Hay una alternativa para el fallido proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo
Ninguna negociaci¨®n puede llegar a buen puerto si se produce entre dos partes completamente desiguales. En el contexto de las negociaciones palestino-israel¨ªes, la equidad requiere un equilibrio de poder razonable, unos t¨¦rminos de referencia claros y que ambas partes se abstengan de imponer sus hechos unilaterales sobre el terreno. Nada de lo anterior ha existido en las negociaciones palestino-israel¨ªes que se retomaron el 2 de septiembre de 2010 y, por tanto, estaban condenadas al fracaso.
Las negociaciones ten¨ªan lugar entre un ocupante y un ocupado. Por un lado, un poderoso sistema militar israel¨ª que se ha convertido en el tercer exportador militar m¨¢s grande del mundo y que ha triplicado su PIB en una d¨¦cada. Israel, donde la opini¨®n p¨²blica ha cambiado radicalmente y ha pasado a apoyar a los partidos de extrema derecha, y donde el sistema de discriminaci¨®n del apartheid contra los palestinos se ha convertido en una norma aceptable. Israel, que goza de una impunidad sin precedentes ante la ley internacional, la legislaci¨®n humanitaria internacional e incluso las normas b¨¢sicas sobre derechos humanos.
"La ¨²nica opci¨®n es que los palestinos declaremos la creaci¨®n de un Estado independiente"
Por otro lado, una Autoridad Palestina que sufre la divisi¨®n interna de su pa¨ªs, una total dependencia de la ayuda extranjera y un grave deterioro de la democracia y los derechos humanos. Una Autoridad que se ve constantemente presionada para proporcionar seguridad a su ocupante, cuando no logra ofrecer protecci¨®n a su propio pueblo frente a ese mismo ocupante.
Estas han sido negociaciones con un Gobierno israel¨ª que domina y controla la tierra, las carreteras, el espacio a¨¦reo, las fronteras, los suministros de agua y electricidad, el comercio y la econom¨ªa del lado palestino.
El verdadero precio de las negociaciones en vidas humanas se ha debido a la continuaci¨®n de las actividades ilegales de los asentamientos israel¨ªes en Cisjordania, incluida Jerusal¨¦n. Durante los 17 a?os transcurridos desde las negociaciones de Oslo, la cifra de colonos ha crecido un 300% y el n¨²mero de asentamientos se ha duplicado. Los asentamientos solo son la primera l¨ªnea de toda una red de apartheid que incluye puntos de control, segregaci¨®n de carreteras, zonas de seguridad, el muro de la separaci¨®n e incluso lo que llaman reservas naturales.
La red est¨¢ devorando d¨ªa tras d¨ªa la tierra, los recursos de agua y el espacio econ¨®mico de un Estado palestino que podr¨ªa ser independiente. Ya ha consumido alrededor del 60% de Cisjordania.
Hemos alcanzado, y probablemente sobrepasado, los puntos cr¨ªticos en los que cualquier asentamiento m¨¢s equivale a la muerte de la ¨²ltima oportunidad para un Estado palestino independiente.
El sistema israel¨ª lo sabe mejor que nadie. Tambi¨¦n saben que su actitud en la negociaci¨®n de asuntos como Jerusal¨¦n y las fronteras significa transformar la idea del Estado palestino en grupos de guetos y reservas para ind¨ªgenas. Es un sistema de segregaci¨®n peor que el que prevaleci¨® en el sistema de apartheid sudafricano.
El Tribunal de Justicia de La Haya y un interminable n¨²mero de resoluciones de la ONU han dictaminado que los asentamientos son ilegales y deben desaparecer. La Hoja de Ruta anunciada por el Cuarteto ya en 2003 indicaba que todas las actividades de los asentamientos deb¨ªan terminar. Pero ni EE UU ni el Cuarteto han tenido el valor de ejercer ninguna presi¨®n seria para obligar a Israel a detener las actividades de los asentamientos. Esa incapacidad ha estimulado el apetito de los movimientos de colonos y su comportamiento agresivo contra los palestinos de un modo que no tiene precedentes.
La idea de la Autoridad Palestina y de los Gobiernos ¨¢rabes de contar con Estados Unidos como una potencia estabilizadora para el grave desequilibrio palestino-israel¨ª ha resultado injustificada. Como mucho es hacerse falsas ilusiones.
Entonces, ?qu¨¦ queda?
La ¨²nica forma de salvar la ¨²ltima oportunidad para una soluci¨®n de dos Estados es que nosotros, los palestinos, declaremos la creaci¨®n de un Estado palestino independiente en los territorios ocupados en 1967, Jerusal¨¦n oriental incluida, y exigir que la comunidad internacional lo reconozca, lo mismo que hizo en el caso de Kosovo. Eso significa apoyar el derecho de los palestinos a la lucha sin violencia para acabar con la ocupaci¨®n de su Estado. Supondr¨¢ tambi¨¦n que cualquier negociaci¨®n futura no tratar¨¢ sobre el derecho de los palestinos a tener su propio Estado independiente y soberano, sino m¨¢s bien sobre c¨®mo aplicar y poner en pr¨¢ctica ese derecho. Esto conllevar¨ªa unas negociaciones relativamente equitativas, muy distintas a las mantenidas hasta ahora con Israel, que ostenta el poder de veto pr¨¢cticamente en cada asunto.
Un Estado palestino seg¨²n las fronteras de 1967 abarcar¨ªa menos de la mitad del tama?o decretado por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resoluci¨®n de partici¨®n de 1947. La misma resoluci¨®n que concedi¨® a Israel su legitimidad.
Esta ser¨ªa la ¨²ltima prueba de Estados Unidos, Europa y la comunidad internacional para la creaci¨®n de un Estado palestino democr¨¢tico verdaderamente independiente. Esta es la verdadera prueba de la estrategia de la construcci¨®n del Estado aprobada por la comunidad de donantes. Este ser¨ªa tambi¨¦n el aut¨¦ntico instrumento para trazar por fin una l¨ªnea definida entre el apoyo a la gestaci¨®n de instituciones palestinas libres y el pago del gasto de la ocupaci¨®n, que utiliza a los contribuyentes de la Uni¨®n Europea y de Estados Unidos para construir un sistema opresivo de apartheid que suprime todos los derechos humanos b¨¢sicos en Palestina.
Si la comunidad internacional vuelve la espalda a nuestra declaraci¨®n de independencia, utilizando los argumentos manidos, insultantes y toscos de que cada paso deber¨ªa ser acordado primero con el Gobierno israel¨ª, entonces el mensaje resultar¨¢ clarificador. La ¨²ltima oportunidad para la paz basada en una soluci¨®n de dos Estados ha tocado a su fin.
As¨ª pues, no nos someteremos a la esclavitud mediante el sistema de apartheid y de bantustanizaci¨®n. No vamos a enga?arnos con el r¨¦gimen al estilo de Vichy en bantustanes controlados por la ocupaci¨®n israel¨ª como un sustituto para nuestra libertad e independencia.
Lucharemos, pues, sin violencia, pero con capacidad de recuperaci¨®n absoluta, por la aut¨¦ntica libertad, la verdadera justicia, los derechos democr¨¢ticos plenos y la igualdad mediante una soluci¨®n de un Estado ¨²nico. Palestina y los palestinos tienen derecho a la libertad como todo el mundo, y la vamos a conseguir.
Mustaf¨¢ Barghouthi es secretario general de la Iniciativa Nacional Palestina. Traducci¨®n de News Clips.
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