Miguel Narros recupera el teatro de Jean Genet
El director pone en escena un viejo proyecto, Los negros, que su autor no permit¨ªa que se hiciera con actores blancos
"Mis personajes son m¨¢scaras. ?C¨®mo quer¨¦is que diga si son verdaderos o falsos?". As¨ª hablaba Jean Genet para referirse a sus criaturas emergidas de obras m¨ªticas, desconcertantes e ins¨®litas de la historia del teatro universal, tantas veces objeto de pol¨¦micas y esc¨¢ndalos frecuentes. Ah¨ª est¨¢n Las criadas (1947), la primera, estrenada por Louis Jouvet quien propuso reducirla a un acto y tres personajes, Estricta vigilancia -tambi¨¦n conocida por Severa vigilancia- (1949), El balc¨®n (1957), Los biombos (1961) y Los negros, que empieza a escribir en 1955 y estrena Roger Blin (que la lleva un a?o despu¨¦s a Londres) con gran ¨¦xito en Par¨ªs en 1959 y Gene Frankel dos a?os despu¨¦s en Nueva York, una vez levantada la prohibici¨®n de representar a Genet en Estados Unidos. Es precisamente en esta obra en la que un personaje dice: "Nosotros somos la sombra, el env¨¦s de los seres luminosos", recogiendo a todas luces lo que Genet ve¨ªa en sus personajes, trasuntos esc¨¦nicos de los desheredados y marginados junto a los cuales siempre hac¨ªa frente com¨²n.
Los negros, que en Espa?a tan s¨®lo se ha visto en alg¨²n montaje no comercial y por un colectivo de inmigrantes negros de la comarca del Maresme, le ha servido al octogenario Miguel Narros para demostrar ser el director de teatro m¨¢s joven, valiente, atrevido, provocador y energ¨¦tico que hay en estos momentos en Espa?a. Su puesta en escena de este texto profundamente dif¨ªcil y atrabiliario de Genet, ha rejuvenecido cuarenta a?os a Narros, cuando conoci¨® esta obra que decidi¨® montar en 1970 con todos los riesgos que ello entra?aba.
Trece profesionales negros
El principal escollo fue el que finalmente impidi¨® su estreno. Hizo audiciones y encontr¨® a 13 negros que daban el f¨ªsico y con los que lleg¨® a ensayar un mes. Pero no eran actores y ¨¦l mismo vio que aquello era inviable. Cuarenta a?os despu¨¦s ha encontrado a profesionales, casi todos espa?oles, por su DNI y por su acento, con los que quitarse una espina que se le remov¨ªa cada vez que Genet volv¨ªa a su cabeza. Trece actores. Como a ellos, hombres y mujeres inteligentes y de brillante dial¨¦ctica, les gusta que se les llame. Y, si hay que ir m¨¢s all¨¢, prefieren que se les llame negros, y nunca "de color".
Todos ellos, m¨¢s una pianista y el habitual y exquisito equipo de cabecera de Narros (el escen¨®grafo Andrea D'Odorico, el iluminador Juan G¨®mez-Cornejo, la core¨®grafa Marta G¨®mez...) han puesto en pie la luminosa versi¨®n que de Los negros ha hecho Juan Ca?o Arecha, de esta pieza m¨¢s cercana a un poema dram¨¢tico que a una obra teatral y que fue acogida calurosamente en su estreno en el Teatro Palacio Vald¨¦s de Avil¨¦s la noche del viernes pasado.
Sus otras obras, m¨¢s cercanas a la estructura formal de una pieza de teatro, son las que han metido a Genet en la n¨®mina del teatro del absurdo, seguramente por sus retru¨¦canos sobre aspectos pintorescos y grotescos de la existencia humana, pero su teatro va m¨¢s all¨¢ y emerge de las entra?as biliares.
Culpabilidad y responsabilidad
En esta obra un grupo de hombres y mujeres de raza negra celebran un ritual, a modo de funeral, ante un posible f¨¦retro, con un posible cad¨¢ver de una mujer blanca asesinada. El ceremonial incluye un juicio para encontrar al culpable que debe ser ajusticiado por una corte de blancos. "Los personajes de los negros son como personas culpables que juegan a ser culpables y los colonizadores son negros con m¨¢scaras blancas", dec¨ªa Genet quien afirmaba escribir teatro "para cristalizar una emoci¨®n teatral, dram¨¢tica".
De hecho lleg¨® a decir que no le interesar¨ªa escribir esta obra si, por ejemplo, Los negros les sirviera a los negros: "En la lucha de los negros contra el colonialismo creo que la acci¨®n directa, hace m¨¢s por ellos que cualquier obra de teatro. En mis obras trato de dar voz a algo que los negros y otros pueblos marginados son incapaces de expresar. ... Puede ser que hay a escrito esta obra contra m¨ª mismo. Puede ser que yo sea los blancos, el patr¨®n, el empleado y trato de aislar los elementos de idiotez que hay en esas cualidades", se?ala el autor, quien en esta obra busca las culpabilidades y responsabilidades tanto en blancos como en negros.
"Genet no autorizaba que se hiciera esta obra con negros, ni tampoco que si todos, actores y p¨²blico eran negros, no hubiera al menos un espectador blanco, en cuyo caso ten¨ªa que estar en el escenario iluminado con un foco, y si no se encontraba un espectador blanco obligaba a que hubiera un mu?eco blanco que lo represente", se?ala Narros, quien se empe?¨® en esta obra que reflexiona sobre las necesidades de blancos y negros.
Una de sus actrices, la madrile?a Jennifer Rope, dice que el problema es que a ellos les han hecho perder su cultura: "Nos han encajado en esta cultura, pero si estuvi¨¦ramos en la nuestra ser¨ªan otras, nos han colonizado con una cultura global que a nosotros no nos corresponde". Mientras Narros se?ala que ?frica se ha prostituido a los distintos gobernantes europeos que ha tenido, Rope le interrumpe tajante: "No, a ?frica la han violado y una vez violada se ha vendido como puta, pero no naci¨® prostituta".
La cultura africana
Elton Prince, nacido en Camer¨²n y formado en escuelas de teatro parisinas y londinenses, habla de los grandes matriarcados que marcan la cultura africana, y de c¨®mo cuando va alguien a la ?frica profunda se escandaliza, sin entender muchas cosas de su cultura, mientras que su compa?ero Bor¨¦ Buika se r¨ªe contando c¨®mo la gente se queda desconcertada cuando habla un perfecto castellano sin ning¨²n tipo de acento.
Ca?o recuerda que hay un personaje en la obra, interpretado por el mallorqu¨ªn Bor¨¦, que quiere ser blanco. Los actores le corrigen y apuntan: "No es que quiera ser blanco, es que quiere ser libre, y si ese es el camino, y para ser libres hay que decolorarse, pues sea". Lo normal en la obra es que los personajes est¨¦n orgullosos de su africanidad, cosa en la que coinciden todos, quienes recuerdan que lo de ser blancos es un eufemismo: "En realidad los europeos son ros¨¢ceos, tirando a veces a anaranjados..."
Narros concluye que no hay que olvidar "que la obra est¨¢ escrita por un europeo que se acusa de los errores cometidos por una civilizaci¨®n para otros fines que no sean el de pensar por s¨ª mismo", apunta Narros.
Mientras que Los negros es desconocida en Espa?a, s¨ª se han visto muchos montajes de Las criadas, algunos inolvidables como el de V¨ªctor Garc¨ªa (en 1969 s¨®lo en dos ciudades por problemas pol¨ªticos y en 1984), con producci¨®n e interpretaci¨®n de Nuria Espert, quien conserva la carta que le envi¨® Genet cedi¨¦ndole a ella todos los derechos la obra; Mario Gas, con Aitana S¨¢nchez-Gij¨®n, Emma Su¨¢rez y Maru Valdivielso y Manuel Dueso, con una interesante puesta en escena s¨®lo con hombres.
Lo curioso es que la excepcional carrera de dramaturgo de Genet surge tras romper con sus mentores, primero con Cocteau y despu¨¦s con Sartre. A esa deslumbrante y primera etapa de narrador, que es la estudiada por Sartre, le siguieron toda una serie de obras de teatro que un¨ªan un texto brillante con un evidente conocimiento de lo que se conoce por carpinter¨ªa teatral.
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