46 alumnas afganas, intoxicadas en un ataque con gas a un colegio de Kabul
El Gobierno contabiliza este a?o 17 actos similares, que atribuye a los talibanes
Un total de 46 alumnas y nueve profesores de una escuela femenina de Kabul tuvieron que ser hospitalizados en la capital afgana tras quedar inconscientes, el mi¨¦rcoles, a causa de un supuesto ataque con gas t¨®xico perpetrado por fundamentalistas isl¨¢micos. Con este, ya son 17 los ataques registrados este a?o contra escuelas femeninas afganas, cinco de ellos en Kabul, seg¨²n el Ministerio de Educaci¨®n.
"Est¨¢bamos en clase cuando de repente percibimos un olor desagradable, todas nos desmayamos y nos llevaron al hospital", declar¨® a un canal de televisi¨®n local una estudiante hospitalizada. El director del hospital Indira Ghandi atribuy¨® la causa a "un gas desconocido" infiltrado en el instituto Totia, situado en el sureste de la capital.
Los autores son grupos contrarios a la escolarizaci¨®n de las mujeres
Mohammad Asif Nang, portavoz del Ministerio de Educaci¨®n, confirm¨® que el estado de las chicas no es grave y dijo que "aunque parece un nuevo caso de gas venenoso", las causas a¨²n se est¨¢n investigando. En los ¨²ltimos meses se han sucedido varios episodios similares, en los que suelen aparecer los mismos s¨ªntomas: mareo, n¨¢useas y dolores de cabeza.
La autor¨ªa suele atribuirse a grupos isl¨¢micos contrarios a la escolarizaci¨®n de las mujeres. El Gobierno afgano, sin embargo, no concreta la responsabilidad de estos actos, y tampoco lo ha hecho esta vez.
"El ministro no lo ha dicho porque est¨¢n negociando con la oposici¨®n y les conviene no mencionar nombres, pero est¨¢ muy claro que son los talibanes o los Hezb-i-Islami", explica desde Kabul Ubaid Ahmad, de la ONG Asistencia Humanitaria para las Mujeres y los Ni?os de Afganist¨¢n (HAWCA, en sus siglas inglesas). Los talibanes, de hecho, han condenado ataques similares en el pasado. Pero tambi¨¦n han incendiado decenas de escuelas, amenazado a profesores y atacado con ¨¢cido a alumnas de escuelas rurales. "El Gobierno ya ha dicho que este a?o cinco millones de ni?os no ir¨¢n a la escuela por problemas de inseguridad", explica Ahmada EL PA?S .
Las v¨ªctimas de estos ataques se recuperan siempre. De hecho, aunque las autoridades no lo confirman, se cree que el gas utilizado es Mallatin, un pesticida utilizado en el campo que, seg¨²n Ahmad, se encuentra f¨¢cilmente en los mercados locales.
Rachel Raid, de Humans Rights Watch, afirma desde Londres que prefiere esperar el resultado de los an¨¢lisis y "no especular". Pero tiene claro que, sea cual sea el m¨¦todo utilizado, lo que m¨¢s da?o hace es "el miedo" que se instala entre las alumnas afganas y sus padres.
Los talibanes prohibieron la escolarizaci¨®n femenina durante su r¨¦gimen en Afganist¨¢n, entre 1996 y 2001. En los ¨²ltimos nueve a?os, seg¨²n Raid, ha aumentado considerablemente el n¨²mero de ni?as que acuden a la escuela primaria. Pero la cifra cae dr¨¢sticamente a partir de los 12 o 13 a?os, una vez alcanzada la pubertad. Seg¨²n Raid, aunque se han construido escuelas y formado a profesores, solo un 4% de las afganas sigue asistiendo a clase a partir de los 15 o 16 a?os. Entre las causas destacan los matrimonios forzosos, pero tambi¨¦n el miedo que muchos padres sienten al enviar a sus hijas adolescentes al instituto. Seg¨²n un informe publicado en julio por Human Rights Watch, "hombres armados sin identificar" han distribuido, desde marzo de 2009, nueve cartas -muchas con s¨ªmbolos talibanes- en escuelas y mezquitas de la provincia de Kunduz (norte). Una de ellas dice: "Ya han sido informados de que queremos que cierren su escuela para no seguir perjudicando a las chicas inocentes y puras bajo este Gobierno no musulm¨¢n [...]. Queremos recordarles que vamos a llevar a cabo lo que decimos y que no pensamos discutirlo. Esta es nuestra ¨²ltima advertencia [...]. Si siguen en la zona, ustedes y sus familias morir¨¢n [...]. Lo mejor ser¨ªa que obedecieran nuestra orden. Depende de ustedes". Esta carta fue recibida en una escuela femenina del norte en febrero de 2010. El centro no se dej¨® amedrentar y, cuatro meses despu¨¦s, segu¨ªa abierto.
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