El terror sigue ah¨ª
Todas las v¨ªctimas de violencia describen una primera emoci¨®n que, cuando llega, lo impregna todo, impidi¨¦ndoles pensar, relacionarse o decidir. Es el terror. La violencia empieza mucho antes de la primera paliza. Llega para todos los que viven en una casa cuando el terror se instala en ella. Pensar que un ni?o o ni?a es menos v¨ªctima de la violencia que sufre su madre porque, en vez de recibir tambi¨¦n palizas o presenciarlas, las oye desde la habitaci¨®n de al lado es no entender bien qu¨¦ significa ser v¨ªctima de violencia.
Los ni?os y ni?as son v¨ªctimas directas de la violencia de g¨¦nero, v¨ªctimas de violencia psicol¨®gica y a veces tambi¨¦n f¨ªsica. Una violencia que les obliga a vivir controlando el miedo, une en su coraz¨®n el amor y la violencia, les proporciona una imagen distorsionada y poco realista de su padre y de su madre y les ense?a que las relaciones afectivas no son un lugar seguro sino amenazante.
"No te quedes en casa por tus hijos. ?Vete!", pide a las mujeres una v¨ªctima
Los afectados solicitan a m¨¦dicos y profesores que extremen la alerta
En 2006, el informe publicado por Save the Children evidenci¨® carencias en la atenci¨®n a este colectivo. Han pasado cuatro a?os y es indudable que las instituciones se han implicado en la respuesta a aquella denuncia: las campa?as sociales promovidas, los recursos terap¨¦uticos especializados creados en varias comunidades aut¨®nomas o los programas de formaci¨®n para profesionales son algunos ejemplos de esta respuesta. Pero quiz¨¢ el cambio m¨¢s importante sea el reconocimiento de los ni?os y ni?as como v¨ªctimas de la violencia de g¨¦nero.
Sin embargo, algunas de aquellas carencias siguen siendo una realidad. La coordinaci¨®n, especialmente entre el sistema de protecci¨®n a la mujer y el sistema de protecci¨®n al menor, sigue presentando dificultades evidentes. Ojal¨¢ el protocolo impulsado desde el Ministerio de Igualdad sea una realidad y se implemente con el mismo compromiso demostrado para otras ¨¢reas de esta problem¨¢tica.
La formaci¨®n de profesionales sobre infancia y violencia de g¨¦nero sigue siendo insuficiente y los recursos de atenci¨®n terap¨¦utica especializados, escasos. En el procedimiento judicial tampoco se realiza una evaluaci¨®n sistem¨¢tica de cada n¨²cleo familiar completo, incluyendo a los ni?os y ni?as, antes de la ratificaci¨®n de las medidas cautelares provisionales. Incluso siguen sin existir estudios sistem¨¢ticos sobre la dimensi¨®n de esta problem¨¢tica aunque las cifras que se manejan, demasiado dispares, hablan por s¨ª mismas.
El terror sigue ah¨ª para todas sus v¨ªctimas. Y sigue golpeando nuestras conciencias.
Pepa Horno Goicoechea es consultora en infancia, afectividad y protecci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.