El regreso del futbolista contento

Un s¨¢bado, el 19 de julio de 2003, Ronaldinho Ga¨²cho lleg¨® al aeropuerto del Prat. Le acompa?aba Deisi, su hermana, y le esperaban decenas de periodistas y numerosos aficionados. El Barcelona, el d¨ªa antes, hab¨ªa cerrado un acuerdo con el Par¨ªs Saint-Germain por 27 millones de euros y tres despu¨¦s 30.000 cul¨¦s le dieron la bienvenida en el Camp Nou en el acto de presentaci¨®n. El efecto de su llegada no tard¨® mucho en sentirse: el 3 de septiembre, a la 1.25.28, el sism¨®grafo del Observatorio Fabra, a 4,5 kil¨®metros del estadio, en el Tibidabo, registr¨® un movimiento s¨ªsmico parecido al efecto de un trueno cuando 80.237 espectadores celebraron el primer gol de del brasile?o en el Camp Nou, contra el Sevilla, en la segunda jornada de la Liga 2003-04.

"Creo que hice disfrutar a todos los barcelonistas", escribe en una carta

"Nos pidi¨® la pelota y detr¨¢s de ¨¦l salimos del desierto. Nos sac¨® del pozo", resalta Xavi

El Barcelona, que hab¨ªa empezado a respirar con la llegada a la presidencia de Joan Laporta, no volvi¨® nunca a ser el club triste y empeque?ecido por los ¨²ltimos a?os del nu?ismo y la posterior y lamentable gesti¨®n de Joan Gaspart. Con Ronaldinho se hizo la luz y hasta el Bernab¨¦u se rindi¨® a sus pies el d¨ªa que meti¨® dos goles a Casillas, al que hizo exclamar: "Yo lo flipo". "Ronaldinho devolvi¨® la alegr¨ªa al socio", dijo ayer Puyol, capit¨¢n de un equipo que hoy planea hacer el pasillo a quien vuelve al estadio para jugar el Trofeo Gamper con el Milan.

Estar¨¢ Laporta, invitado por Rosell, el d¨ªa que Puyi levantara la copa que acredita al Bar?a como ¨²ltimo campeon de Liga. El ex presidente azulgrana no olvida: "Ronaldinho devolvi¨® la ilusi¨®n a los barcelonistas de todo el mundo". Jug¨® 198 partidos con el Bar?a, marc¨® 92 goles, gan¨® la Champions en 2006, dos Ligas y dos Supercopas europeas al tiempo que la FIFA le reconoci¨® (2004 y 2005) como mejor jugador del mundo y recibi¨® el Balon de Oro de 2006. Ronaldinho, adem¨¢s, fue padre en Barcelona.

"Ronnie nos pidi¨® la pelota y detr¨¢s de ¨¦l salimos del desierto. Ven¨ªamos de a?os muy duros y nos sac¨® del pozo", sostiene, siempre gr¨¢fico, Xavi. Mientras le acompa?¨® el f¨ªsico, no hubo nadie que parara al brasile?o ya fuera en un regate de el¨¢stica, por su potencia o usando la espalda para liberarse de la defensa y asistir al compa?ero. Puro talento, en su momento de mayor gloria, su f¨²tbol era una sonrisa, as¨ª que se entiende que se definiera as¨ª: "S¨®lo soy un jugador contento".

"El club estaba un poco trist¨®n y ¨¦l ayud¨® a cambiar la din¨¢mica", reconoci¨® ayer Pep Guardiola. "Nunca v¨ª algo semejante hasta su llegada, nunca a un jugador con tanta determinaci¨®n y decisi¨®n para coger el bal¨®n e irse hacia el gol", a?adi¨®, convencido de que el Camp Nou le recibir¨¢ con todos los honores que se merece.

Ayer, en una carta abierta a la afici¨®n difundida por el Bar?a, Ronaldinho se confes¨® feliz: "Quiero aprovechar esta ocasi¨®n para agradecerles todo lo que vivimos juntos a lo largo de las cinco temporadas que estuve defendiendo la camiseta del Barcelona. Seguramente fueron los mejores a?os de mi vida profesional y personal. Creo sinceramente que disfrutamos mucho durante el tiempo que estuvimos juntos. No me gustan las despedidas, prefiero pensar que este va a ser un reencuentro entre amigos y, por qu¨¦ no, el reencuentro de una vieja amistad y de una antigua relaci¨®n. Volver al Camp Nou es muy especial para m¨ª. Siempre ser¨¢ uno de mis estadios de futbol preferidos, donde disfrut¨¦ much¨ªsimo y creo hice disfrutar a todos los cul¨¦s. Un abrazo muy sincero a todos los barcelonistas y, en especial, uno a Sandro Rosell".

A Josep Mar¨ªa Minguella no le debi¨® de extra?ar tanto afecto: "[Ronaldinho] le fue m¨¢s ¨²til a Rosell que a Laporta. Yo traje al Bar?a a tres Ronaldinho y no lo estoy recordando cada d¨ªa", dijo en agosto de 2006, cuando la sonrisa de Ronaldinho empez¨® a perderse en la noche de Barcelona. Entonces, el jugador que fich¨® el vicepresidente Rosell a instancias de Laporta e incluso de Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat, comenz¨® a entrenarse tumbado en una camilla, desapareci¨® la sensaci¨®n de alegr¨ªa que generaba su f¨²tbol y el socio se apiad¨® de aquella sombra de lo que un d¨ªa fue.

Hoy, con la excusa del Trofeo Gamper, el futbolista contento vuelve al lugar donde se hicieron realidad sus sue?os.