?Sorpresa!
En realidad estamos en huelga desde hace bastante tiempo pero, como aquel que hablaba en prosa, no lo sab¨ªamos. Me explico. Hacer una huelga industrial para resolver los problemas de una sociedad de servicios es como bailar la danza de la lluvia para frenar el cambio clim¨¢tico. La mayor parte del trabajo de ahora consiste en atender al otro, a los dem¨¢s, mediante ideas, comunicaci¨®n o tecnolog¨ªas modernas. Antes la huelga consist¨ªa en tirar el martillo, las herramientas, y ponerse de brazos ca¨ªdos. Ahora no hace falta abandonar el puesto de trabajo, sencillamente te pones de neuronas ca¨ªdas y ya est¨¢. Te dicen lo que tienes que hacer, c¨®mo tienes que trabajar y atender a los dem¨¢s, abandonando as¨ª cualquier iniciativa propia, y la huelga est¨¢ servida, no funciona nada.
La industria era de pico y pala, los servicios son de hablar, comunicarse y solucionar problemas al alumno, al enfermo o al ciudadano. El piquete informativo ya no es de carne y hueso, te llega por correo electr¨®nico en forma de protocolo de obligado cumplimiento para ense?ar, curar, recetar o vender y as¨ª, evidentemente, no hay quien trabaje adecuadamente. Los profesores saben muy bien c¨®mo hay que ense?ar, pero les imponen programas, objetivos y evaluaciones para impedir que hagan lo que saben hacer. Un investigador debe limitarse a coger un tema subvencionado, plantear un par de hip¨®tesis, poner unos datos seg¨²n protocolo y llegar a las conclusiones esperadas, siempre y cuando haya firmado unos documentos garantizando que no perjudica al medio ambiente, a la ¨¦tica o a la igualdad. Todo impersonal, sin ideas propias, porque de lo contrario aparece la polic¨ªa cient¨ªfica, que ahora se llama agencia de evaluaci¨®n, te declara anti-sistema y entonces desapareces misteriosamente.
A los pol¨ªticos, siempre tan injustamente criticados, les pasa lo mismo que a nosotros. Se sientan en el esca?o y votan seg¨²n instrucciones y protocolo, no lo que piensan realmente. En el despacho oficial firman lo que tienen que firmar y opinan en la prensa seg¨²n argumentario del d¨ªa. Nada personal, sin ideas propias, sin intentar solucionar verdaderamente los problemas. En realidad, est¨¢n en huelga desde hace tiempo, pero no lo saben.
La huelga industrial es una antigualla, se mire como se mire. Estas de ahora son m¨¢s radicales, m¨¢s profundas. La tan cacareada sociedad de servicios, esa que se dedica a la investigaci¨®n, el desarrollo, las ideas y la democracia, funciona en este pa¨ªs y en muchos otros con la vieja m¨¢xima del ordeno y mando. Y eso no es y, adem¨¢s, no puede ser. Pol¨ªticos, profesionales y ciudadanos en general sabemos que as¨ª no puede funcionar, nos enfadamos y, en se?al de en¨¦rgica protesta, obedecemos las instrucciones recibidas. La obediencia, no tengo ninguna duda, es la aut¨¦ntica huelga de las sociedades actuales.
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