La 'clase C' decide el futuro de Brasil
El voto de 30 millones de ciudadanos que han salido de la pobreza con Lula ser¨¢ hoy clave para elegir a su sucesor - Un 40% de la poblaci¨®n recibe a¨²n ayudas
La clase C, los 30 millones de brasile?os que han salido en los ¨²ltimos 10 a?os de la pobreza extrema, decidir¨¢ hoy qui¨¦n sucede al presidente m¨¢s popular de su historia, Lula da Silva, y qui¨¦n recoge su herencia. Ellos son los hombres y mujeres que mantienen una econom¨ªa muy modesta, pero que han podido, por primera vez, abrir una cuenta corriente, acceder a un peque?o cr¨¦dito o comprar a plazos una nevera o una lavadora, la aut¨¦ntica imagen de este nuevo Brasil que el resto del mundo mira con expectaci¨®n y deslumbramiento.
"No hay un pa¨ªs en el mundo que tenga tanta certeza en su futuro como Brasil". Lo dijo Lula, pero todos los analistas pol¨ªticos coinciden en que la estabilidad econ¨®mica y pol¨ªtica de la que disfruta Brasil desde hace casi 15 a?os ha extendido entre la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos la idea de que todos los problemas se pueden tratar y en que todos pueden encontrar soluci¨®n.
El progreso ha llegado por primera vez a las zonas m¨¢s atrasadas del pa¨ªs
La educaci¨®n y la corrupci¨®n son las grandes cuestiones pendientes
Clovis Rossi, uno de los periodistas m¨¢s prestigiosos del pa¨ªs, lo describi¨® as¨ª: "Gente con apariencia m¨¢s humilde, ropas m¨¢s sencillas, color menos blanco, visita por primera vez el centro comercial m¨¢s cercano a mi casa, en R¨ªo, un local no de ¨¦lite, sino de clase media. Est¨¢n ah¨ª no solo para mirar, sino para comprar".
Esa indefinida impresi¨®n de sentirse bien es la que hace que Lula deje la presidencia (no puede presentarse a un tercer mandato) con un 80% de popularidad y que sea su candidata, Dilma Rousseff, una antigua guerrillera marxista leninista, reconvertida en economista y luego en el equivalente a su jefe de Gabinete, quien tenga todas las posibilidades de ganar. Brasil conf¨ªa en su propio mercado interno tanto como en las exportaciones y est¨¢ seguro de poder mantener un ritmo de crecimiento econ¨®mico m¨¢s acelerado del que ha mantenido hasta ahora (entre un 4% y un 5% anual a lo largo de los ¨²ltimos ocho a?os).
La ¨²nica interrogante hoy domingo es si Rousseff lograr¨¢ proclamarse en primera vuelta o si tendr¨¢ que acudir a una segunda votaci¨®n. Lo que todos los sondeos dejan claro es que nadie, ni el ex gobernador de S?o Paulo Jos¨¦ Serra, ni la ex ministra Marina Silva, del Partido Verde, se acercan siquiera a la heredera de Lula. Lograr ganar directamente ser¨ªa un hecho sin precedentes, ya que ni el propio Lula logr¨® nunca evitar esa segunda ronda.
Brasil es un pa¨ªs enorme (el quinto del mundo en extensi¨®n y en poblaci¨®n) y hoy deber¨ªan votar nada menos que 136 millones de personas, de una poblaci¨®n total de cerca de 192 millones. La clase C no supone la mayor¨ªa del pa¨ªs, pero s¨ª es la que ha logrado algo formidable: que pr¨¢cticamente la mitad de los brasile?os (49,2%) integre ya la clase media y concentre el 46% de la renta, seg¨²n el ¨²ltimo estudio de la Fundaci¨®n Getulio Vargas. Hace siete a?os, en 2003, eran solamente el 37,5% de la poblaci¨®n.
Otro de los milagros brasile?os es que esa clase media y media baja ya no se encuentra solo en los Estados m¨¢s ricos, como S?o Paulo, R¨ªo de Janeiro o Brasilia (las tres ciudades que hasta ahora han representado casi exclusivamente a Brasil en el mundo de los negocios).
El optimismo ha llegado por primera vez al pobr¨ªsimo noreste (del que sali¨® el propio Lula) y ahora ya no es posible hablar de Brasil sin referirse tambi¨¦n a Recife (Pernambuco) o a Fortaleza (Cear¨¢) y, por supuesto, a Bah¨ªa, que se han convertido en importantes destinos tur¨ªsticos (Iberia inaugurar¨¢ el pr¨®ximo mes vuelos directos con Recife). Imposible pensar ahora en el futuro de Brasil sin tener en cuenta tambi¨¦n a Belo Horizonte, la capital del gran Estado de Minas Gerais, del que saldr¨¢ muy probablemente el pol¨ªtico que va a representar mejor a la oposici¨®n frente a Rousseff, o incluso ante el propio Lula: Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasile?a (PSDB), el ex gobernador del Estado, abandona su cargo tambi¨¦n con niveles incre¨ªbles de popularidad: cerca del 70%.
El Brasil que deja Lula se siente optimista, pero sigue teniendo graves problemas. El primero es que m¨¢s del 40% de la poblaci¨®n est¨¢ todav¨ªa en la pobreza m¨¢s absoluta y sobrevive en buena parte gracias a las peque?as subvenciones del Plan Bolsa Familia, destinado a lograr el objetivo de Hambre Cero.
El segundo problema es la necesidad de mejorar r¨¢pidamente la calidad de la educaci¨®n que reciben los hijos de esa nueva clase C, seguido muy de cerca por la lucha contra la corrupci¨®n, la mejora en las infraestructuras y la reforma de la fiscalidad.
Son quiz¨¢s esos problemas, y el convencimiento de que se ha dado con la f¨®rmula para terminar resolvi¨¦ndolos, los que han convertido el panorama brasile?o en algo muy particular en Am¨¦rica Latina: todo el espacio pol¨ªtico est¨¢ ocupado por ofertas moderadas de centro-izquierda.
La oposici¨®n que acude hoy a las urnas est¨¢ representada por un pol¨ªtico de larga tradici¨®n socialdem¨®crata, Jos¨¦ Serra, y por una dirigente ecologista que form¨® parte de los Gobiernos de Lula. Nadie en Brasil quiere estar ni en la derecha ni tan siquiera en el centro-derecha.
Lo que est¨¢ en juego en las urnas
- ?Qu¨¦ se elige hoy? Presidente de la Rep¨²blica; 26 gobernadores, m¨¢s el de la capital federal; 513 diputados de la C¨¢mara Federal; 54 de
los 81 esca?os del Senado Nacional; varios miles de cargos en asambleas de los diferentes Estados.
- Principales candidatos para las presidenciales. Dilma Rousseff (62 a?os, Partido de los Trabajadores, PT); Jos¨¦ Serra (68 a?os, Partido de la Socialdemocracia Brasile?a, PSDB); Marina Silva (52 a?os, Partido Verde).
- Sondeos. Dilma Rousseff tiene entre el 48% y el 50% de los votos, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas. Si gana en primera vuelta, habr¨¢ conseguido lo que no logr¨® ni Lula. El candidato Jos¨¦ Serra tiene entre el 26 y el 28%; si no consigue forzar una segunda ronda, ser¨¢ la peor derrota de la oposici¨®n en ocho a?os. Marina Silva obtiene, seg¨²n los sondeos, entre un 11% y un 14% de los votos; si supera el 15% puede ser decisiva en la segunda vuelta.
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