Conciencia cr¨ªtica de la Iglesia y de la sociedad
Hace 30 a?os un grupo de te¨®logos y te¨®logas y de movimientos cristianos de base iniciamos en Espa?a una aventura tan apasionante como incierta: la convocatoria de un congreso sobre "Teolog¨ªa y Pobreza". Era apasionante porque pretend¨ªamos responder con seriedad y sin demagogias a los desaf¨ªos que nos planteaba la realidad espa?ola y mundial, ¨¦tica y religiosa, pol¨ªtica y social. Uno de esos desaf¨ªos, quiz¨¢ el que m¨¢s influy¨® en la puesta en marcha de esta iniciativa, era el proceso de involuci¨®n eclesi¨¢stica que empezaba a incubarse en la Iglesia cat¨®lica y que amenazaba con dar al traste con el esp¨ªritu renovador del concilio Vaticano II y con las experiencias liberadoras del cristianismo. Otro, no menos importante, era la necesidad de apoyar el proceso de transici¨®n que est¨¢bamos viviendo en Espa?a y de combatir el desencanto que empezaba a apoderarse de la sociedad espa?ola ante la lentitud del cambio pol¨ªtico y la desatenci¨®n a los sectores m¨¢s vulnerables de la sociedad. El tercer desaf¨ªo era crear un espacio de formaci¨®n socio-teol¨®gica que compaginara arm¨®nicamente la teor¨ªa y la praxis del cristianismo liberador y de revitalizaci¨®n de movimientos cristianos comprometidos en el mundo de la solidaridad y en la construcci¨®n de una Iglesia democr¨¢tica.
Los congresos de Teolog¨ªa son la prueba de que es posible un cristianismo sin censura
La incertidumbre desapareci¨® el mismo d¨ªa del inicio del congreso al contar con una inscripci¨®n de cerca de 1.700 personas, que desbordaron las m¨¢s optimistas previsiones y nos oblig¨®, la misma tarde de la inauguraci¨®n, a buscar un local m¨¢s espacioso que acogiera a tantos participantes y no frustrara las expectativas de cientos de personas que ven¨ªan de toda Espa?a y del extranjero. Esto suced¨ªa en septiembre de 1981.
De entonces para ac¨¢ el congreso de Teolog¨ªa no ha faltado a la cita ni un solo a?o. As¨ª hemos llegado a la trig¨¦sima edici¨®n. Tan largo e ininterrumpido recorrido constituye la mejor prueba del acierto de aquella iniciativa, es un signo innegable de vitalidad del cristianismo cr¨ªtico y posee una significaci¨®n socio-cultural que trasciende el entorno religioso. Y ello a pesar de la activa oposici¨®n de la jerarqu¨ªa cat¨®lica y del acoso militante de los sectores integristas, que no han conseguido hacer mella ni en las organizaciones convocantes -algunas pertenecientes a la Acci¨®n Cat¨®lica y a congregaciones religiosas-, cada vez m¨¢s numerosas, ni en los congresistas, que con una ininterrumpida asiduidad vienen participando.
Los congresos de Teolog¨ªa son lugares de encuentro de cristianos identificados con la reforma de la Iglesia y con la teolog¨ªa de la liberaci¨®n. Son tambi¨¦n un espacio abierto a personas no creyentes que valoran positivamente el car¨¢cter emancipatorio del cristianismo y defienden la laicidad del Estado y de sus instituciones frente a la tendencia confesional de la jerarqu¨ªa cat¨®lica y al miedo de los diferentes Gobiernos a las reacciones de esta. Durante estos 30 a?os los congresos se han convertido en conciencia cr¨ªtica de la sociedad y de la Iglesia en tiempos de pensamiento ¨²nico, de instalaci¨®n en el orden establecido y de neoconservadurismo eclesial. Son ejemplo de libertad de conciencia y de libertad religiosa, ejercicio pr¨¢ctico de los derechos humanos sin cortapisas y lugar de acogida de los te¨®logos represaliados por la jerarqu¨ªa. Son la mejor prueba de que es posible un cristianismo sin censura. Me atrevo a decir que estamos ante uno de los pocos espacios de palabra libre y de pensamiento cr¨ªtico que existen hoy en la Iglesia cat¨®lica.
Pero la originalidad de los congresos radica en su car¨¢cter universal e intercultural, que los convierten en puente de comunicaci¨®n y de di¨¢logo entre culturas, religiones, continentes. Junto a te¨®logos e intelectuales espa?oles intervienen expertos europeos, africanos, latinoamericanos y a veces asi¨¢ticos, que cuestionan el etnocentrismo europeo, aportan la visi¨®n cr¨ªtica desde el Sur e interpelan al Primer Mundo.
Los congresos han cambiado el modo de hacer teolog¨ªa. Parten del an¨¢lisis de la realidad que corre a cargo de especialistas en las diferentes disciplinas: cient¨ªficos sociales, fil¨®sofos, historiadores, juristas, polit¨®logos, antrop¨®logos. Contin¨²an las comunicaciones de experiencias alternativas. Sigue el juicio cr¨ªtico sobre la realidad desde una perspectiva ¨¦tico-liberadora. Finalmente se hacen propuestas orientadas a la praxis, una praxis transformadora de las personas y de las estructuras sociales, econ¨®micas, pol¨ªticas y religiosas.
Desde hace 15 a?os se celebran en la sede de Comisiones Obreras de Madrid-Regi¨®n. No es este un dato irrelevante. Trat¨¢ndose de un encuentro de cristianos, de te¨®logos, de movimientos, lo propio ser¨ªa que tuviera lugar en alg¨²n local de la Iglesia cat¨®lica. ?Por qu¨¦ entonces celebrarlo en la sede de un sindicato laico y de clase? La respuesta es simple: porque las autoridades eclesi¨¢sticas no permiten hacerlo en sus locales. Es una prueba m¨¢s de la falta de libertad de expresi¨®n, reuni¨®n y asociaci¨®n que reina en la Iglesia cat¨®lica. La hospitalidad, regla fundamental de humanizaci¨®n y principio ¨¦tico de las religiones, parece haber cambiado de lugar social y ha pasado a los movimientos sociales.
Juan Jos¨¦ Tamayo es secretario general de la Asociaci¨®n de Te¨®logos y Te¨®logas Juan XXIII. Su ¨²ltimo libro es En la frontera. Cristianismo y laicidad, Editorial Popular, 2010.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.