El derecho a la impugnaci¨®n en el f¨²tbol
En opini¨®n de Blatter, el presidente de la FIFA, una de las caracter¨ªsticas b¨¢sicas del f¨²tbol y una de las claves de su ¨¦xito planetario, es que -en cualquier lugar y a todos los niveles- se practica de acuerdo con las mismas reglas, lo que es v¨¢lido asimismo para las modalidades de arbitraje. Por mucho que esta declaraci¨®n sea loable, no nos parece del todo pertinente por dos razones. En primer lugar, ya existen en estos momentos, en materia de arbitraje, unas diferencias significativas entre un partido de un Mundial y un "peque?o" partido local. As¨ª pues, para este ¨²ltimo, no hay "cuarto" ¨¢rbitro. Y en el nivel m¨¢s inferior, muy a menudo es un solo ¨¢rbitro el que dirige, sin juez de l¨ªnea.
Recurriendo al v¨ªdeo, los ¨¢rbitros -como cualquier hombre- volver¨¢n a tener derecho a equivocarse
En segundo lugar, y sobre todo, tratar de la misma manera, en lo que se refiere a los medios que se ponen a disposici¨®n del arbitraje, dos situaciones totalmente distintas, a saber, un partido de un Mundial y uno entre dos equipos de pueblo, no tendr¨¢ el efecto uniformador que pretende leg¨ªtimamente Blatter sino que, por el contrario, producir¨¢ resultados diferentes: los medios tradicionales satisfar¨¢n las necesidades de un partido local, mientras que si se aplican a un partido de escala internacional, provocar¨¢n a veces que cientos de millones de telespectadores consideren que el ¨¢rbitro es el ¨²nico ser vivo que no ha visto tal o cual jugada decisiva.
En otras palabras, los medios con los que se cuenta para arbitrar un encuentro deben ser proporcionales a su importancia y a su mediatizaci¨®n.
A juicio de Platini, el presidente de la UEFA, el f¨²tbol tiene que seguir siendo un juego. Sin embargo, el v¨ªdeo pondr¨ªa en peligro esta naturaleza l¨²dica y deshumanizar¨ªa el f¨²tbol. Seg¨²n Platini, si se abre la veda con el v¨ªdeo, ?d¨®nde nos pararemos? ?En qu¨¦ faltas se puede recurrir al v¨ªdeo y en cu¨¢les no? El juego, interrumpido constantemente, dejar¨ªa de serlo. Sin embargo, no las consideramos un rechazo absoluto del principio del v¨ªdeo, sino un rechazo de todas las modalidades que conllevar¨ªan la deshumanizaci¨®n del f¨²tbol y que har¨ªan por lo tanto que dejara de ser un juego. No obstante, algunas modalidades no solo permitir¨ªan evitar esas tergiversaciones, sino que -incluso- consolidar¨ªan la dimensi¨®n humana de este deporte y su naturaleza l¨²dica. Se tratar¨ªa simplemente de otorgar a los equipos (es decir, a sus capitanes) el derecho de recurrir al v¨ªdeo, por supuesto dentro de unos l¨ªmites estrictamente definidos.
A t¨ªtulo puramente indicativo, estos l¨ªmites y estas modalidades podr¨ªan ser las siguientes:
- Cada uno de los equipos podr¨ªa solicitar el recurso al v¨ªdeo como m¨¢ximo dos veces por partido (es decir, un m¨¢ximo de cuatro interrupciones del juego).
- Solo unas jugadas muy precisas y limitadas podr¨ªan justificar dicho recurso (por ejemplo, un penalti no pitado, una simulaci¨®n que haya llevado al ¨¢rbitro a se?alar un penalti y/o a mostrar una tarjeta roja injustificados, un gol marcado por un jugador en fuera de juego o que haya usado la mano, un gol no concedido a pesar de que el bal¨®n haya traspasado la l¨ªnea de meta, una falta que ponga en peligro la integridad f¨ªsica de un jugador y por la que no se ha mostrado una tarjeta roja).
- Este "recurso al v¨ªdeo" lo decidir¨ªa un "¨¢rbitro del v¨ªdeo", fuera del terreno de juego, y no el ¨¢rbitro principal, que as¨ª no tendr¨ªa que desdecirse. En caso de duda, el ¨¢rbitro del v¨ªdeo mantendr¨ªa la primera decisi¨®n del ¨¢rbitro principal. La interrupci¨®n del juego no podr¨¢ durar m¨¢s de 30 segundos.
Las virtudes de este sistema son principalmente las siguientes:
- Establece un esp¨ªritu de colaboraci¨®n entre los jugadores y el ¨¢rbitro. Para trazar un paralelismo judicial, ya no estamos en un proceso inquisitorio, sino en un procedimiento civil, en el que las partes desempe?an un papel activo en aras de una buena administraci¨®n de la justicia.
- M¨¢s que represivo, es sobre todo disuasorio: al saber que el riesgo de ser cazados es enorme, nos abstenemos de cometer la falta fatal. Eso, por ejemplo, deber¨ªa poner t¨¦rmino a las exasperantes sesiones de lucha grecorromana en las que se han convertido los saques de esquina o a las repentinas p¨¦rdidas de equilibrio de los que se tiran al suelo.
- Librar¨ªa al ¨¢rbitro y jueces de l¨ªnea del excesivo estr¨¦s de hacerlo mal, de convertirse de repente en objeto de ira o de burla para millones de aficionados, y mejorar¨ªa su rendimiento.
- Pondr¨ªa fin a las incesantes protestas de los jugadores: si un equipo decide no utilizar su "derecho a recurrir", su "impugnaci¨®n", que se calle. Puesto que los jugadores dispondr¨¢n de un medio para evitar las peores injusticias, cualquier agresividad hacia el ¨¢rbitro carecer¨¢ de sentido. Y una vez m¨¢s, ser¨¢ la humanidad del juego la que salga reforzada.
- La buena gesti¨®n por parte de los equipos de este derecho a la "impugnaci¨®n", su capacidad de usarlo en el momento adecuado, reforzar¨¢ el atractivo del juego y contribuir¨¢ al espect¨¢culo.
En resumidas cuentas, esta posibilidad con la que cuenta cada equipo de solicitar una "impugnaci¨®n" mediante el v¨ªdeo de determinadas decisiones arbitrales volver¨¢ a humanizar el papel del ¨¢rbitro, quien al fin -como cualquier hombre- tendr¨¢ derecho a equivocarse. Y, al hacer que la injusticia deportiva retroceda, la "impugnaci¨®n" con el v¨ªdeo lograr¨¢ que el "buen juego" progrese.
Jean-Louis Dupont, abogado, ejerce desde hace 20 a?os en el ¨¢mbito del derecho deportivo.
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