Un cicl¨®n en el Real
En el sobrio despacho de Gerard Mortier, en el Teatro Real de Madrid, destacan dos piezas de arte, ambas colocadas detr¨¢s del escritorio neocl¨¢sico: un busto en bronce de Beethoven y una reproducci¨®n de un peque?o retrato, no identificable a primera vista, en medio de una pared desnuda. "Es Mozart, obra de un pintor poco conocido conservada en la Galer¨ªa Nacional de Berl¨ªn. Data de 1790, es decir, de un a?o antes de la muerte del compositor, a los 35 a?os. F¨ªjese, parece mucho mayor, el rostro hinchado, los ojos excavados. Un hombre enfermo. A la gente no suele gustarle este retrato, prefiere al Mozart galante convencional, pero esas im¨¢genes suelen datar de 25 a?os despu¨¦s de su muerte, mientras que este es un retrato realizado en vida".
"Mi prioridad ha sido conocer a fondo la casa. Para m¨ª un teatro de ¨®pera es como un piano que hay que afinar"
"Almod¨®var habla del amor, los celos o el incesto con la misma libertad y la brutalidad con que lo hac¨ªa Verdi"
"Creo que no conocer¨¦ de verdad el espa?ol hasta que pueda adentrarme en la poes¨ªa de Lorca"
PREGUNTA. Sobre el busto no caben dudas. ?Qui¨¦n es el autor?
RESPUESTA. Antoine Bourdelle. Me gusta la expresi¨®n de concentraci¨®n de la cara. Denota esfuerzo en el trabajo. Creer en la utop¨ªa genera melancol¨ªa: eso es lo que veo en ese gesto, en el momento de afrontar obras como la Missa solemnis, la Novena o los ¨²ltimos cuartetos de cuerda.
P. En Salzburgo a?adi¨® a su galer¨ªa particular un retrato de Thomas Bernhard, el escritor maldito de la ciudad. ?En Madrid piensa hacer algo parecido?
R. Busco un buen retrato de Garc¨ªa Lorca. Pero a¨²n no es el momento de colgarlo.
Al frente de su primera temporada en el Teatro Real, inaugurada el martes pasado con Eugenio Oneguin, no ha perdido Gerard Mortier un ¨¢pice de la voluntad de escribir el manifiesto pol¨ªtico que ha caracterizado su trayectoria como productor oper¨ªstico -m¨¢s que gestor, un t¨¦rmino demasiado as¨¦ptico en su caso- durante los ¨²ltimos 40 a?os. Esa carrera irrumpi¨®, en efecto, en 1970 con un panfleto contra la ?pera Real de Gante, la ciudad donde naci¨®, el 25 de noviembre de 1943. Desde entonces la pol¨¦mica ha acompa?ado a este flamenco de gestos suaves y mirada penetrante y p¨ªcara.
Resumen acelerado de un viaje europeo que ahora ha recalado en Madrid (estaci¨®n t¨¦rmino, asegura ¨¦l): asistente del director Christoph von Dohnanyi y el compositor Rolf Liebermann en Alemania, entre 1973 y 1979; director del teatro La Monnaie de Bruselas, entre 1981 y 1992 (multiplic¨® por siete el n¨²mero de abonados, de 2.000 a 14.000); director del Festival de Salzburgo entre 1992 y 2001; creador e impulsor de la Trienal del Ruhr, entre 2002 y 2004; director de la ?pera de Par¨ªs, entre 2004 y 2009 (de nuevo, ¨¦xito de p¨²blico: ocupaci¨®n del aforo de un 92%, descenso sensible de la edad media de los espectadores); en 2007 fue nombrado director de la ?pera de Nueva York para el periodo 2009-2015, pero renunci¨® al cargo al a?o siguiente por recortes presupuestarios; el contrato con el Real le compromete hasta 2015.
Dicho en modo m¨¢s sint¨¦tico de cuanto precede: es una referencia imprescindible para la ¨®pera en este cambio de siglo.
Gerard Mortier se expresa todav¨ªa en un castellano vacilante que le obliga a cambiar al franc¨¦s cuando quiere matizar. Su lengua materna es la neerlandesa, pero piensa en alem¨¢n, la lengua en la que ha estudiado. No tardar¨¢ en dominar la de su nuevo pa¨ªs de acogida: la estudia intensivamente desde que se instal¨® en Madrid a finales del a?o pasado, y durante la entrevista mantiene a mano un diccionario que consulta compulsivamente. Lleva la tenacidad escrita en el rostro.
P. A su llegada dijo que pretend¨ªa realizar una inmersi¨®n en la cultura espa?ola. ?Qu¨¦ ha visto, escuchado o le¨ªdo en este tiempo?
R. No mucho, la verdad. Desde que llegu¨¦ al Real he tenido poco tiempo. Mi prioridad ha sido conocer a fondo la casa. Para m¨ª un teatro de ¨®pera es como un piano que hay que afinar. He estado hablando con todos los colaboradores, observando c¨®mo trabajan y solo despu¨¦s cambiando cosas que me parecen necesarias. Por ejemplo, el coro. La verdad es que he estado encerrado aqu¨ª y solo una vez he podido ir al Prado a ver la obra de Ghirlandaio. He visto tambi¨¦n algunas exposiciones en el Reina Sof¨ªa. A¨²n tengo pendientes los impresionistas, por ejemplo.
P. Usted ya estaba familiarizado, sin embargo, con la cultura espa?ola.
R. Bueno, soy un flamenco de Gante, como Carlos V, de modo que conozco bien esa figura y la de Felipe II. Por cierto, El Escorial me crea un desasosiego que no puedo explicar. ?Es una arquitectura m¨¢s calvinista que la del Norte! S¨¦ bastante menos qu¨¦ ocurre despu¨¦s de los Habsburgo. Me he propuesto profundizar en el siglo XIX. Pero d¨¦jeme a?adir que mi relaci¨®n con Espa?a tambi¨¦n tiene otras ra¨ªces. Yo estudi¨¦ desde los ocho a?os con los jesuitas, y aunque los jesuitas belgas son muy diferentes de los espa?oles (est¨¢n m¨¢s revolucionados que aqu¨ª, mantienen fuertes discrepancias con el Vaticano), estudiando la historia espa?ola reconozco cosas de mi formaci¨®n que no imaginaba. En el ¨²ltimo a?o de bachillerato tuve a un tutor que marc¨® profundamente mi carrera, algo muy t¨ªpico de la Compa?¨ªa. Con ¨¦l, en 1971, le¨ª a Sartre, Camus o B¨¹chner, autores poco conocidos en ese ambiente. Aprend¨ª a no aceptar nada sin antes establecer la tesis, contraponer la ant¨ªtesis y finalmente elaborar la s¨ªntesis. Curiosamente, los profesores de aquellos a?os no quer¨ªan que ley¨¦ramos a san Ignacio, lo consideraban peligroso para los j¨®venes por sus visiones.
P. Habr¨¢ notado que en Espa?a falta esa cultura cat¨®lica de pesos pesados con figuras como Albert Camus, Georges Bernanos o Paul Claudel.
R. Es as¨ª y hay que aceptarlo. Pero la cultura contempor¨¢nea espa?ola es muy potente. Como sabe, he colaborado con artistas como Eduardo Arroyo, Agust¨ªn Ibarrola, Jaume Plensa, La Fura dels Baus, Llu¨ªs Pasqual o Nuria Espert. Conozco tambi¨¦n a bastantes j¨®venes compositores: Mauricio Sotelo, S¨¢nchez-Verd¨², Alberto Posadas, etc¨¦tera. En literatura voy m¨¢s flojo: he le¨ªdo a Octavio Paz, Vargas Llosa y Carlos Fuentes, los dos ¨²ltimos asiduos visitantes de Salzburgo. Tengo pendientes a dos autores espa?oles: Enrique Vila-Matas y Miguel Delibes. Pero lo que no conozco tan bien de Espa?a es el otro lado: el mundo ¨¢rabe. Me interesa mucho esa confluencia. He tenido la suerte de tener tres amigos fundamentales para m¨ª: Edward Said; George Steiner, al que admiro mucho pero del que me he distanciado, porque me decepcion¨® que no aceptara mi amistad con Said, y el poeta sirio Adonis. Con ¨¦l tuve la sensaci¨®n por primera vez de entender algo de esa gran cultura.
P. ?Cree que se conoce bien la cultura espa?ola en Europa?
R. Se conoce poco y mal, y ah¨ª creo que tengo un trabajo por realizar que me ilusiona especialmente. He detectado que en Espa?a la gente se siente un poco de segunda y no lo entiendo. Es una cultura fundamental para comprender la europea. Ahora empiezo a entender por qu¨¦ Nietzsche amaba tanto la figura de Carmen y la zarzuela. Soy un hombre del Norte fascinado por descubrir el Sur.
P. Usted es un europe¨ªsta convencido, pero en Espa?a se habla muy poco de Europa. Lo observar¨¢ en las elecciones que se celebrar¨¢n pr¨®ximamente.
R. Espa?a no es una excepci¨®n en eso. Es el gran error de los pol¨ªticos actuales: lo ¨²nico que nos puede salvar es justamente Europa y todo el trabajo que me dispongo a hacer aqu¨ª va en esa direcci¨®n. Esta es la raz¨®n, por ejemplo, de programar en esta primera temporada en Madrid el Mahagonny de Weill-Brecht o una ¨®pera del polaco Szymanovski. En Espa?a, Europa no interesa mucho, pero al menos no hay un sentimiento antieuropeo como en Austria o Dinamarca. Hablar¨ªa m¨¢s bien de indiferencia, como si los Pirineos aislaran, y no lo entiendo, porque desde los siglos XI y XII esas monta?as no fueron nunca una barrera. A m¨ª me obsesiona la idea de la personalidad europea de Espa?a, una personalidad articulada desde diferentes culturas: la castellana, la vasca, la catalana, la celta, la ¨¢rabe. La nacionalidad espa?ola es profundamente europea porque se compone de un mosaico de culturas europeas.
P. Tambi¨¦n podr¨¢ constatar que en este pa¨ªs no queda rastro del pensamiento federalista, del que usted es un defensor encallecido.
R. Espa?a es todav¨ªa una democracia muy joven. He notado cierta crispaci¨®n en el discurso pol¨ªtico, similar a la que enfrenta a republicanos y dem¨®cratas en Estados Unidos. Pero tengo una enorme confianza en el futuro espa?ol.
P. Hablaba antes de su formaci¨®n cat¨®lica. Al cierre de esta primera temporada ha programado San Francisco de As¨ªs, de Olivier Messiaen, que constituye probablemente el t¨ªtulo m¨¢s emblem¨¢tico de su carrera.
R. Es posible. Lo estren¨¦ en Salzburgo en 1992, con direcci¨®n esc¨¦nica de Peter Sellars y musical de Kent Nagano, pocos meses despu¨¦s de la muerte del compositor. Luego lo program¨¦ en el Ruhr, en una nueva producci¨®n de Emilia e Ilya Kabakov, que es la que se ver¨¢ en la Caja M¨¢gica de Madrid. Ah¨ª est¨¢ concentrada toda la m¨²sica del siglo XX con un gran sentido pedag¨®gico. Las lecciones de Messiaen sobre Stravinski, los conciertos para piano de Mozart o P¨¦lleas et M¨¦lisande de Debussy marcaron a una generaci¨®n de m¨²sicos como Kent Nagano o Sylvain Cambreling. No hay un compositor que haya sido a la vez un hombre de ciencia como lo fue ¨¦l, con una curiosidad ilimitada. Siendo ya mayor, se fue a Nueva Caledonia a grabar el canto de un p¨¢jaro que no conoc¨ªa y que luego utiliz¨® para la voz del ¨¢ngel en la ¨®pera. Es incre¨ªble. Y todo ello asentado sobre una fe sin fisuras. Una vez le pregunt¨¦ si ¨¦l, que tanto se hab¨ªa interesado por el cosmos y por los avances cient¨ªficos, no ten¨ªa ganas de subirse a una nave espacial. Y me contest¨® que no, porque cuando muriera podr¨ªa visitar esos planetas tantas veces como quisiera. Era un hombre de una ingenuidad y una fe conmovedoras.
P. Apertura a nuevos p¨²blicos, la ¨®pera como experiencia espiritual son motivos centrales de su carrera en los que sigue insistiendo, con la figura de Mozart y el repertorio contempor¨¢neo como puntas de lanza.
R. Mozart es para m¨ª el centro de la ¨®pera, un compositor muy pr¨®ximo, m¨¢s de lo que se suele pensar, a los postulados de la Revoluci¨®n Francesa. Esta temporada veremos Las bodas de F¨ªgaro, donde eso est¨¢ muy presente con la burla que sufre el conde durante toda la obra, aunque al final F¨ªgaro le ayuda a salir airoso del trance, en este sentido, es integrador. El car¨¢cter contestatario del compositor se apreciar¨¢ m¨¢s en el Cos¨¬ fan tutte, dirigido por Michael Haneke [el director de La cinta blanca, que ya mont¨® Don Giovanni con Mortier], que programar¨¦ hacia el final de mi estancia en Madrid. Me interesa comunicar la espiritualidad profunda de Mozart, que no es para nada un artista adolescente, como a veces se considera. A m¨ª tambi¨¦n me ha ocurrido: cuando te propones romper con cierta tradici¨®n, enseguida te toman por un enfant terrible. Bueno, a m¨ª me gusta el vino y pas¨¢rmelo bien con los amigos, pero creo en la espiritualidad, una espiritualidad que en el caso de Mozart es profundamente europea: su orquesta es alemana; el canto, italiano, y su pensamiento, franc¨¦s, muy pr¨®ximo a Voltaire.
P. ?Llegar¨¢ a colaborar con Almod¨®var, como desea?
R. Le he visto dos veces y me har¨ªa mucha ilusi¨®n, pero no lo s¨¦. Me gustar¨ªa convencerle de que podr¨ªamos montar un gran Falstaff, ¨®pera en que las mujeres tienen un papel muy destacado. Me ha prometido reflexionar sobre ello. Un montaje as¨ª ser¨ªa mi mejor despedida de Madrid. Almod¨®var es el Verdi espa?ol contempor¨¢neo, sus historias son muy populares y a la vez profundas. Habla del amor, los celos o el incesto con la misma libertad y la brutalidad con que lo hac¨ªa Verdi.
P. Perdone, pero ?a qu¨¦ espera para colgar en su despacho el retrato de Garc¨ªa Lorca?
R. A poder leer su poes¨ªa en castellano. Cuando Llu¨ªs Pasqual llev¨® a Par¨ªs El p¨²blico lo intent¨¦, pero me falt¨® un mayor dominio de la lengua. Por cierto, con Mauricio Sotelo nos hemos propuesto estrenar una ¨®pera nueva sobre esta obra en 2015. De la misma manera que no consider¨¦ que conoc¨ªa bien el franc¨¦s hasta que pude leer a Proust y Maeterlinck, ahora creo que no conocer¨¦ de verdad el espa?ol hasta que pueda adentrarme en la poes¨ªa de Lorca. Entonces colgar¨¦ su retrato. Conf¨ªo en que sea en un par de a?os.
Dramaturgia de una pasi¨®n. Gerard Mortier. Akal. Madrid, 2010. 160 p¨¢ginas. 21,15 euros. La presentaci¨®n tendr¨¢ lugar el pr¨®ximo 14 de septiembre en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, en la sala Mar¨ªa Zambrano a las 12 horas.
En los or¨ªgenes de La Fura
Gerard Mortier ha estado en los or¨ªgenes de la apabullante carrera l¨ªrica de La Fura dels Baus desde su puesta de largo en Salzburgo con La condenaci¨®n de Fausto, de Gounod, a finales de los a?os noventa. A partir del d¨ªa 30 de este mes podr¨¢ verse en el Teatro Real una nueva producci¨®n del t¨¢ndem Fura-Mortier, Ascenso y ca¨ªda de la ciudad de Mahagonny. De nuevo una obra del siglo XX con voluntad de manifiesto pol¨ªtico en busca de nuevos espectadores. "Para m¨ª la ¨®pera no es un entretenimiento, sino un lugar de encuentro del arte", se?ala el director art¨ªstico.
Los p¨¢jaros de Messiaen
La ¨®pera
San Francisco de As¨ªs, que combina lib¨¦rrimamente estilos con un profundo mensaje ¨¦tico, ha constituido una suerte de manifiesto pol¨ªtico en la carrera de Mortier. El director belga quiere convertir las representaciones en la Caja M¨¢gica de Madrid en una "experiencia espiritual". "Un poco como asistir a una Tetralog¨ªa en Bayreuth, vas al teatro a pasar toda la tarde. El p¨²blico entrar¨¢ con luz de d¨ªa y saldr¨¢ de noche". La versi¨®n del matrimonio Kabakov es, en opini¨®n de Mortier, "muy fiel a los colores de Messiaen, sobre los cuales ¨¦l ten¨ªa ideas muy precisas. No le gustaba el amarillo. En cambio, el violeta le parec¨ªa muy sensual".
Wernicke, director tot¨¦mico
La carrera del director de escena Herbert Wernicke (Auggen, 1946-Basilea, 2002) corre pareja a la de Gerard Mortier desde que este le encargara un Anillo del Nibelungo para La Monnaie, estrenado en el a?o 1991. En la etapa salzburguesa Wernicke dirigi¨® en a?os sucesivos Boris Godunov (direcci¨®n musical de Abbado), El caballero de la rosa (direcci¨®n musical de Maazel) y un sensacional Fidelio (direcci¨®n musical de Solti). Hombre de visiones dramat¨²rgicas radicales, Herbert Wernicke constitu¨ªa otra de las patas del Manifiesto Mortier hasta su repentina desaparici¨®n, a los 56 a?os, en 2002.
Haneke, relevo del siglo XXI
El gran agitador de la escena l¨ªrica europea se sac¨® de la manga en Par¨ªs, en 2006, un controvertido Don Giovanni, firmado por el cineasta Michael Haneke, multipremiado por su pel¨ªcula La cinta blanca. Ahora Haneke prepara para una pr¨®xima temporada madrile?a Cos¨¬ fan tutte. "Esta ¨®pera, que aparentemente proclama la libertad sexual, en realidad subraya que no hay amor sin dolor", advierte Mortier. El Don Giovanni parisiense acababa con un ba?o de sangre del seductor, ejecutado por do?a Elvira, que levant¨® contestaciones. Habr¨¢ que ver c¨®mo resuelve Haneke el nuevo reto. Pero eso no ser¨¢ antes de un par de a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.