n global" que acabe con "incongruencias como la facilidad de acceso al alcohol", que cuente con los padres de adolescentes -"porque ellos transmiten una visi¨®n del ocio a los hijos"- y que incluya a los medios de comunicaci¨®n "para que transmitan un punto de vista ajustado del fen¨®meno".
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