El retraso en las ayudas empuja a dependientes a cambiar de regi¨®n
Primeras se?ales del 'turismo' de los ciudadanos para obtener la prestaci¨®n - Algunas comunidades tardan m¨¢s de un a?o en tramitar los expedientes
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La gente ya sabe que gestionar una ayuda para la dependencia en comunidades como Madrid, por ejemplo, le puede llevar m¨¢s de un a?o, un plazo que en otras regiones es mucho m¨¢s corto. Y los dependientes, la gran mayor¨ªa por encima de los 80 a?os, no quieren ni pueden esperar tanto, as¨ª que algunos han decidido empadronarse en otras regiones y formalizar all¨ª todos los tr¨¢mites. Algunos incluso aprovechan las vacaciones en la costa para que los profesionales baremen el grado de dependencia de sus ancianos y m¨¢s adelante hacer un traslado de expediente a la comunidad de origen.
El boca a boca funciona. El que tiene amigos o familiares en Castilla-La Mancha, por ejemplo, sabe que all¨ª las cosas van m¨¢s r¨¢pido que en Valencia, y al que quiere una residencia en Murcia no se le escapa que tendr¨¢ m¨¢s opciones saltando a Almer¨ªa. Si las comunidades que gestionan con menos eficacia no revierten esa situaci¨®n, sus ciudadanos seguir¨¢n y¨¦ndose a otras para que les concedan sus derechos. Se ha iniciado el turismo de la dependencia, una suerte de exilio que huye de la ineficiencia de algunos Gobiernos.
Hay residencias que permiten que los usuariios se empadronen all¨ª
La vacaciones se aprovechan para iniciar los tr¨¢mites fuera
Madrid pone inconvenientes agarr¨¢ndose a una norma anterior
Algunos ancianos vuelven a sus pueblos de origen buscando eficacia
"Primero los empadronan en casa de unos amigos o en un piso en la playa, y una vez que les han valorado y les han comunicado el grado y nivel de su dependencia, trasladan el expediente a la comunidad en la que viven. Eso est¨¢ empezando a ocurrir", dice un trabajador social de Almer¨ªa.
Pulp¨ª es un pueblo almeriense lim¨ªtrofe con Murcia de unos 9.000 habitantes con una residencia de m¨¢s de un centenar de plazas y un centro de d¨ªa. La alcaldesa, Mar¨ªa Dolores Mu?oz, sabe que en el geri¨¢trico hay m¨¢s de un murciano. "Como los ancianos se empadronan es m¨¢s dif¨ªcil detectarlo, y tambi¨¦n hay traslados de expediente", dice, sin ¨¢pice de molestia. Simplemente defiende orgullosa los muchos servicios que tiene su pueblo.
Murcia es la comunidad que concede m¨¢s prestaciones econ¨®micas, por tanto, tener acceso a una plaza de residencia all¨ª es complicado. Los que viven cerca de Almer¨ªa prueban suerte en Pulp¨ª.
En algunos casos, los ciudadanos est¨¢n pagando costosas plazas de residencia a la espera de que llegue la ayuda a la que tienen derecho y les alivie un poco estos pagos. Los empresarios de los geri¨¢tricos saben bien el esfuerzo que hacen estas familias y alguno ha decidido ayudarlas. "Los dependientes est¨¢n en nuestra residencia de Castilla-La Mancha, que pagan de su bolsillo, pero como viven y est¨¢n empadronados en Madrid y la ayuda que han solicitado all¨ª tarda tanto, les empadronamos en la residencia y as¨ª pueden pedirla en esta comunidad, que va m¨¢s r¨¢pido", dice el jefe de este geri¨¢trico, que no quiere identificarse.
El problema es que al rev¨¦s las cosas no funcionan igual, y eso est¨¢ creando cierto malestar en algunas comunidades. Empadronarse en Madrid y pedir una ayuda es m¨¢s complicado. "All¨ª se agarran a una normativa anterior a la Ley de Dependencia y exigen dos a?os de empadronamiento para optar a una residencia y uno para ayuda a domicilio. Eso es desconocer que el grado y nivel que se le otorga a un dependiente debe funcionar en cualquier sitio de Espa?a", dice Gustavo Garc¨ªa, de la Asociaci¨®n Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. "Estamos hablando de derechos subjetivos, que no los hab¨ªa hasta ahora. Cualquier normativa auton¨®mica anterior deja de tener sentido para las personas a las que se les reconozca su grado de dependencia, en cualquier sitio en que eso ocurra", a?ade Garc¨ªa.
La madre de Ram¨®n tiene alzh¨¦imer y, durante alg¨²n tiempo, este madrile?o estuvo considerando llevarla a Toledo a una residencia, o a Ciudad Real y empadronarla all¨ª, como le recomend¨® un amigo. "Pero me pes¨® tener que sacar a mi madre, tan mayor, para llevarla lejos, y sin que estuviera mi padre con ella. Los geriatras me han dicho que necesita una residencia, pero nos han concedido la prestaci¨®n econ¨®mica. Optar a una residencia en Madrid es complicado", dice.
El turismo de la dependencia est¨¢ solo inici¨¢ndose y no avanza m¨¢s porque se trata todav¨ªa de personas muy mayores. "Si esto se produce con grandes dependientes, de escasa movilidad, no quiero pensar qu¨¦ ocurrir¨¢ en 2011, cuando entran en el sistema los dependientes moderados. Estos pueden trasladarse con facilidad a otras regiones, y el problema puede presentar dimensiones preocupantes", avisa Gustavo Garc¨ªa.
Algunos casos cobran tintes dram¨¢ticos. "Hemos tenido ancianos que se vuelven a su pueblo natal a empadronarse, o que nunca dejaron de estar empadronados, para que all¨ª les concedan m¨¢s r¨¢pido la ayuda. Algunos han muerto al poco tiempo. Acaban instal¨¢ndose en la casita del pueblo, que apenas la usaban para vacaciones y que no tiene las condiciones b¨¢sicas para que all¨ª viva un anciano muy enfermo", dice un trabajador social de Albacete, que, como los dem¨¢s, quiere mantenerse en el anonimato.
Se trata de personas que se fueron de j¨®venes a la Comunidad Valenciana a trabajar, como emigrantes. All¨ª criaron a sus hijos y nunca dejaron de vivir all¨ª, pero acaban volviendo a su tierra para que les den pronto la ayuda a la que tienen derecho. La Comunidad Valenciana tampoco es un ejemplo de eficacia al gestionar estas prestaciones.
El mismo trabajador social asegura que algunos ancianos que antes rotaban de una comunidad a otra porque ten¨ªan hijos en las dos han dejado de hacerlo: "Los tr¨¢mites los formalizan todos en Castilla-La Mancha. Si luego van a casa de otros hijos y se reparten las ayudas econ¨®micas, eso no lo sabemos", dice.
"Este asunto nos confirma que, frente a las dificultades de las comunidades en la aplicaci¨®n de la ley, algunas ponen todos los medios y otras, sencillamente, demuestran falta de voluntad. Y no solo perjudican a los ciudadanos, sino que empiezan a crear un problema a otras comunidades, normalmente a las que mejor est¨¢n aplicando la ley, las m¨¢s ¨¢giles en la gesti¨®n. Es muy insolidario", lamenta Gustavo Garc¨ªa.
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