Farsa birmana
La dictadura militar pretende que las elecciones ama?adas del domingo abran la v¨ªa democr¨¢tica
La farsa de las primeras elecciones parlamentarias birmanas en 20 a?os ha sido consumada. En ausencia de periodistas y observadores internacionales, el partido que sirve de correa de transmisi¨®n a la dictadura militar ha obtenido al menos el 80% de los esca?os en juego. Cientos de miles de papeletas hab¨ªan sido depositadas por funcionarios y empleados estatales antes de la votaci¨®n del domingo en el opaco pa¨ªs asi¨¢tico, tan olvidado.
Es improbable que la evidencia del fraude masivo inquiete a unos militares instalados en el poder desde hace casi medio siglo, que no han dudado en reprimir sangrientamente a sus compatriotas y que mantienen m¨¢s de 2.000 prisioneros pol¨ªticos. Tampoco a los vecinos de Birmania, comenzando por China, su principal valedor, y siguiendo por los otros nueve miembros de la Asociaci¨®n de Naciones del Sudeste Asi¨¢tico, deseosos de cualquier signo de legitimidad en Yang¨®n y de multiplicar sus negocios con un pa¨ªs pr¨®digo en recursos naturales.
Bastan algunos datos para hacerse una idea cabal del alcance de las elecciones birmanas, que los mejor intencionados quieren ver como el nacimiento de un sistema parlamentario y el comienzo de la retirada de los espadones. La nueva Constituci¨®n que las enmarca, de 2008, establece que el 25% de los esca?os parlamentarios se reserva a generales en activo. Que el jefe supremo del Ej¨¦rcito -ahora el dictador Than Shwe, cabeza de la vieja guardia- elige entre sus camaradas de armas a los ministros de Defensa, Interior y Fronteras (Birmania arrastra una larga guerra civil con etnias minoritarias que disputan por las armas franjas de territorio fronterizo). O que el futuro presidente del pa¨ªs, que a su vez designar¨¢ al Gobierno, ser¨¢ nombrado por un comit¨¦ de ese Parlamento fantasmal, controlado por los generales. Milagro ser¨ªa que esta arquitectura pol¨ªtica concebida por y para militares, que seg¨²n la Junta "representa los deseos del pueblo", alumbrara un embri¨®n de democracia.
Quiz¨¢ lo m¨¢s relevante est¨¦ por llegar cuando este s¨¢bado sea liberada de su interminable prisi¨®n domiciliaria la l¨ªder opositora Aun San Suu Kyi. La Nobel de la Paz ha boicoteado las elecciones, y su partido, al que se rob¨® la victoria en 1990, ha sido disuelto. Pero Suu Kyi es el s¨ªmbolo de la lucha por la libertad en Birmania y la Junta puede estar tentada de utilizarla como un reclamo m¨¢s de sus pretendidas intenciones reformistas.
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