Un maldito sin fundamento
Fernando S¨¢nchez Drag¨® ha contado en un libro de conversaciones con Albert Boadella (Dios los cr¨ªa... y ellos hablan de sexo, drogas, Espa?a, corrupci¨®n...) que en 1967, durante una visita a Tokio, se top¨® con dos ni?as de 13 a?os a las que describe as¨ª: "No eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carm¨ªn, r¨ªmel, tacones, minifalda...". Cuenta que se lo trajinaron: "Las muy putas se pusieron a turnarse". Luego comenta que el crimen ha prescrito. "As¨ª que puedo contarlo, aparte de que las delincuentes eran ellas y no yo".
El escritor ha tenido que esperar mucho para evitar que la ley pudiera castigar su criminal conducta hasta que, por fin, ha liberado ese peso que lo agobiaba y explicar que la v¨ªctima fue ¨¦l. ?Por qu¨¦ entonces lo critican? ?No ser¨¢ por manifestar un desprecio tan may¨²sculo por aquellas chicas, por tratarlas con el desd¨¦n y la displicencia del macho que considera que est¨¢n compitiendo por ¨¦l, por haberse dejado abusar por dos adolescentes? Nadie ha comprendido, como ¨¦l sostiene, que la perversi¨®n estuviera del lado de ellas, que quienes se saltaron las normas fueron en realidad esas japonesas.
Si la experiencia fue tal como la cuenta, ?por qu¨¦ S¨¢nchez Drag¨® ha querido justificarse despu¨¦s diciendo que
no es m¨¢s que "una an¨¦cdota trivial y sin mucha chicha convertida en literatura"? Sostener que su libro con Boadella tiene algo que ver con la literatura solo puede formar parte del af¨¢n provocador del escritor. ?l sabe perfectamente, porque de hecho presenta un programa dedicado a los libros, que no es as¨ª. Dos tipos que charlan de sus cosas para manifestar sus opiniones, por soeces o brillantes que sean y por mucho que quieran y se esfuercen, no hacen literatura.
Ni fue una v¨ªctima de dos ni?as de 13 a?os, ni escribe literatura. ?Por qu¨¦ entonces ese af¨¢n por torcer las cosas? Por el gusto de ir de maldito. Pero eso no cuela si, al mismo tiempo, presenta un programa en televisi¨®n. As¨ª que Telemadrid, una emisora p¨²blica, ya sabe lo que tiene que hacer: no solo echarlo por impresentable, sino por hacerle un favor; para que, de una vez, ejerza de maldito con fundamento. Fuera del sistema, sin dinero p¨²blico, en la calle.
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