El ciberacoso se ceba con el adolescente
La violencia contra homosexuales, mujeres o discapacitados en la Red cuestiona si hay instrumentos legales para enfrentarse al fen¨®meno
El acoso al adolescente m¨¢s d¨¦bil ha ocurrido en las aulas desde siempre. La violencia psicol¨®gica y los insultos contra los homosexuales, las mujeres, los discapacitados o, simplemente, contra aquellos a los que se percibe como raros, no son novedad en los centros educativos. Lo que s¨ª que es nuevo es Internet y su reciente omnipresencia. En una d¨¦cada, el acoso se ha convertido en ciberacoso. Y ahora persigue al adolescente atormentado a todos los lados, permitiendo que el acosador se refugie, si as¨ª lo desea, en un c¨®modo y p¨¦rfido anonimato que, en muchas instancias, puede llegar a ser mortal.
Mortal ha sido, de hecho, para Tyler Clementi, de 18 a?os, sometido a la hiriente persecuci¨®n de su compa?ero de habitaci¨®n en la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey (EE UU). El supuesto acosador, Dharun Ravi, dijo en la red de Twitter, el pasado 19 de septiembre: "Mi compa?ero me ha pedido el cuarto hasta medianoche. Entr¨¦ en la habitaci¨®n de Molly y encend¨ª la c¨¢mara. Le vi enrollarse con un t¨ªo". Ravi dej¨® su ordenador encendido en la habitaci¨®n, con la c¨¢mara enfocando a la cama de Clementi, y emiti¨® el encuentro sexual de su compa?ero en un videochat, desde la habitaci¨®n de su amiga Molly Wei.
Obama pide que la escuela y la familia controlen mejor las redes sociales
"Salto del puente de George Washington. Lo siento", escribi¨® una v¨ªctima
Lo da?ino es el comportamiento. La duda es si el medio lo intensifica
California ha presentado una ley que castiga con c¨¢rcel el ciberacoso
Ravi trat¨® de emitir los encuentros privados e ¨ªntimos de Clementi en una segunda ocasi¨®n, 72 horas despu¨¦s. En Twitter, anunci¨®: "Todos los que teng¨¢is iChat, contactadme entre las 9.30 y las 12.00 ?Si, ocurrir¨¢ de nuevo!". Clementi se enter¨® de la burla y, harto del acoso, al d¨ªa siguiente, colg¨® un mensaje de desesperaci¨®n en la red social Facebook: "Salto del puente de George Washington. Lo siento". Su cuerpo no apareci¨® hasta cinco d¨ªas despu¨¦s, barrido por el r¨ªo Hudson.
La polic¨ªa del Condado de Middlesex, en Nueva Jersey, arrest¨® a Ravi y a Wei y ha presentado cargos contra ellos por violaci¨®n de la intimidad a trav¨¦s de la emisi¨®n de im¨¢genes de v¨ªdeo. Ambos se pueden enfrentar a una pena m¨¢xima de cinco a?os de c¨¢rcel, si la demanda prospera. Los fiscales est¨¢n estudiando si a?adir un cargo a Ravi por cometer un crimen motivado por el odio y la discriminaci¨®n. De momento, en EE UU no existe una ley federal que pene el ciberacoso como tal.
El presidente estadounidense, Barack Obama, se refiri¨® al caso Clementi en un mitin televisado a trav¨¦s de MTV, el pasado jueves: "Parte del poder de Internet es que la informaci¨®n fluye y nadie la censura y no la controla ninguna autoridad". A?adi¨® que son las autoridades escolares, junto con las familias, las que deber¨ªan ejercer un control mayor sobre las redes sociales. "En los colegios, por ejemplo, deber¨ªan instaurarse pol¨ªticas que aseguren que el acoso, sea a trav¨¦s de Internet o en persona, es inaceptable."
Nacido hace una d¨¦cada, parasitando el reciente auge de Internet como medio de comunicaci¨®n, el ciberacoso es ya un fen¨®meno internacional. El semanario The New Yorker le dedic¨® un breve art¨ªculo en junio de 2001, diciendo que las incipientes redes sociales eran la "nueva pared del retrete", donde los adolescentes escrib¨ªan sus insultos y escrib¨ªan nombres y n¨²meros de tel¨¦fono para fastidiar a amigos y enemigos.
Contaba The New Yorker que las alumnas del exclusivo colegio de mujeres Marymount, en el Upper East Side de Manhattan, hab¨ªan creado una p¨¢gina web, dentro del dominio gratuito Freevote.com, para que los centros privados de secundaria eligieran a la estudiante m¨¢s promiscua. Dec¨ªan los creadores de aquel foro: "Solo escribe el nombre de la persona del sistema escolar que creas que es la mayor zorra".
Hubo 150 nombres en competici¨®n, ordenados de mayor a menor puntuaci¨®n en promiscuidad. La madre de una de las acosadas dec¨ªa, sin revelar su nombre, en el semanario: "Ese sitio web es horrible. Con Internet, se ha perdido el civismo. Con este factor del anonimato, se pueden decir y escribir las cosas m¨¢s horribles. Da miedo".
Aquella madre, que poco sab¨ªa de lo que hab¨ªa de llegar, ya ve¨ªa el potencial de la Red: convertir el acoso escolar en ciberacoso. ?Son la misma cosa, solo que filtrada a trav¨¦s de un proveedor de Internet? No, dicen muchos expertos. "El ciberacoso es m¨¢s persistente", opina Justin Patchin, profesor de derecho criminal de la Universidad de Wisconsin-Eau Claire y co-director del Centro para la Investigaci¨®n del Ciberacoso. "Uno pod¨ªa escapar del acoso tradicional. Eso ya no sucede".
"El acoso tradicional ocurr¨ªa en la escuela, y el adolescente pod¨ªa encontrar cierto refugio en su hogar o en otro entorno. Sin embargo, ahora la persecuci¨®n puede continuar en casa o donde sea, a trav¨¦s del ordenador. Hay otra gran diferencia: el anonimato que a veces facilita la Red. Uno puede crear correos electr¨®nicos o perfiles web falsos y acosar desde ellos a alguien, sin que la v¨ªctima de esos ataques sepa de d¨®nde provienen en realidad, desorient¨¢ndola".
Desorientada estaba Megan Maier antes de suicidarse, en octubre de 2006, a sus 13 a?os. Esta adolescente de Misuri recibi¨® un d¨ªa un mensaje a trav¨¦s de la red MySpace: Josh Evans la hab¨ªa a?adido. Dec¨ªa haberse mudado recientemente a la localidad donde viv¨ªa Megan y, de momento, no acud¨ªa al instituto ni tenia tel¨¦fono m¨®vil. Construyeron una amistad virtual. Posteriormente, Josh comenz¨® a mostrar una cara poco amable. En una ocasi¨®n, le dijo: "Todo el mundo sabe qui¨¦n eres. Eres una mala persona y todo el mundo te odia. P¨²drete el resto de tu vida. El mundo ser¨ªa mejor sin ti". Hablaron unos d¨ªas m¨¢s, por chat. Megan se suicid¨® d¨ªas despu¨¦s.
Los padres de Megan descubrieron los agresivos mensajes de Josh en su ordenador. Una investigaci¨®n policial les llev¨®, seis meses despu¨¦s, a la puerta de la vecina. All¨ª viv¨ªa una compa?era de instituto y ex amiga de Maier. Pero no hab¨ªa sido esa adolescente quien hab¨ªa escrito aquellos mensajes. Seg¨²n la investigaci¨®n policial, hab¨ªa sido su madre, Lori Drew, de 47 a?os. Hab¨ªa creado a Josh como una estrategia para ver si Megan insultaba a su hija.
En Misuri, como en el ¨¢mbito federal, no hab¨ªa entonces ninguna ley para penar el ciberacoso. Drew fue juzgada por fraude online en 2008. Qued¨® absuelta e impune. Desde entonces, Misuri ha aprobado una ley contra el ciberacoso, junto con una decena m¨¢s de Estados. En el plano federal, la representante por California Linda S¨¢nchez ha presentado un proyecto en el Congreso, bajo el nombre Ley Megan Maier, que penar¨ªa los casos de acoso por Internet con hasta dos a?os de c¨¢rcel.
"S¨¦, despu¨¦s de haberme reunido con ni?os, padres, profesores y agentes policiales, que hay cada vez m¨¢s gente joven que sufre el ciberacoso. Ese ciberacoso no es una broma inocua ni es v¨¢lido como ritual de iniciaci¨®n. Es peligroso, tanto a nivel f¨ªsico como mental", dijo S¨¢nchez cuando present¨® la ley.
La burla y la atracci¨®n sexual son semillas germinales de Facebook, la red que conecta ya a m¨¢s de 500 millones de usuarios. Su fundador, Mark Zuckerberg, cre¨® en 2003, cuando era estudiante en la Universidad de Harvard, una p¨¢gina web titulada Facemash, para comparar a personas del mismo sexo en virtud de su atractivo. As¨ª, se ir¨ªa creando una competici¨®n en la que quedar¨ªan, finalmente, solo los m¨¢s guapos.
Seg¨²n dice el escritor David Kirkpatrick en la cronolog¨ªa autorizada El efecto Facebook: "Las fotos para Facemash proced¨ªan de los facebooks (orlas en formato libro) que manten¨ªa cada fraternidad de Harvard donde viv¨ªan los universitarios. Se trataba de las fotos que se tomaba a los alumnos el mismo d¨ªa que llegaban para la orientaci¨®n acad¨¦mica, un tipo de instant¨¢neas con poses patosas y embarazosas que a nadie le gustar¨ªa ver circulando".
Zuckerberg recibi¨® quejas de las agrupaciones Fuerza Latina y la Asociaci¨®n de Mujeres Negras de Harvard. Se le llam¨® sexista y racista. La junta directiva le convoc¨® a una audiencia y le acus¨® de violar la seguridad de la red universitaria, de infringir derechos de autor con el uso de las fotos y de vulnerar el derecho a la intimidad de los dem¨¢s alumnos. Se a?adi¨® un aviso a su expediente. Zuckerberg descubri¨®, con este experimento, el gran poder de las redes sociales. En enero, en una conferencia tecnol¨®gica organizada por TechCrunch, dijo: "Hoy en d¨ªa los usuarios se sienten m¨¢s c¨®modos compartiendo m¨¢s informaci¨®n, de forma m¨¢s abierta. Las normas sociales han evolucionado".
Esa es la filosof¨ªa de quien rige la mayor red social del mundo, un sitio web que ha apuntalado revoluciones pol¨ªticas y que ha unido a ciudadanos en causas nobles como la oposici¨®n al terrorismo, pero que a la vez puede ser usado para actos tan punzantes como crear una p¨¢gina en que se insulte a un compa?ero de clase. Es cierto, lo da?ino es el comportamiento. Pero todav¨ªa queda la duda de si el medio intensifica esas heridas o no.
Cuando el hijo es el atacante
?Qu¨¦ sucede cuando el propio hijo no es el acosado, sino el acosador, refugiado tras la pantalla de su ordenador? Seg¨²n la reputada profesora Elizabeth Englander, directora del Centro para la Reducci¨®n de las Agresiones de Massachusetts, en el Bridgewater State College, para muchos padres es dif¨ªcil asumir que su hijo puede ser el atacante. "Es normal que los padres tiendan a defender en seguida a su hijo", explica. "Es duro aceptar que un hijo est¨¢ haciendo algo cruel, pero es un primer paso important¨ªsimo que aportar¨¢ muchos beneficios".
Englander admite que muchos ni?os hacen cosas online que jam¨¢s har¨ªan en la vida real. "Es el anonimato, la percepci¨®n err¨®nea de que las cosas que se hacen en Internet no son tan da?inas como las que se hacen en el cara a cara. Al escribir algo en una red social, el adolescente no recibe una reacci¨®n f¨ªsica inmediata y puede mostrarse m¨¢s desinhibido. Es importante que los padres le expliquen que sus acciones, sean en el medio que sean, pueden tener un efecto da?ino".
Para ello, la experta recomienda que si se sorprende al propio hijo acosando a otro adolescente lo mejor es restringirle el acceso a las redes sociales durante una temporada. "Es importante que se le deje claro que lo ir¨¢ recuperando seg¨²n aprenda las normas adecuadas en la interacci¨®n online", explica Englander. "A partir de entonces, los padres pueden ir d¨¢ndole peque?os espacios de tiempo cada d¨ªa, para que aprenda a recuperar el privilegio de interactuar en sus perfiles".
En ello coinciden educadores, psic¨®logos y pol¨ªticos: como suced¨ªa en los casos de acoso infantil tradicional, los de toda la vida, las formas m¨¢s efectivas de combatir el ciberacoso son la informaci¨®n y la educaci¨®n. Es bueno que padres y tutores sepan qu¨¦ perfiles abren los ni?os, qu¨¦ redes sociales frecuentan, cu¨¢ntas horas al d¨ªa dedican a ello. Y es todav¨ªa mejor que les ense?en que en la vida virtual, los insultos duelen tanto como en la vida real.
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