Espiral de la confusi¨®n

El 'lehendakari' y el l¨ªder de los populares vascos, Antonio Basagoiti, escenificaron el pasado viernes su sinton¨ªa en la pol¨ªtica antiterrorista. Era su forma de salir al paso de la espiral de declaraciones sobre el final de ETA que amenazaba con romper el pacto que mantiene a Patxi L¨®pez en Ajuria Enea y con afectar al consenso que todos los partidos consideran esencial para abordar con ¨¦xito la oportunidad de poner fin al terrorismo.

Si alg¨²n miembro del Gobierno o dirigente del PSOE aventura un pron¨®stico imprudente o un comentario desafortunado, inmediatamente hay alguien de otro partido que exagera su alcance, forzando desmentidos que provocan nuevas sospechas. Y si a estas se responde con la callada, se considera que ese silencio confirma la sospecha, ya sea sobre la intenci¨®n de facilitar la participaci¨®n de Batasuna en las elecciones de mayo o sobre la existencia de contactos, enseguida ascendidos a negociaciones, del PSOE con Batasuna.

Hasta la entrevista con Otegi en este peri¨®dico, en la que proclamaba la incompatibilidad entre el objetivo independentista y la violencia, fue considerada prueba del cambio de pol¨ªtica antiterrorista, cuando m¨¢s bien ven¨ªa a confirmar el ¨¦xito de esa pol¨ªtica, que hab¨ªa conducido al sector de Batasuna identificado con Otegi a la conclusi¨®n de que no recobrar¨ªa la legalidad mientras no desapareciera ETA. Aportaciones personales de pol¨ªticos como Eguiguren o Cospedal han venido a aumentar una confusi¨®n que ni siquiera ha frenado la declaraci¨®n aprobada el martes en el Senado por todos los grupos rechazando acuerdos de partidos legales con Batasuna y la posibilidad de participaci¨®n electoral de esta formaci¨®n si no cumple las condiciones legales. Es de esperar que resulte m¨¢s eficaz para serenar las aguas saber que la fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional investiga posibles maniobras de Batasuna para burlar su prohibici¨®n.

El objetivo de la pol¨ªtica antiterrorista es la disoluci¨®n de la banda, para lo que combina la eficacia policial con la presi¨®n legal y pol¨ªtica sobre Batasuna para que convenza (por su propio inter¨¦s) a ETA. A su vez, el elemento principal de esa presi¨®n es la aplicaci¨®n de la Ley de Partidos, que condiciona la posibilidad de levantamiento de la ilegalizaci¨®n al cumplimiento de una serie de garant¨ªas, que en caso de duda deber¨¢n ser interpretadas de acuerdo con la doctrina sentada por el Tribunal de Estrasburgo. As¨ª, la nueva formaci¨®n deber¨¢ presentar unos estatutos que contengan una expl¨ªcita adhesi¨®n a los derechos humanos y a los principios y reglas de la democracia y un rechazo expl¨ªcito de la utilizaci¨®n de la fuerza para alcanzar sus objetivos.

A?adir otras condiciones, como una cuarentena de cuatro a?os para comprobar que la ruptura con la violencia es real (Basagoiti), carece de base legal y aumenta la confusi¨®n. Pero tambi¨¦n esto ha sido empeorado por su cr¨ªtico, el nacionalista Egibar, que lo ha considerado propio de mentes "m¨¢s bien dictatoriales o fascistas".