"En Ir¨¢n no habr¨¢ otra revoluci¨®n, ser¨¢ una evoluci¨®n"
Orgullosa de ser iran¨ª, de su cultura y de su "rica cocina", Afsan¨¦ Bassir-Pour (Teher¨¢n, 1956) elige el men¨² para las dos y reprende al mesero por no tener la t¨ªpica fuente de hierbas frescas con que se acompa?a todo ¨¢gape en Ir¨¢n. El delicioso labu (yogur con remolacha) la reconcilia pronto con el restaurante.
Desde los 11 a?os, Afsan¨¦ estudi¨® en internados de Reino Unido y Suiza, pero en 1975 decidi¨® volver a Ir¨¢n para licenciarse en literatura inglesa por la Universidad de Teher¨¢n. La situaci¨®n pol¨ªtica era tan agitada en esos a?os que sus primeros trabajos, en 1977, fueron en la radio y como int¨¦rprete de Peter Jennings, entonces corresponsal en Oriente Pr¨®ximo de la cadena de televisi¨®n estadounidense ABC. Unas vacaciones en Mallorca y la invasi¨®n de su pa¨ªs por Irak, el 16 de septiembre de 1980, marcaron definitivamente su destino. Afsan¨¦ se encontr¨® en Par¨ªs sin posibilidad de volver a Ir¨¢n porque el espacio a¨¦reo estaba cerrado. Decidi¨® entonces empezar una nueva vida.
La jefa en Europa de Informaci¨®n de la ONU hace campa?a contra el hambre
Cuando se le pregunta sobre la gran campa?a desatada en el mundo para impedir la lapidaci¨®n de Sakineh Ashtian¨ª, dispara de inmediato que quiere hacer un llamamiento al Ejecutivo iran¨ª para que interceda por ella ante los jueces. "Las autoridades iran¨ªes pueden hacerlo aunque el sistema judicial ya haya decidido", afirma. Bassir-Pour, que se declara "totalmente en contra de la pena de muerte", est¨¢ convencida de que, "al igual que en otros pa¨ªses, solo una muy peque?a minor¨ªa iran¨ª puede querer el horrendo castigo de la lapidaci¨®n".
Tal vez animada por la exquisita ternera con hierbas y lim¨®n desecado que come con deleite, se declara optimista sobre el futuro de su pa¨ªs. "En Ir¨¢n no habr¨¢ otra revoluci¨®n, sera una evoluci¨®n desde dentro hacia la democracia y la apertura. La s¨®lida sociedad civil con la que ya cuenta ser¨¢ el sost¨¦n para ello".
Adopt¨® la nacionalidad francesa, pero cuando a?os m¨¢s tarde se cas¨® con un m¨¦dico franc¨¦s, en contra de las costumbres de ese pa¨ªs, decidi¨® mantener su apellido iran¨ª. "No me habr¨ªa reconocido, adem¨¢s entonces era periodista y firmaba con mi nombre de soltera, por eso prefer¨ª no cambiarlo".
Proclama sin ambages su pasi¨®n por Nueva York, donde aprendi¨® los entresijos de las Naciones Unidas durante los 16 a?os que trabaj¨® all¨ª para el diario franc¨¦s Le Monde y para el programa de CNN Diplomatic License, cerca de la inmunidad diplom¨¢tica y de lo que se cocinaba en los despachos de la ONU. "En esos a?os con CNN [1992-2004] aprend¨ª mucho sobre la vanidad humana porque todos quer¨ªan salir en la televisi¨®n", afirma divertida.
Le Monde tuvo casi que sacarla con una gr¨²a de Nueva York y la envi¨® a Ginebra para seguir ocup¨¢ndose de la ONU. "Evidentemente no era lo mismo, y aunque me interes¨® mucho la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), no consegu¨ª convencer a mis jefes de que me dieran un espacio fijo para explicar de forma comprensible la importancia que la OMC, el comercio, tiene en nuestras vidas".
No le supuso un gran esfuerzo cruzar la puerta cuando en 2006 la ONU la invit¨® a dirigir la informaci¨®n en Europa Occidental, y estos d¨ªas ha defendido en Madrid su campa?a m¨¢s ambiciosa: la lucha contra el hambre.
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