ERC vuelve la vista a la izquierda
Los republicanos se imponen un discurso m¨¢s social tras el desastre del 28-N
Con casi 80 a?os de vida, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se plantea tras el batacazo de las auton¨®micas qu¨¦ quiere ser de mayor. Con los malos resultados en la mano (pasaron de 21 a 10 diputados y perdieron casi 200.000 votos), la formaci¨®n busca renacer evitando las batallas internas que han cuarteado al partido en el pasado. El ruido de sables en la calle de Cal¨¤bria, sede de los republicanos, empieza a ser perceptible, y aunque de momento todos los sectores parecen estar de acuerdo en evitar una guerra, en ERC todo es posible.
La direcci¨®n intenta tomar la iniciativa. El l¨ªder, Joan Puigcerc¨®s, est¨¢ ganando tiempo para coger aire y encarar las municipales de mayo. El martes puso su cargo a disposici¨®n del consejo nacional -m¨¢ximo ¨®rgano del partido entre congresos-, un gesto de cara a la galer¨ªa que, salvo sorpresa, le garantiza la ratificaci¨®n. El secretario general, Joan Ridao, prepara un documento para convencer al consejo y en una entrevista a EL PA?S resumi¨® as¨ª el cambio de rumbo: "Debemos volver a la ERC social y gradualista de 2003".
Atraerse a los desencantados del PSC, nuevo objetivo de Puigcerc¨®s
La direcci¨®n sopesa poner fin al asamblearismo del partido
La estrategia pasa por agrupar a la izquierda catalanista; volver a la senda del l¨ªder desterrado, Josep Llu¨ªs Carod Rovira, y aprovechar que el espacio de la izquierda est¨¢ pol¨ªticamente necesitado tras el desplome del Partit dels Socialistes (PSC).
Carod, pese a las estridencias que condicionaron su liderazgo, abri¨® el partido a la izquierda, con una estrategia independentista m¨¢s gradual, sosegada. Pero la actual direcci¨®n, presionada por la competencia de otras fuerzas separatistas, opt¨® por fiarlo todo a un refer¨¦ndum soberanista que la desplaz¨® del centro.
En su apertura a la izquierda, la direcci¨®n mira hacia los socialistas: "El PSC no ha retenido a su votante catalanista, que no ha entendido su subordinaci¨®n al PSOE. Pero ni nosotros ni ICV hemos sido capaces de aprovecharnos de ello", analiza el portavoz del partido, Ignasi Llorente, que concluye: "Es necesaria una izquierda menos subsidiaria, y nosotros lo podemos hacer. Para nosotros es una oportunidad, debemos intentar crecer por este lado para recuperar el apoyo perdido".
El documento de Ridao trazar¨¢ los ejes de la hoja de ruta que ERC presentar¨¢ en marzo de 2011. La preparar¨¢ un equipo dirigido por el consejero de Cultura, Joan Manuel Tresserras, capaz de generar amplias complicidades. Todo para encarar con garant¨ªas las municipales de mayo, que ser¨¢n la prueba de fuego para Puigcerc¨®s.
El potente entramado territorial de ERC -m¨¢s de 200 alcaldes y 1.600 concejales- est¨¢ conjurado para evitar un segundo desplome, pero alzar¨¢ la voz si se repite el descalabro. Tras los comicios, ERC celebrar¨¢ un congreso para ratificar el rumbo y la direcci¨®n. La intenci¨®n es evitar una asamblea cainita.
Pero todo puede pasar en un partido de car¨¢cter asambleario donde la herida del ¨²ltimo congreso todav¨ªa escuece. Fue en junio de 2008, tras unas elecciones generales en las que ERC pas¨® de ocho a tres diputados. Puigcerc¨®s, secretario general de Carod, desterr¨® al l¨ªder haciendo t¨¢ndem con Ridao. Pero Joan Carretero, ex consejero y el m¨¢s cr¨ªtico con el rumbo oficial, cosech¨® casi un 30% de los votos de toda la militancia. Los afines a Carod quedaron terceros, y la candidatura auspiciada por el diputado Uriel Bertran, ¨²ltima. Puigcerc¨®s intent¨® unir al partido incorporando en su equipo a varios carodistas, pero nada pudo hacer con Carretero y Bertran. El primero se escindi¨® con Reagrupament, que no ha logrado representaci¨®n ; el segundo se uni¨® a Solidaritat Catalana, de Joan Laporta, y ser¨¢ diputado.
De aquel congreso qued¨® la imagen de partido dividido. Para acabar con este estigma, algunos dirigentes, como el consejero Josep Huguet, proponen acabar con el asamblearismo. Carod lo intent¨® en 2004, pero los militantes tumbaron la idea.
El asamblearismo ha marcado a un partido que, en democracia, ha crecido a base de divisiones internas. En 1989 ERC se refund¨® en un congreso que acab¨® de madrugada, a gritos: hubo acusaciones de tongo e im¨¢genes surrealistas, como un joven Puigcerc¨®s sentado encima de una urna para parar las votaciones. M¨¢s rocambolesca fue la situaci¨®n del 1996: la direcci¨®n del partido, presidido por ?ngel Colom, se escindi¨® dejando a ERC con pocos cargos, menos militantes y un agujero en la caja. Carod se encarg¨® de tomar las riendas, dio aire fresco, abri¨® el partido y logr¨® el mejor resultado de la historia en 2003 con 23 diputados. Defenestrado Carod, el partido se enfrenta ahora a su larga sombra y a las divisiones del ¨²ltimo congreso. ERC se la juega en las municipales. O cambia el rumbo o reabre viejas heridas.
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