Culpable del crimen de tener raz¨®n
?ltimos requerimientos del fiscal, ¨²ltimas alegaciones de la defensa: el proceso del "criminal" Jodorkovski y de su "c¨®mplice" Platon L¨¦bedev toca a su fin. La sentencia se dictar¨¢ dentro de un mes, o dos, o tres..., el tiempo necesario para que las autoridades del Kremlin se pongan de acuerdo y tomen una decisi¨®n. Los rusos no se dejan enga?ar: un 40% (contra un 19%) saben que la sentencia ha sido cocinada en los "pasillos del poder".
El ex propietario del gigante petrolero Yukos, acusado de manera surrealista de haber "robado" ante las narices de todos un 20% de la producci¨®n total rusa entre 1998 y 2003 (es decir, medido en petroleros dos veces la vuelta del ecuador), es culpable. Forzosamente culpable. El fiscal, de buena pasta, ha revisado en el ¨²ltimo momento las cifras del hurto a la baja. As¨ª, ha pasado sin m¨¢s explicaci¨®n de 349 millones y pico a 218 millones de toneladas de petr¨®leo robadas. ?Quiere que su peroraci¨®n parezca m¨¢s plausible?
Jodorkovski est¨¢ condenado de antemano. Y Rusia se sume en la corrupci¨®n y el descr¨¦dito
La incompetencia de arriba se alterna en Rusia con la dejadez de abajo
Durante este tiempo, Kasi¨¢nov (en el momento de los hechos, primer ministro), Khristenko (¨ªdem, viceprimer ministro), Gref (¨ªdem, ministro de Desarrollo), los tres llamados a testificar, han declarado que una malversaci¨®n de semejante magnitud es pura fabulaci¨®n. En ning¨²n caso podr¨ªa hab¨¦rseles pasado por alto. ?Pobre fiscal! Hace piruetas con sus multiplicaciones de barriles imaginarios, tan milagrosos como los panecillos seg¨²n los santos evangelios. "Gracias al fiscal, que demuestra mi inocencia", dice con iron¨ªa el acusado, "toda persona normalmente constituida no puede creerse tantas absurdidades".
Y que cada uno se pregunte por qu¨¦ una vez la empresa desmantelada y alegremente repartida a los amigos del Kremlin, el ex oligarca pelado, saqueado, castigado ya injustamente con siete a?os de presidio siberiano, no es liberado. Por lo menos, que lo exilien. Una salida semejante tendr¨ªa el don de tranquilizar a los inversores extranjeros, que son reacios a arriesgar hombres y capitales en una regi¨®n podrida por la corrupci¨®n general y la arbitrariedad codiciosa de autoridades clept¨®cratas.
Salvo que la culpabilidad muy real de Mija¨ªl Jodorkovski pesa mucho: tiene raz¨®n contra Vlad¨ªmir Putin.
Situada en el conjunto de las econom¨ªas emergentes (BRIC), Rusia cae en la insignificancia. Estos tres ¨²ltimos a?os, ha recibido cinco veces menos inversiones extranjeras que las que ha obtenido Brasil. Adem¨¢s, en el ¨ªndice 2010 de Transparency International, Rusia vuelve a la posici¨®n 154 de los "pa¨ªses menos corruptos", al lado de Tajiquist¨¢n y de Papuasia, justo antes de Somalia, lejos detr¨¢s de Zimbabue, entre Yemen y la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo. ?Vayan a confiarle su dinero!
Aderezada con muchas concu-siones tenebrosas y asesinatos misteriosos, la atm¨®sfera de los "negocios" no deja de parecer grave: una corrupci¨®n tan extrema contiene "un peligro peor que el nuclear", insiste Jodorkovski, afianzado por haber lanzado, hace 10 a?os, el proyecto de una Rusia que unir¨ªa modernizaci¨®n y democratizaci¨®n emancip¨¢ndose de sus mafias pol¨ªtico-econ¨®micas.
Paga su menosprecio demasiado flagrante hacia las costumbres locales en gobernanza y negocios. "Y para que no lo olviden, y, sobre todo, para que no vayan a experimentar esa forma de locura que es querer actuar libremente y hasta intervenir en pol¨ªtica, ah¨ª est¨¢ el insensato de Mija¨ªl Jodorkovski, hel¨¢ndose a 40 grados bajo cero, durmiendo en una tarima de madera y pregunt¨¢ndose sin duda por qu¨¦ maldita suerte la realidad rusa -comunista o capitalista- se parece tanto a las pesadillas de Dostoievski". (Mario Vargas Llosa, Nobel 2010, en EL PA?S, 24-02-2008).
Hace poco, la voluntad de Mija¨ªl Jodorkovski pod¨ªa, a ojos del todo Mosc¨², parecer prematura y temeraria, quiz¨¢s ut¨®pica. Hoy en d¨ªa, el viento ha girado y, con ayuda de la experiencia, descubrimos lentamente que el riesgo es Putin y su triste balance.
Fiasco econ¨®mico en primer lugar: la enorme renta petrogas¨ªstica de antes de la crisis solo ha enriquecido a los poderosos cortesanos del momento sin que la industria y la agricultura aprovecharan este man¨¢ para modernizarse. De resultas, la crisis mundial afecta de pleno a una sociedad decadente, a diferencia de la China privada de energ¨ªas f¨®siles y, sin embargo, en auge. La comparaci¨®n es tan llamativa que un Medv¨¦dev lamenta p¨²blicamente estar a la cabeza de un "emirato petrolero" gigantesco y paral¨ªtico. ?De qui¨¦n es la culpa?
Fiasco estrat¨¦gico: la guerra feroz relanzada en 2000 por Putin en el C¨¢ucaso Norte no se ha terminado; a pesar de los 200.000 muertos y de la instalaci¨®n de una dictadura sin piedad y a sus ¨®rdenes, la inestabilidad se ha extendido a las rep¨²blicas vecinas. Disgustos diplom¨¢ticos imprevistos: si los tanques de la Gran Rusia han penetrado las defensas de la peque?a Georgia, la anexi¨®n posterior del 20% del territorio (Abjasia y Osetia del Sur) no est¨¢ legitimada ni por el conjunto del planeta, ni siquiera por los vecinos vasallos con quienes el Kremlin cre¨ªa contar. Shakasvili, su bestia negra, ni ha muerto, ni ha sido derrocado. En la sucesi¨®n de afrentas, la escasamente democr¨¢tica Bielorussia se inclina ahora hacia el oeste. Les queda a los petro-zares su poder de intimidaci¨®n y el chantaje incesante de los cortes de energ¨ªa.
Pasemos por alto el descenso demogr¨¢fico catastr¨®fico, el alcoholismo dominante, los estragos de la tuberculosis y del sida, el desempleo y la prostituci¨®n, la droga y la desesperaci¨®n general en cuanto salimos de las capitales. Los incendios del verano de 2010, mucho tiempo incontrolados, ilustran el caos de un pa¨ªs donde la incompetencia de arriba se alterna con la dejadez de abajo. Aunque machaquen los ingenuos y pregonen los subvencionados, Putin no solo no ha restablecido el prestigio de Rusia, sino que ha recuperado el estancamiento y el "nihilismo jur¨ªdico" (Medv¨¦dev dixit) de los decenios brejnevianos. En cuanto a su alumno de siempre, el actual presidente de la Federaci¨®n, ex propietario de Gazprom, que lo ha respaldado en sus malversaciones y sus expolios, este subalterno no dispone de poder y se limita a destilar deseos piadosos, un poco adornados con algunas cr¨ªticas sonrientes para embaucar al auditorio. Poli bueno, poli malo, las viejos trucos solo son para enga?ar. Expulsando del Ayuntamiento de Mosc¨² al especulador Liujkov (medida aparente de salubridad p¨²blica) en provecho de un putinista genuino, Medv¨¦dev muestra c¨®mo todo cambia para que todo siga igual.
Rusia se estanca en los bajos fondos de la corrupci¨®n, pero sigue siendo el pa¨ªs cuya alta cultura, a pesar del zarismo, ilumin¨® a toda Europa hasta 1914. Esta "otra" Rusia, la de Dostoievski y de Ch¨¦jov, la de Sakharov y de Soljenitsin, la de Anna y de Natacha no ha muerto, la resistencia indomable de Jodorkovski es una prueba de ello. Habr¨ªa podido huir, ha elegido quedarse y afrontar lo que llama "la vertical corrompida". Culpable, pues. Forzosamente culpable, puesto que, como dice un polit¨®logo moscovita, "en libertad, Jodorkovski, representar¨ªa, a ojos del pueblo, una mezcla de conde de Montecristo y de Nelson Mandela". Es lo que me contaba, poco antes de ser asesinada, Anna Politk¨®vskaia.
Andr¨¦ Glucksmann es fil¨®sofo franc¨¦s. Traducci¨®n de M. Sampons.
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