Ganar la paz y compartirla
San Sebasti¨¢n soporta en Europa una imagen inevitablemente asociada al terrorismo de ETA y a la violencia de los actos de kale borroka, afortunadamente cada vez menos frecuentes y m¨¢s aislados. Pero nunca ha renunciado al objetivo de su regeneraci¨®n c¨ªvica, ¨¦tica y cultural. Una demostraci¨®n de ello es la reciente creaci¨®n de la Casa de la Paz y los Derechos Humanos, transformando para ello el Palacio del Parque de Aiete, el mismo que verano tras verano acogi¨® al dictador Franco.
San Sebasti¨¢n ha padecido durante los ¨²ltimos dos siglos tres guerras, la dictadura y, m¨¢s recientemente, un largo per¨ªodo de actos de violencia y terrorismo, a¨²n sin finalizar, dificultando la convivencia ciudadana y restringiendo las libertades.
Hay que prepararse para el final de ETA, y eso exige avanzar en la regeneraci¨®n moral de la sociedad
Sin embargo, y a pesar de su incidencia en el desarrollo econ¨®mico y en la felicidad de las personas, y de la pretensi¨®n de algunos por convertir la vida ciudadana en un conflicto sin salida, los avatares hist¨®ricos no han conseguido que la ciudadan¨ªa donostiarra pierda la esperanza ni ceje en su lucha por la paz y la libertad y persevere por la desaparici¨®n de ETA, que ha cometido 103 asesinatos en las calles donostiarras.
El camino ha sido muy dif¨ªcil y las respuestas, en ocasiones, lentas. Pero el Ayuntamiento ha venido defendiendo, con sus errores, principios democr¨¢ticos b¨¢sicos como la condena sin paliativos del terrorismo, la exigencia a ETA de su desaparici¨®n, el reconocimiento a todas las v¨ªctimas del terrorismo y la violencia en Espa?a (la inmensa mayor¨ªa asesinadas por ETA, si bien tambi¨¦n existen v¨ªctimas del GAL y otras organizaciones extremistas) y la erradicaci¨®n de la tortura.
La Casa de la Paz est¨¢ pensada para ayudarnos a convertir en realidad un sue?o: construir, tras la ag¨®nica desaparici¨®n de ETA, un modelo de convivencia ciudadana desde el respeto a los derechos humanos, la aceptaci¨®n del pluralismo pol¨ªtico y la apuesta por la cultura de paz.
Y no es casualidad que la cultura para la convivencia y la educaci¨®n en valores sean las ideas motor del proyecto que San Sebasti¨¢n ha presentado para alcanzar el t¨ªtulo de Capital Europea de la Cultura en 2016.
Soy de la opini¨®n de que no podemos esperar sentados a que ETA mueva definitivamente ficha y atienda la exigencia del pueblo vasco. Algo o mucho debemos hacer mientras tanto y asumir riesgos. En concreto, vamos a desarrollar iniciativas y programas educativos, culturales, pol¨ªticos y c¨ªvicos que permitan avanzar en el proceso de regeneraci¨®n moral de la sociedad vasca, para que todos los sectores asuman de verdad los valores propios de una sociedad democr¨¢tica. Hay que crear las condiciones para el final de ETA pero sin olvidar que conseguir la paz nos obligar¨¢ a mucho m¨¢s.
San Sebasti¨¢n necesitaba un espacio de referencia para el encuentro y la reflexi¨®n ciudadana en torno a los delicados temas que formar¨¢n parte de un proceso de pacificaci¨®n o concordia c¨ªvica. Me refiero a que la conciliaci¨®n y el cierre de heridas nos exigen la superaci¨®n del odio existente, la preparaci¨®n de programas de sensibilizaci¨®n, el an¨¢lisis de experiencias internacionales, el estudio jur¨ªdico y la investigaci¨®n acad¨¦mica.
Porque no se trata solo de forzar la desaparici¨®n del terrorismo, adem¨¢s hay que ganar la paz con garant¨ªa. Para ello necesitaremos una estrategia y un compromiso de generosidad con el objetivo de compartir la paz.
Hoy la principal preocupaci¨®n debe ser la de conseguir la paz que solo ser¨¢ posible si desaparece ETA para siempre. Ahora bien, es cierto que en un proceso de pacificaci¨®n resultar¨¢ ineludible plantear a la sociedad la necesidad de testimonios y actitudes de reconocimiento del da?o causado, gestos de generosidad por parte del Estado, alimentar la solidaridad ciudadana hacia las v¨ªctimas, una lectura autocr¨ªtica del pasado y de ciertos comportamientos sociales, una versi¨®n justa de lo acontecido para su difusi¨®n y conocimiento en los ¨¢mbitos educativos, medidas en las c¨¢rceles y la reinserci¨®n social de los presos, etc¨¦tera.
Asuntos muy delicados que llegar¨¢n y requerir¨¢n un elevado consenso pol¨ªtico y social para ir construyendo la convivencia en libertad.
La Casa de la Paz y los Derechos Humanos estar¨¢ presente en las anteriores tareas y reflexiones. El proyecto, que expulsar¨¢ los fantasmas del Palacio de Aiete, adquiere un gran simbolismo y va a servir para la restituci¨®n de la dignidad, la recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica y el recuerdo a otras v¨ªctimas: las de la Guerra Civil y las de la dictadura, que contar¨¢n con una escultura en el parque de Aiete.
En definitiva, Donosti podr¨¢ hablar de una etapa de refundaci¨®n democr¨¢tica gracias a la energ¨ªa ciudadana, a la capacidad transformadora de la cultura, al di¨¢logo de la diversidad y a la pasi¨®n por la paz de tantos colectivos que han padecido su ausencia.
Od¨®n Elorza es alcalde de San Sebasti¨¢n.
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