Voluntad de ajuste
El Gobierno debe imponer la austeridad ante el fuerte crecimiento de la deuda de las autonom¨ªas
La decisi¨®n de los l¨ªderes de la Uni¨®n Europea de aprobar una reforma en el Tratado de Lisboa para constituir un fondo de rescate permanente en defensa del euro y la ampliaci¨®n del capital del Banco Central Europeo (BCE) indican que Europa ha emprendido el camino correcto para conjurar la crisis de confianza de los mercados en la solvencia de las deudas soberanas. El Fondo y el BCE son la ¨²ltima l¨ªnea de defensa de la moneda com¨²n y la ratificaci¨®n de que Europa necesita una pol¨ªtica econ¨®mica coordinada. Esta necesidad implica que los pa¨ªses pierdan soberan¨ªa fiscal y exige que, hoy, los Gobiernos resuelvan sus problemas espec¨ªficos. Espa?a tiene varios propios, empezando por un crash inmobiliario que acent¨²a las sospechas de los inversores externos sobre la solidez del sistema bancario. Es verdad que los bancos espa?oles son m¨¢s solventes que los europeos; pero no hay solvencia que resista varios a?os de recesi¨®n, una elevada tasa de desempleo y un crecimiento imparable de la tasa de morosidad.
Pero el problema particular de la econom¨ªa espa?ola en tiempos de depresi¨®n es el crecimiento del endeudamiento de las Comunidades Aut¨®nomas y los Ayuntamientos. El Banco de Espa?a informa de que la deuda auton¨®mica ha aumentado un 27% en un a?o y la sit¨²a en el 10% del PIB. Esta explosi¨®n de la deuda auton¨®mica oficial (no se cuentan las facturas en los cajones que las comunidades tienen sin contabilizar y sin pagar, o la deuda diseminada en empresas parap¨²blicas) se ha producido despu¨¦s de dos a?os de crisis, cuando todas las autoridades pol¨ªticas eran conscientes de la gravedad de la situaci¨®n.
Los Gobiernos aut¨®nomos (y algunos Ayuntamientos) arguyen que carecen de fuentes de financiaci¨®n para hacer frente a servicios transferidos (sanidad y educaci¨®n, sobre todo) y que por ello tienen que endeudarse. Sin duda, convendr¨ªa reforzar sus ingresos. Pero, adem¨¢s, las autonom¨ªas han desarrollado una maquinaria inerte de gasto que no saben o no quieren parar. La prueba de que la voluntad pol¨ªtica flaquea es que, colocadas al borde de la suspensi¨®n de pagos, se precipitan a emitir bonos patri¨®ticos que ya est¨¢n teniendo un efecto devastador sobre la calificaci¨®n de la deuda espa?ola. Emitidos bajo la urgencia extrema de la asfixia financiera, est¨¢n mal incardinados en el conjunto de la deuda y carecen de proyecciones de refinanciaci¨®n y devoluci¨®n.
Enti¨¦ndase bien que el descontrol sobre la deuda auton¨®mica constituye un aut¨¦ntico problema de Estado. Lastra la calidad de la deuda global, en parte porque oculta el total de sus empr¨¦stitos, y da pie a los inversores potenciales a suponer que se decide al margen de la unidad financiera del Tesoro. Zapatero advirti¨® ayer en Bruselas de que el Gobierno har¨¢ cumplir los compromisos de ajuste fiscal. Pero los inversores creen que, a pesar de su buena voluntad, no va a poder exigirlo. Se impone una demostraci¨®n, con la implicaci¨®n del PP, de la capacidad del Gobierno para convertir en realidad estos buenos prop¨®sitos.
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