?Qu¨¦ le falta al Nobel?
Destacan en las razones de ese Nobel tan justo como mezquinamente retardado a Vargas Llosa sus mordaces im¨¢genes de la derrota. Por supuesto que existen muchas, hermosas y complejas, cosas en su obra, pero si haces agradecida memoria certificas que siempre ha contado historias que acaban en derrota, incluidas las humor¨ªsticas y deliciosas La t¨ªa Julia y el escribidor y Pantale¨®n y las visitadoras, dos novelas que algunos se empe?aron en calificar, condescendiente y desde?osamente, de menores, tal vez porque no estaban centradas en el ser y la nada.
Parad¨®jica y afortunadamente, nada en la apariencia y en los datos externos de la existencia de este hombre posee el aroma o el tufo del fracaso, si exceptuamos su derrota ante el convicto g¨¢nster Fujimori cuando decidi¨® militar en esa cosa tan poco literaria y gen¨¦ticamente turbia llamada pol¨ªtica. Tambi¨¦n recuerdo alg¨²n memorable art¨ªculo suyo en los que confiesa que la incansable lectura de Madame Bovary fue un alivio impagable cuando sobreviv¨ªa a duras penas en Par¨ªs siendo muy joven. Por lo dem¨¢s, el perfil de Vargas Llosa no guarda el menor parentesco con el malditismo. Desde los veintitantos a?os, con la publicaci¨®n de La ciudad y los perros, le acompa?¨® el ¨¦xito, el prestigio y la fama. Sus admirables libros han tenido siempre la categor¨ªa comercial del best seller. Excepto el Nobel, le hab¨ªan concedido todos los premios. Es guapo, elegante y seductor. Tambi¨¦n pude comprobar en una comida que compart¨ª con ¨¦l y con otras personas que puede ser encantador con absoluta naturalidad, que es un brillante narrador oral, que posee un notable sentido del humor y de la causticidad. Y celebras que tanto talento para hablar de las personas y las cosas haya recibido premios exclusivamente terrenales, que no haya tenido que subir al cielo para conocer la gloria p¨®stuma.
Y, c¨®mo no, me he encabronado unas cuantas veces con sus art¨ªculos period¨ªsticos al constatar que sus opiniones difer¨ªan radicalmente de las m¨ªas, pero jam¨¢s he podido abandonar ninguno antes del final. Por razonados y sentidos, por la hipnosis que desprende la buena escritura, la personalidad, el verdadero estilo, la libertad. Con la sensaci¨®n de que este hombre siempre escribe lo que piensa. Se lo puede permitir. Tambi¨¦n dignifica el concepto "liberal". Tan degradado ¨¦l, coraza de tanta impostura, de tanto facher¨ªo.
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