Mercadeo diplom¨¢tico para cerrar Guant¨¢namo
EE UU ofreci¨® dinero a varios pa¨ªses para acoger a presos, Eslovenia pidi¨® reunirse con Obama y Kuwait sugiri¨® abandonarlos en una zona de guerra
Cientos de telegramas enviados por las Embajadas de Estados Unidos y el Departamento de Estado durante los dos ¨²ltimos a?os dan cuenta de las presiones y las duras negociaciones con decenas de pa¨ªses para lograr que la prisi¨®n de Guant¨¢namo estuviera cerrada en enero de 2010. La promesa del presidente Barack Obama, transformada en una orden ejecutiva que firm¨® un d¨ªa despu¨¦s de jurar el cargo, ha resultado una empresa imposible. Los norteamericanos encontraron f¨¦rreas resistencias en Europa y en el resto del mundo que trataron de contrarrestar con todo tipo de ofertas econ¨®micas o pol¨ªticas.
Se encontraron con pa¨ªses imposibles de convencer, como Kuwait, cuyo Gobierno se declar¨® incapaz de hacerse cargo de sus ciudadanos porque estaban "podridos" y lleg¨® a aconsejar a EE UU que se "librara de ellos", seg¨²n la versi¨®n de la Embajada, abandon¨¢ndolos en alguna zona de combate afgana donde corr¨ªan el riesgo de morir. Otros, como Yemen, ped¨ªan millones de d¨®lares. En otros casos fue EE UU quien los ofreci¨®. La aliada Europa tambi¨¦n puso trabas y demor¨® los plazos para aceptar prisioneros. Los estadounidenses apelaron a la "obligaci¨®n moral" de los europeos de ayudar a cerrar la prisi¨®n que tanto hab¨ªan criticado y trataron de convencer a pa¨ªses como Espa?a o B¨¦lgica de que ganar¨ªan liderazgo dentro de la UE si colaboraban. El primer ministro esloveno les propuso un trato encubierto: su pa¨ªs podr¨ªa apoyar a EE UU en esta cuesti¨®n a cambio de un encuentro de 20 minutos con el presidente Obama, seg¨²n un telegrama confidencial de la Embajada en Liubliana del 5 de enero de 2010. Imperaba la regla del quid pro quo.
"Si est¨¢n podridos, est¨¢n podridos, y lo mejor es librarse de ellos", dijo un ministro kuwait¨ª
El rey Abdul¨¢ propuso poner a los presos un chip para localizarlos como "a los caballos"
Washington prometi¨® millones de d¨®lares a un archipi¨¦lago por acoger a los chinos musulmanes
Un ex preso, Moazzam Begg, visit¨® a varios Gobiernos europeos para que acogieran reclusos
Yemen pidi¨® 11 millones de d¨®lares para construir un centro donde poder rehabilitar a los yihadistas
EE UU dio a algunos pa¨ªses la posibilidad de 'reservar' a los presos menos peligrosos
EE UU intent¨® convencer a B¨¦lgica y a Espa?a con la promesa de que ganar¨ªan importancia en Europa
"Necesitamos mejores 'fotos' de los presos", expres¨® una representante de la UE en 2009
EE UU se encontr¨® con alguna ayuda inesperada que ellos mismos calificaron de "ir¨®nica", como la de un ex prisionero de Guant¨¢namo, Moazzam Begg, ciudadano brit¨¢nico que hab¨ªa denunciado torturas, y con alguna propuesta peculiar sobre c¨®mo controlar a los presos liberados. El rey Abdul¨¢ de Arabia Saud¨ª hizo la siguiente recomendaci¨®n cuando recibi¨® en Riad, el 15 de marzo de 2009, al asesor antiterrorista de la Casa Blanca, John Brennan, al embajador de EE UU encargado de la Oficina de Cr¨ªmenes de Guerra, Clint Williamson, y al embajador en Arabia Saud¨ª, Ford M. Fraker. "Se me acaba de ocurrir algo", dijo de pronto el monarca, seg¨²n un cable clasificado como secreto y firmado por el embajador siete d¨ªas despu¨¦s. Propuso que a los presos liberados se les implantara un chip electr¨®nico que permitiera rastrear sus movimientos por Bluetooth, algo que ya se hac¨ªa con "halcones y caballos". "Los caballos no tienen buenos abogados", fue la respuesta de Brennan.
En enero de 2009 hab¨ªa 241 presos en Guant¨¢namo. La idea inicial era llevar una parte a Estados Unidos para que fueran juzgados (algunos de ellos han sido y ser¨¢n procesados en los tribunales militares de excepci¨®n de la base y unos 50 quedar¨¢n en situaci¨®n de detenci¨®n indefinida); otros ser¨ªan trasladados a sus pa¨ªses de origen como hombres libres o para ser procesados; y para un tercer grupo habr¨ªa que buscar alojamiento en cualquier lugar del mundo, preferiblemente en Europa, bien porque en sus pa¨ªses corr¨ªan peligro de ser torturados o ejecutados o porque era probable que se incorporaran a la yihad (guerra santa musulmana).
Algunos pa¨ªses se negaron a recibir a sus nacionales. Fue el caso de los cuatro kuwait¨ªes que a¨²n permanec¨ªan en la base militar. Su Gobierno, aunque no lo admit¨ªa p¨²blicamente por la presi¨®n pol¨ªtica interna, se negaba a permitir su vuelta. En privado, Kuwait reconoci¨® ante EE UU que no pod¨ªa hacerse cargo de los terroristas en general ni tampoco de los presos liberados de Guant¨¢namo, y recomend¨® a los norteamericanos que enviaran a sus ciudadanos a una zona de guerra en Afganist¨¢n, seg¨²n un cable secreto escrito por la embajadora Deborah Jones el 5 de febrero de 2009 tras una reuni¨®n con el ministro del Interior kuwait¨ª, el jeque Shayj Jaber al Jalid al Sabah.
"Usted sabe mejor que yo que no podemos lidiar con esta gente", afirm¨® el ministro textualmente, seg¨²n el relato del despacho. "No puedo detenerlos. Si les quito el pasaporte, ir¨¢n a los tribunales para que se lo devuelvan. Podemos hablar la semana que viene sobre construir un centro de rehabilitaci¨®n, pero no suceder¨¢. No somos Arabia Saud¨ª; no podemos aislar a esta gente en campos en el desierto o en alg¨²n lugar de una isla. No podemos obligarlos a quedarse. Si est¨¢n podridos, est¨¢n podridos, y lo mejor que se puede hacer es librarse de ellos. Los cogisteis en Afganist¨¢n; deber¨ªais dejarlos en Afganist¨¢n, en medio de la zona de guerra". El cable se titulaba: "El remedio del Ministerio del Interior para terroristas: 'Dejadlos morir". A pesar de la oposici¨®n inicial de su Gobierno, dos de los presos volvieron a Kuwait ese mismo a?o. Otros dos siguen recluidos en el penal de la base militar norteamericana en la isla de Cuba.
Uno de los esfuerzos diplom¨¢ticos m¨¢s intensos de EE UU fue desplegado en Yemen. Sus nacionales constitu¨ªan el grupo m¨¢s amplio de prisioneros: 99, un 40% del total. En este caso, el problema era distinto al de Kuwait. Su pa¨ªs no los rechazaba. El presidente Al¨ª Abdul¨¢ Saleh comunic¨® al asesor antiterrorista de la Casa Blanca, John Brennan, en una reuni¨®n mantenida en San¨¢ el 6 de septiembre de 2009, que ¨¦l estaba "listo y deseoso de aceptarlos a todos en el sistema penitenciario yemen¨ª". Pero la Embajada, seg¨²n consta en un informe secreto del d¨ªa 15 de ese mes, estaba convencida de que, si volv¨ªan, "tardar¨ªan pocas semanas en ser liberados por la presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica o por la actuaci¨®n de los jueces", y algunos de ellos supon¨ªan una amenaza real. Razones de seguridad imped¨ªan al Gobierno de Obama aceptar sin m¨¢s la oferta y repatriar a los detenidos.
Saleh urgi¨® en esa cita a EE UU a crear un centro de rehabilitaci¨®n para yihadistas en Yemen similar al que exist¨ªa en Arabia Saud¨ª. Lo construir¨ªa y gestionar¨ªa su pa¨ªs, pero con financiaci¨®n norteamericana. "?Cu¨¢ntos d¨®lares va a traer EE UU?", pregunt¨® insistentemente Saleh sobre el centro de rehabilitaci¨®n, mientras dejaba claro que la reinserci¨®n no era de su incumbencia "sino un problema de EE UU", seg¨²n el despacho diplom¨¢tico secreto del 15 de septiembre de 2009. Cuando Brennan ofreci¨® medio mill¨®n de d¨®lares como inversi¨®n inicial, Saleh respondi¨® que era insuficiente. En reuniones previas hab¨ªa pedido 11 millones, que podr¨ªan pagar entre EE UU y Arabia Saud¨ª, seg¨²n consta en un telegrama secreto fechado el 23 de marzo de 2009.
En septiembre, ambos pa¨ªses llevaban ya meses de negociaciones improductivas y Saleh, seg¨²n los norteamericanos, trataba de aprovecharse de la prisa que ten¨ªa Estados Unidos por cerrar el penal. Si San¨¢ se opon¨ªa, era dif¨ªcil que Arabia Saud¨ª acogiera a los yemen¨ªes para llevarlos a su propio centro. Este era un ¨¦xito a los ojos de la Embajada de Riad. El embajador escribi¨® en un telegrama secreto fechado el 31 de marzo de 2009 que calculaba que al menos 1.500 radicales islamistas hab¨ªan pasado ya por el programa, incluyendo 119 ex presos de Guant¨¢namo. El ¨ªndice de reincidencia estaba entre el 8% y el 10%. El despacho aseguraba que los que volv¨ªan a radicalizarse eran "la excepci¨®n y no la regla" -a pesar de algunos casos que hab¨ªan tenido gran repercusi¨®n medi¨¢tica-, aunque admit¨ªa que el Ministerio del Interior saud¨ª les hab¨ªa confirmado que los extremistas de Guant¨¢namo eran los m¨¢s dif¨ªciles de rehabilitar.
Afganist¨¢n planteaba sus propios problemas. EE UU pidi¨® al fiscal general, Mohamed Ishaq Aloko, que dejara de autorizar, junto al presidente Hamid Karzai, que se pusiera en libertad a ex prisioneros de Guant¨¢namo sin siquiera juzgarlos. A pesar de las quejas de EE UU, las liberaciones continuaban, seg¨²n un cable secreto del embajador Francis J. Ricciardone del 6 de agosto de 2009. Los traslados desde la base de Bagram al centro de detenci¨®n nacional afgano hab¨ªan comenzado en la primavera de 2007. Desde entonces hasta julio de 2009 liberaron sin juicio a 149 personas, 29 de ellos, ex presos de la base. EE UU empez¨® a buscar alternativas para los que proced¨ªan de ese pa¨ªs.
Europa era uno de los objetivos prioritarios para EE UU, que confiaba en sus aliados tradicionales para poder acoger a prisioneros que no pod¨ªan ser devueltos a sus pa¨ªses de origen, unos 60 de los 241. Tampoco esa labor fue f¨¢cil. Ten¨ªan que convencer a los pa¨ªses europeos de que acogieran a presos que ellos mismos no aceptaban en suelo norteamericano. El argumento era que si Europa hab¨ªa criticado tanto Guant¨¢namo, ten¨ªa la obligaci¨®n moral de colaborar para que se cerrara.
La persona encargada de hacer el trabajo fue Daniel Fried, veterano diplom¨¢tico, ex embajador en Polonia y ex asistente del Departamento de Estado para asuntos europeos y euroasi¨¢ticos, que recorri¨® Europa y despleg¨® todas sus armas de persuasi¨®n y presi¨®n para conseguir Estados de acogida. Algunos medios de su pa¨ªs lo apodaron "el pobre Dan" por la dif¨ªcil tarea que le hab¨ªa tocado. Los europeos plantearon todo tipo de problemas de seguridad y de posibles conflictos diplom¨¢ticos.
EE UU tem¨ªa por lo que podr¨ªa ocurrirles a los prisioneros procedentes de China, Egipto, T¨²nez, Libia, Siria o Uzbekist¨¢n si volv¨ªan a su pa¨ªs. Pero no era f¨¢cil para Europa aceptarlos. China, una potencia econ¨®mica con la que nadie quer¨ªa enfrentarse, presionaba para que los 17 detenidos de etnia uigur, musulmanes, encerrados en la base militar desde 2002 y contra los que EE UU no lleg¨® a presentar cargos, no fueran aceptados.
Albania hab¨ªa acomodado a cinco de ellos en 2006, pero la presi¨®n de Pek¨ªn les hizo replantearse la situaci¨®n. El primer ministro, Sali Berisha, que estaba dispuesto a acoger a seis nuevos presos y a colaborar en todo, le pidi¨® expresamente a Daniel Fried "que no fueran uigures", seg¨²n consta en un cable secreto del embajador John Withers fechado el 7 de diciembre de 2009.
Nadie quer¨ªa a los chinos musulmanes. EE UU lleg¨® a ofrecer al archipi¨¦lago de Kiribati, en el Pac¨ªfico, al noreste de Australia, inversiones de millones de d¨®lares en tres fases para que se quedaran con ellos. Si ambos Gobiernos llegaban a un preacuerdo, la Rep¨²blica de Kiribati recibir¨ªa directamente un mill¨®n y medio para proyectos de arreglo de alcantarillado y de desalinizaci¨®n de agua. Si al menos uno era recibido en las islas, se llevar¨ªan a cabo proyectos de asistencia por valor de tres millones. Y si llegaban por lo menos nueve, EE UU arreglar¨ªa adem¨¢s la pista del aeropuerto del atol¨®n de Kiritimati, seg¨²n consta en un telegrama secreto remitido el 20 de diciembre de 2008 por la secretar¨ªa de Estado a la Embajada en Suva (Fiyi) negociaci¨®n que se inici¨® cuando gobernaba a¨²n George Bush. Aparte de las inversiones, EE UU pagar¨ªa 85.000 d¨®lares por preso, lo mismo que ofreci¨® a Espa?a, seg¨²n se?ala un despacho secreto de la Embajada de Madrid de fecha 24 de junio de 2009. Ninguno de los uigures lleg¨® finalmente a Kiribati. Cuatro chinos acabaron tomando el sol en Bermudas, otros seis fueron a la isla de Palau, en el Pac¨ªfico, y Suiza concedi¨® asilo humanitario a dos de ellos. A¨²n quedan cinco en Guant¨¢namo.
En su af¨¢n por recolocar a los prisioneros en Europa lo m¨¢s r¨¢pido posible, EE UU insisti¨® en que estaba entregando a los que ten¨ªan historiales m¨¢s limpios e ide¨® un sistema para que los pa¨ªses compitieran entre s¨ª. Ten¨ªan la posibilidad de reservar a un preso determinado hasta que otro pa¨ªs se interesaba por ¨¦l. A partir de ah¨ª solo hab¨ªa dos opciones. La primera era renunciar a la "reserva" y perder la opci¨®n por un perfil que podr¨ªa ser m¨¢s interesante que otros. La segunda era "bloquear" al prisionero y evitar que nadie m¨¢s pudiera quedarse con ¨¦l. Pero esta opci¨®n significaba en la pr¨¢ctica la promesa diplom¨¢tica de que no habr¨ªa marcha atr¨¢s. La f¨®rmula lograba apremiar a pa¨ªses que se compromet¨ªan en ayudar pero que tardaban en hacerlo bajo la amenaza de tener que quedarse al final con los m¨¢s problem¨¢ticos.
Algunos hicieron un cierto chantaje a EE UU. El primer ministro de Eslovenia, Borut Pahor, dijo que estaba dispuesto a asumir a algunos presos. "Amablemente, pero sin ambig¨¹edad", seg¨²n se relata en un telegrama secreto de la Embajada en Liubliana dirigido al Departamento de Estado el 5 de enero de 2010, el dirigente relacion¨® "el ¨¦xito del acogimiento de presos con un encuentro con Obama" de al menos 20 minutos. Tras una reuni¨®n previa con el ministro del Interior, el embajador ya hab¨ªa informado de que hac¨ªa falta el compromiso "fuerte y personal" del primer ministro para que Eslovenia se involucrara en este asunto y plante¨® la posibilidad de una reuni¨®n en la Casa Blanca para lograrlo, seg¨²n un despacho confidencial de fecha 21 de octubre de 2009.
Fried apel¨® al supuesto liderazgo que conseguir¨ªan algunos pa¨ªses dentro de la UE si capitaneaban el proceso. Lo hizo, entre otros, con B¨¦lgica y Espa?a. La Embajada en Bruselas trat¨® de persuadir al Gobierno belga de que colaborar en el cierre de Guant¨¢namo les har¨ªa ganar preeminencia dentro de Europa, seg¨²n un telegrama secreto del embajador Howard Gutman del 24 de noviembre de 2009. Algo similar insinuaron a los espa?oles.
Las instituciones europeas hicieron hincapi¨¦ en la necesidad de mejorar la imagen de los presos de Guant¨¢namo. "Necesitamos mejores fotos", expres¨® ante el embajador Clint Williamson una enviada del alto representante europeo, Javier Solana, en febrero de 2009. "Hay que cambiar la historia y mostrar a los detenidos de bajo riesgo bajo una nueva luz". En esta empresa, el Gobierno norteamericano recibi¨® la ayuda ins¨®lita de Moazzam Begg. Este brit¨¢nico de origen paquistan¨ª, ex preso de Guant¨¢namo, liberado en 2005 y fundador de la ONG Cageprisoners -uno de los 16 a los que Reino Unido indemnizar¨¢ para que no prosiga la investigaci¨®n judicial sobre las torturas a los prisioneros y la implicaci¨®n en las mismas del Ejecutivo brit¨¢nico-, se dedic¨® a principios de 2010 a convencer a los Gobiernos europeos de que deb¨ªan acoger prisioneros.
Begg quer¨ªa ayudar a sus ex compa?eros, y para hacerlo sigui¨® la misma estrategia que los estadounidenses: no hablaba de torturas pasadas sino de futuro. Insist¨ªa en que muchos presos no eran peligrosos y s¨ª capaces de integrarse en la sociedad. La Embajada de EE UU en Luxemburgo dedic¨® un telegrama confidencial al encuentro que Begg mantuvo el 14 de enero con el ministro de Exteriores luxemburgu¨¦s, Jean Asselborn. El comentario final del despacho refleja la sorpresa de los diplom¨¢ticos: "Est¨¢ haciendo el trabajo por nosotros. Es ir¨®nico que tras cuatro a?os de prisi¨®n y denuncias de torturas, Moazzam Begg haga las mismas gestiones que nosotros para que Luxemburgo acoja a los presos". El empe?o de Fried, Brennan y Williamson no fue suficiente. Han pasado casi dos a?os desde la promesa de Obama y solo 67 presos han sido trasladados. A¨²n quedan 174 y el penal de Guant¨¢namo sigue abierto.
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