Un largo camino en Pakist¨¢n
Los desastres naturales sacuden las vidas de una media de 211 millones de personas cada a?o. Es una cifra que se ha triplicado en los ¨²ltimos 10 a?os. Hoy, en Pakist¨¢n, unos 20 millones -casi la mitad de la poblaci¨®n espa?ola- sufren las consecuencias del golpe de las lluvias; de ellos, seis millones est¨¢n en situaci¨®n desesperada.
La gente se ha quedado sin casa, sin agua ni comida, sin cosechas, sin centros sanitarios, sin carreteras, electricidad, puentes, redes de saneamiento, escuelas y tal vez sin familia. Se han encontrado en la calle luchando por sobrevivir, bajo el fr¨ªo de la noche o el calor abrasante del d¨ªa y la incesante lluvia. Aproximadamente la mitad de ellos son ni?os, muy vulnerables ante la falta de agua potable y de alimentaci¨®n, y en riesgo de explotaci¨®n sea porque se han quedado solos o porque sus padres los tienen que poner a trabajar para incrementar los ingresos familiares.
Desde el primer momento, el Gobierno paquistan¨ª, las agencias de la ONU y las ONG trabajamos para evitar que se pierdan m¨¢s vidas, pero el alcance de esta cat¨¢strofe y el lento goteo de recursos financieros para hacer frente a una emergencia de semejantes dimensiones no han permitido responder a las necesidades de tantas personas con la celeridad deseada.
Unicef est¨¢ distribuyendo agua a m¨¢s de un mill¨®n de personas cada d¨ªa, y se han recuperado fuentes que abastecen a otras 600.000. Pero a¨²n hay millones que no tienen agua apta para el consumo, haciendo que el riesgo de brotes epid¨¦micos sea nuestra principal preocupaci¨®n.
Se distribuyen decenas de miles de raciones y suplementos nutricionales, pero a¨²n no ha sido posible llegar a muchos miles de familias. Se inscribe a ni?os que est¨¢n solos para que, en cuanto sea posible, se pueda buscar a sus familiares, y se han habilitado espacios en los que los ni?os est¨¢n protegidos y reciben atenci¨®n sanitaria y nutricional; pero queda mucho para que no haya ni un solo ni?o desamparado o trabajando porque su familia ha perdido su casa, sus medios de vida y, en fin, toda esperanza.
El apoyo de la ayuda internacional a trav¨¦s de contribuciones de Gobiernos como el espa?ol, administraciones p¨²blicas auton¨®micas y locales, empresas y otras entidades, y millones de personas a t¨ªtulo individual alrededor del mundo es clave para que Unicef asegure el presente de estas mujeres y ni?os y se abran opciones de futuro.
Ahora es preciso concentrarse en salvar vidas y evitar una segunda oleada de muertes en forma de epidemias devastadoras. Tambi¨¦n debemos comenzar a pensar en restablecer servicios b¨¢sicos como escuelas o centros sanitarios, que protegen a la ni?ez contra la enfermedad, aseguran el desarrollo completo de la capacidad cognitiva y f¨ªsica y garantizan un embarazo y parto seguros.
Es nuestro compromiso colaborar decididamente a levantar otra vez, otra vez m¨¢s, esta porci¨®n de planeta que ha sido devastada. El camino no ser¨¢ f¨¢cil, pero con el esfuerzo de todos, seguro que este pa¨ªs lleno de gente acogedora podr¨¢ levantarse.
?scar Butrague?o es coordinador de Emergencias de Unicef Pakist¨¢n.
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