El debate que no fue
Salgado argumenta que la estabilidad traer¨¢ la recuperaci¨®n; Rajoy sigue sin pol¨ªtica econ¨®mica
Los ciudadanos que siguieron ayer el debate sobre las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos para 2011 no han tenido la oportunidad de mejorar su conocimiento ni podr¨¢n formarse una opini¨®n m¨¢s informada sobre los mismos. El Gobierno, a trav¨¦s de la vicepresidenta econ¨®mica, Elena Salgado, defendi¨® las virtudes sociales del Presupuesto y la austeridad evidente que se manifiesta en un recorte del gasto pr¨®ximo al 8%. Su discurso, m¨¢s suelto y ¨¢gil que otras veces, merec¨ªa un an¨¢lisis que no se produjo y un debate de altura que no se dio, ante la incapacidad del primer partido de la oposici¨®n, el PP, para proponer alguna opci¨®n econ¨®mica alternativa con sentido.
El PP se ha encerrado en el c¨ªrculo vicioso de las descalificaciones. Mariano Rajoy, aparte de la diatriba contra el PNV y CC, acusados de prolongar "el oto?o de la decadencia de Zapatero", se limit¨® a repetir el estribillo de que los Presupuestos traer¨¢n "m¨¢s paro, m¨¢s deuda, m¨¢s impuestos, m¨¢s recortes sociales y menos inversiones". As¨ª no se defiende una enmienda a la totalidad del Presupuesto.
La idea del Gobierno responde, al menos, a una l¨ªnea sensata de argumentaci¨®n. Sostiene Salgado que los Presupuestos de 2011 buscan la estabilidad financiera del Estado y que esa estabilidad coadyuvar¨¢ a la recuperaci¨®n econ¨®mica. Afirma la vicepresidenta que dicha estabilidad (es decir, la reducci¨®n del d¨¦ficit hasta el 6% en 2011) aumentar¨¢ la confianza de los ciudadanos y apuntalar¨¢ entre los inversores internacionales la idea de que Espa?a cumple sus compromisos econ¨®micos. El razonamiento es defendible siempre y cuando se precise que la estabilidad, por s¨ª misma, no favorecer¨¢ la tasa de crecimiento que prev¨¦ el Gobierno para el a?o pr¨®ximo (1,3%), m¨¢s bien lo contrario. En creaci¨®n de empleo es poco probable que los buenos deseos del Gobierno se conviertan en realidad el a?o pr¨®ximo. Si la previsi¨®n de crecimiento no se cumple, como es muy probable, no habr¨¢ m¨¢s puestos de trabajo y se pondr¨¢ en riesgo el objetivo de correcci¨®n del d¨¦ficit. Por eso tiene pleno sentido que Salgado se muestre dispuesta a realizar m¨¢s recortes si fuera necesario.
Debate tras debate, la figura de Rajoy se dibuja cada vez m¨¢s como la de un candidato a presidente sin ideas econ¨®micas. El utilitarismo del PNV y de Coalici¨®n Canaria fue usado por el PP, que probablemente volver¨¢ a usarlo cuando le convenga. Pero las broncas de campanario de Rajoy ni modifican la realidad ni explican por qu¨¦ un socio del PP en Canarias se al¨ªa con el Gobierno en Madrid. En cuanto a la pol¨ªtica econ¨®mica, o el candidato carece de una idea m¨ªnima de finanzas p¨²blicas o representa en el Congreso una mascarada continua. Sabe bien Rajoy que un Gobierno de su partido habr¨ªa tomado decisiones parecidas (plan de austeridad, congelaci¨®n de las pensiones) a las del Gobierno de Zapatero. Y que de no hacerlo, la econom¨ªa espa?ola se situar¨ªa al borde del abismo, como Grecia.
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