Abarrote en el armario de la aldea
Los homosexuales del rural gallego empiezan a reivindicar su orgullo, pero los prejuicios hacen que la mayor¨ªa huya o decida esconder por siempre su condici¨®n
Este a?o, el Xantar pola Visibilidade Homosexual no Rural se iba a celebrar en Pi?or. La organizaci¨®n quer¨ªa homenajear a dos vecinos, ya mayores, que durante d¨¦cadas sufrieron persecuci¨®n por el hecho de quererse. "El anterior alcalde les lleg¨® a cortar la luz s¨®lo porque eran pareja", comenta Fito Ferreiro, coordinador del grupo LGTB (Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales) del PSOE en Galicia, "pero ahora, despu¨¦s de los cambios en el Ayuntamiento, al fin viven tranquilos". Por eso, en el ¨²ltimo momento, LGTB decidi¨® buscarse otra localidad, Castrelo de Mi?o. Quiz¨¢s era demasiado pronto y en Pi?or pod¨ªan abrirse las viejas heridas.
El armario rural est¨¢ a reventar. La mayor¨ªa disimula de por vida o escapa a ciudades que casi nunca son Ourense y Lugo. Hace falta algo m¨¢s de qu¨®rum para sentirse libre, "y en Galicia s¨®lo se puede encontrar en Vigo, A Coru?a o Santiago", donde hay m¨¢s visibilidad y algunos locales de ambiente. "En el rural, y m¨¢s en las villas medianas que en las aldeas, manda la ley del silencio. Est¨¢n los que se mueren sin querer saber que son homosexuales", asegura Ferreiro. Y "hay much¨ªsimos que llevan c¨®modamente una doble vida", comenta Juan Carlos Beceiro, ganadero y militante del orgullo gay desde que hace un a?o sali¨® del armario "a lo grande, anunci¨¢ndolo por la TVG" en Monterroso. "En el pueblo pasean con la mujer y los hijos, y luego van a buscarse sus historias a determinados puntos de encuentro". Los j¨®venes, para conocer gente, recurren a internet, pero "los de mediana edad o m¨¢s" utilizan otros m¨¦todos m¨¢s tradicionales, como, por ejemplo, "un molino abandonado que hay en Lal¨ªn, un ¨¢rea de servicio de Coir¨®s, o los propios ba?os de la estaci¨®n de A Coru?a".
Muchos "se mueren sin reconocerlo", o eligen llevar "una c¨®moda doble vida"
"Yo tambi¨¦n hac¨ªa comentarios hom¨®fobos para no sentirme marginado"
En Ourense y Lugo son mayor¨ªa los matrimonios entre mujeres
"El anterior alcalde les cort¨® la luz s¨®lo por el hecho de vivir en pareja"
Beceiro no tiene conciencia del momento en que se dio cuenta de su condici¨®n. Su familia lo intern¨® en las monjas de Monterroso a los cuatro a?os y "desde siempre" se dedic¨® a fingir lo que no era. "Como no tengo pluma, pocos amigos de la pandilla lo sab¨ªan. Y cuando hac¨ªan bromas y comentarios hom¨®fobos, yo tambi¨¦n los hac¨ªa para no sentirme marginado". El primer Xantar pola Visibilidade, en 2009, fue en buena parte cosa suya, y por ¨¦l se celebr¨® en Monterroso. Aprovech¨® la ocasi¨®n para abandonar el ropero y conoci¨® adem¨¢s a su pareja actual, el m¨²sico Manu Clavijo. Se fue a vivir con ¨¦l a A Coru?a. A¨²n as¨ª, todav¨ªa despu¨¦s, para conseguir trabajo en una cooperativa agraria de Betanzos, el ganadero ocult¨® su tendencia sexual, y hoy mucha gente sigue pregunt¨¢ndole si tiene novia. Otros le "retiraron el saludo" de por vida. En septiembre del a?o que viene, cuando ¨¦l tenga 34, la pareja planea casarse.
En 2009, en Galicia, contrajeron matrimonio 92 parejas homosexuales. En A Coru?a fueron 46 (31 enlaces de hombres y 15 de mujeres); en Pontevedra, 29 (18 masculinos y 11 femeninos); en Ourense, nueve y en Lugo ocho. En estas dos ¨²ltimas provincias, curiosamente, ganaron las bodas entre lesbianas (seis en cada caso). Los matrimonios entre personas del mismo sexo s¨®lo suponen el 0,85% de todos los enlaces y, sin embargo, el porcentaje de poblaci¨®n homosexual que est¨¢ m¨¢s com¨²nmente aceptado es el del 10%. La inmensa mayor¨ªa de los que quieren casarse lo hacen en las ciudades, y a pesar de eso, lo normal es que no les vaya nadie a la ceremonia. Algunos, por poner tierra de por medio, hasta se van a Madrid a casar. "Pedro Zerolo", dice Fito Ferreiro, "cuenta que lo normal es que a las bodas acudan s¨®lo los novios y dos testigos. La gente todav¨ªa se casa en secreto".
Los xantares por la visibilidad que organiza el PSdeG est¨¢n sirviendo para que algunos vecinos que viv¨ªan fingiendo decidan salir a la luz. "Unos d¨ªas despu¨¦s de la fiesta, siempre te llama alguien del pueblo o llegan correos electr¨®nicos", explica Ferreiro, que reconoce que precisamente los pol¨ªticos no dan ejemplo en este asunto. "La mayor¨ªa de los pol¨ªticos se quedan dentro del armario, y eso es tanto en el rural como en la ciudad". Los grupos m¨¢s vulnerables, de todas formas, son las mujeres y los adolescentes. Las lesbianas no suelen elegir la doble vida, "lo que hacen es quedarse en casa", cuidando a sus mayores. La huida a la ciudad es m¨¢s propia de los varones, aunque, seg¨²n Ferreiro, haya una ciudad que en los ¨²ltimos tiempos est¨¦ experimentando un incremento notable del n¨²mero de lesbianas. "Es Ferrol, y gracias a la Armada".
"La mayor¨ªa de los suicidios de adolescentes" se deben a la incapacidad de los chicos de sobreponerse a la homofobia de sus compa?eros. "Es una tendencia que habr¨ªa que romper con charlas en los colegios", defiende el coordinador de LGTB. Un sufrimiento que llega al extremo en el caso de los transexuales. "El protocolo que hizo el Gobierno para atender estos casos no lleg¨® a los m¨¦dicos", y menos a los del rural. "Conocemos a un chaval de Valdeorras que s¨®lo desea cumplir 18 a?os para escaparse a Ourense. Cree que all¨ª alg¨²n m¨¦dico le solucionar¨¢ su problema, pero es que en Ourense tampoco hay m¨¦dicos que sepan de esto. El ambiente era tan asfixiante en el pueblo que mientras tanto se ha ido a Vigo, a vivir en casa de una t¨ªa".
Aunque tambi¨¦n se da el caso de los que, por salir del armario, terminan cambiando la ciudad por una aldea. Adem¨¢s de gay, No¨¦ es gitano. El d¨ªa que lo dijo en casa, su padre le oblig¨® a fingir de por vida. Pero ¨¦l conoci¨® a un chico por Internet, y opt¨® por irse a vivir con ¨¦l a Vilar, un lugar de Monterroso donde los vecinos, pocos y mayores, han acogido con hospitalidad a la pareja. "La gente los est¨¢ ayudando; les da huevos y verduras", cuenta un amigo. Ahora, los novios se ganan la vida trabajando en granjas de pollos, y la familia de No¨¦ lo lleva mejor. La madre ha ido a visitarlo y se ha quedado a dormir en casa. No¨¦ se levantaba por la noche a mirarla, para comprobar que no era un sue?o.
Algo tendr¨¢ que ver el que se celebrase all¨ª el primer Xantar (y que muchos vecinos heterosexuales del municipio, encantados de haber participado, hayan pedido que se repita en otra ocasi¨®n) en el hecho de que en Monterroso haya varias parejas que han visibilizado sus relaciones. Aunque en la localidad tambi¨¦n vive una mujer que decidi¨® dar la cara hace mucho tiempo y en solitario. "Hace poco m¨¢s de 20 a?os, a finales de los ochenta, las cosas eran mucho m¨¢s dif¨ªciles, sobre todo para las lesbianas, porque nosotras, entonces, era como si no existi¨¦semos", recuerda Luc¨ªa. Hab¨ªa cumplido 19 cuando un buen d¨ªa le dijo a sus padres "me voy a vivir con una mujer". Su madre "lo sospechaba", pero "se puso muy mala" del disgusto. "Lo siento mucho por ti, porque no vas a ser nunca feliz", le espet¨®. Su padre, que no ten¨ªa ni idea, fue capaz de digerirlo un poco m¨¢s r¨¢pido: "Es tu vida y eres t¨² la que tienes que vivirla", le dijo. Todos estos a?os, a Luc¨ªa le qued¨® la pena de no tener hijos. Ahora, ella y su pareja lo tienen decidido. El beb¨¦ vendr¨¢ pronto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.