Emilio Massera, verdugo de la dictadura argentina
Intervino en el golpe militar junto a Videla y dirigi¨® uno de los mayores centros de tortura del r¨¦gimen
Anoche muri¨® en el Hospital Naval de Buenos Aires, a los 85 a?os, Emilio Eduardo Massera, uno de los personajes m¨¢s siniestros de la dictadura argentina (entre 1976 y 1983), condenado a cadena perpetua por cr¨ªmenes contra la humanidad. En su puesto de jefe de la Armada controlaba todo lo que suced¨ªa en el interior de la Escuela Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), un edificio situado sobre una de las principales avenidas de la capital argentina que se convirti¨® en uno de los mayores centros de detenci¨®n ilegal, tortura, robo de beb¨¦s y asesinatos del r¨¦gimen militar. Se calcula que solo por sus instalaciones pasaron unos 5.000 secuestrados de los cuales apenas unas decenas sobrevivieron.
Fue condenado a cadena perpetua por cr¨ªmenes contra la humanidad
De 5.000 personas que pasaron por la ESMA, sobrevivieron solo unas decenas
Desde 2005, Emilio Massera hab¨ªa sido declarado incapaz por su estado de salud de graves deficiencias neuronales sumadas a demencia senil. A pesar de ello estaba siendo juzgado en ausencia por la desaparici¨®n de tres ciudadanos italianos.
Nacido en 1925 en la localidad de Paran¨¢ y tras una notable carrera en la Armada en la que cont¨® con la ayuda de Juan Domingo Per¨®n, Massera protagoniz¨® junto a los generales Jorge Rafael Videla y Orlando Agost¨ª el golpe de Estado que el 24 de marzo de 1976 depuso a Mar¨ªa Estela Mart¨ªnez, viuda del presidente argentino.
La Junta Militar desat¨® la persecuci¨®n sistem¨¢tica de opositores mediante detenciones ilegales y desaparici¨®n de los secuestrados.
A veces se inclu¨ªa adem¨¢s el robo de las posesiones de los represaliados, incluyendo sus viviendas. Massera, apodado El Cero y El Negro, fue encontrado culpable de todos estos delitos por el tribunal que lo juzg¨® en 1985. Hab¨ªa abandonado la Junta y pasado a la reserva en 1978, sin embargo, quiso seguir al frente del Grupo de Tareas de la ESMA, es decir, de los militares encargados de custodiar, interrogar y torturar a los detenidos en el edificio, as¨ª como de elegir a aquellos que deb¨ªan embarcar narcotizados en aviones H¨¦rcules para ser arrojados de noche sobre las aguas del r¨ªo de la Plata. Y es que Massera no mostr¨® tanto apego a las labores de Gobierno como a las de torturas.
Tras la condena, el ex militar -se le hab¨ªa prohibido volver a vestir el azul marino de la Armada- deb¨ªa pasar el resto de sus d¨ªas en prisi¨®n. Sin embargo, en 1990 el presidente peronista Carlos Sa¨²l Menem le indult¨® tanto a ¨¦l como a otros jefes de la dictadura, entre las protestas de familiares de las v¨ªctimas y organismos defensores de los derechos humanos.
Pero los indultos de Menem no pod¨ªan abarcar dos aspectos de cr¨ªmenes contra la humanidad que resultaron imprescriptibles. Por un lado, el robo de beb¨¦s que les eran arrancados a las secuestradas en el mismo paritorio para ser entregados a familias afines a la dictadura. Por otro, el Plan C¨®ndor: la colaboraci¨®n coordinada entre todas las dictaduras del Cono Sur para perseguir, y en ocasiones hacer desaparecer, a cualquier ciudadano de una dictadura amiga que fuera considerado una amenaza.
Massera se vio de nuevo procesado, pero su deterioro f¨ªsico y mental -en 2002 sufri¨® un derrame cerebral que lo dej¨® postrado- le sirvi¨® para ser declarado incompetente por la justicia argentina. Seguramente no llegara a ser consciente de que en 2005 la Corte Supremo anulaba las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que hab¨ªa servido para que centenares de personas que participaron en la represi¨®n quedaran impunes. Ni que en junio de 2009 su indulto fue declarado inconstitucional y que por tanto volv¨ªa a ser, a todos los efectos, un condenado.
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