El sol que m¨¢s calienta
Hasta hace nada, las gentes que visitaban Valencia o los amigos lejanos que te preguntaban sol¨ªan destacar tres cosas de nuestra Comunidad. Por un lado, c¨®mo no, admit¨ªan envidiar nuestro sol, el sol que m¨¢s calienta, la feracidad y el bienestar mediterr¨¢neos. Vamos, lo de siempre: que esa agradable temperatura es un t¨®nico para el alma, que esa luz cegadora es una fiesta para los sentidos. El cromatismo valenciano, tan propio de Joaqu¨ªn Sorolla, da alegr¨ªa de vivir, ?no?
Por otro lado, algunos interlocutores dec¨ªan sorprenderse de la prosperidad edilicia, de la construcci¨®n imparable, algo que despertaba asombro entre propios y extra?os. ?De d¨®nde sale tanto dinero? ?Sois millonarios o qu¨¦? El ingenio valenciano, contest¨¢bamos: o ¨¦ramos ricos o cre¨ªamos serlo o esper¨¢bamos serlo...
La verdad es que uno no sab¨ªa muy bien qu¨¦ responder. ?El clima? Pues el clima no es tan benigno, nos excus¨¢bamos: el bochorno nos sofoca durante semanas. ?La edificaci¨®n? Hay muchas urbanizaciones horripilantes -reconoc¨ªamos-, fruto frecuente de la rapacidad, del apetito capitalista, tambi¨¦n bochornoso.
Al final, como particularidad valenciana, te preguntaban igualmente por las mujeres que en esta tierra se dedicaban a la pol¨ªtica. El ejemplo siempre era Rita Barber¨¢. Vuestra alcaldesa, tan expansiva y tan efusiva, ?de d¨®nde saca tantas energ¨ªas?, te interrogaban. Una y otra vez deb¨ªas responder vaguedades sin saber muy bien cu¨¢l era la causa de tanto br¨ªo, de tanto arranque personal y de tanto arrastre electoral. ?Quiz¨¢ unas gotitas de populismo?
Acabo de enterarme de que Carmen Alborch no repetir¨¢ como candidata socialista a la alcald¨ªa de Valencia. Es una mujer resuelta que sabe esforzarse cuando se entusiasma. Ahora ha anunciado su retiro como regidora. Por un lado, no me alegra la decisi¨®n, pues perdemos como contrincante a una experimentada pol¨ªtica. Alguien podr¨ªa interpretar ese hecho como un triunfo del aparato partidista: tendr¨ªamos as¨ª a una ex ministra que se acobarda ante el posible fracaso. Yo no lo creo.
Por otro lado, como ciudadano, he de admitir que me satisface su retirada, ya que con esa decisi¨®n Carmen Alborch reconoce no ser imprescindible. ?Volver¨¢ a su c¨¢tedra universitaria? Podr¨ªa hacerlo, s¨ª: tiene empleo y su porvenir no depende del cargo. ?Podr¨ªa regresar Rita Barber¨¢? O, cambiando de g¨¦nero, ?podr¨ªa hacerlo Francisco Camps? Me refiero a lo de volver a su propio trabajo. Hay candidatos que perseveran en el puesto crey¨¦ndose arraigados, como los ¨¢rboles. Hay partidos que se acomodan dejando crecer las malas hierbas, amodorrados o cegados por el sol que m¨¢s calienta. Y hay ciudadanos que no se dejan deslumbrar por los reclamos florales, digo electorales. Son otros los que est¨¢n o estar¨¢n a la sombra.
http://justoserna.wordpress.com
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