?Einstein no transfiri¨® conocimiento?
Hay que transformar nuestras universidades para que respondan a las necesidades de las sociedades del siglo XXI. Y aprovechando esta necesidad, bajo el lema de que se ha de dar prioridad a la "transferencia de conocimiento" a la sociedad, se cuelan en el discurso p¨²blico ideas tan ex¨®ticas como que un rector de una Universidad p¨²blica diga que no pasa nada porque a sus profesores les mueva el ¨¢nimo de lucro. Conviene, por ello, empezar a responder y explicar a todo el mundo que, al contrario, s¨ª que pasa. Al menos, si hay dinero de todos en juego.
El argumentario habitual nos dice que las universidades hacen muchas cosas y de gran inter¨¦s pero que, en cambio, no logran que ¨¦stas "lleguen" a la sociedad. De modo que habr¨ªa que establecer numerosos incentivos econ¨®micos para facilitar este tr¨¢nsito. Y as¨ª se est¨¢ haciendo, para satisfacci¨®n del profesorado, que ve c¨®mo desaparecen restricciones e incompatibilidades para ponerse a trabajar en el sector privado (pero conservando, por supuesto, ¨ªntegramente el sueldo por una supuesta dedicaci¨®n a tiempo completo a la Universidad). Las universidades, como instituciones, mientras cobren un porcentaje del contrato, se han subido a este carro. De hecho, cada vez con m¨¢s entusiasmo. Y d¨ªa a d¨ªa m¨¢s empresas descubren con satisfacci¨®n que investigar y desarrollar nuevos productos, e incluso la fabricaci¨®n o el asesoramiento m¨¢s cotidianos, pueden contratarse con universidades y su personal, que hacen el trabajo a un precio muy competitivo, gracias a las subvenciones rese?adas y a que los costes de producci¨®n est¨¢n en su mayor parte sufragados con los impuestos de los ciudadanos.
?Alg¨²n problema? Pues s¨ª, la verdad. Seamos sinceros. Caso de que sea considerado socialmente beneficioso que los profesionales que trabajamos en la Universidad podamos, tambi¨¦n, participar del mercado privado, que se fomenten excedencias o reg¨ªmenes de dedicaci¨®n a tiempo parcial que lo faciliten. Pero, por favor, que lo p¨²blico sea p¨²blico y lo privado, privado. Es decir, que el dinero con el que se nos paga o que construye edificios y compra equipos car¨ªsimos, dado que viene de los impuestos de todos, sea dedicado a fines p¨²blicos: docencia e investigaci¨®n de aquellas cuestiones que no ser¨ªan investigadas, al no ser rentables, por el sector privado . Que fondos p¨²blicos vayan, de forma directa o indirecta, a financiar actividades de mercado no s¨®lo es absurdo, sino que genera incentivos perversos. Desde la competencia desleal al parad¨®jico desincentivo a las empresas privadas que invierten en I+D.
El dinero de todos ha de destinarse a las f¨®rmulas cl¨¢sicas (y en el fondo socialmente m¨¢s justas y eficientes) de "transferir conocimiento" a la sociedad. En primer lugar, ofreciendo una formaci¨®n de grado y posgrado ¨®ptima a los futuros profesionales que necesitan los mercados privados. E investigando en ¨¢reas y campos aparentemente ayunos de cualquier aplicaci¨®n pr¨¢ctica inmediata que, por ello, el mercado no va a financiar. Pero que, a la larga, son esenciales para el desarrollo social, econ¨®mico y tecnol¨®gico. Porque si no, al paso que vamos, tendremos una Universidad que no habr¨ªa dejado a Einstein ocuparse de sus cositas, dado que, seamos, sinceros, ?qu¨¦ aplicaci¨®n pr¨¢ctica y beneficio empresarial pod¨ªa atisbarse en un primer momento de la mayor parte de sus investigaciones?
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