Separados a la fuerza
La mitad de los inmigrantes llega a Espa?a sin su pareja - El 60% reagrupa a su familia al cabo de un a?o - En el regreso influye m¨¢s la situaci¨®n que se da en el pa¨ªs de origen que la situaci¨®n de crisis que haya en el de acogida
La emigraci¨®n es un proceso que supone la ruptura con muchas cosas. Entre ellas, una de las m¨¢s importantes es el v¨ªnculo de pareja. La mitad de los inmigrantes no comunitarios llega a Espa?a sin ella. Aunque algunos de ellos se reagrupan al cabo de un a?o o dos, el n¨²mero de parejas que al final se quedan es incierto. En el resultado final influyen varios factores. En contra de lo que se piensa, la crisis econ¨®mica en Espa?a no es determinante para que decidan volverse a su pa¨ªs de origen. Toman la decisi¨®n principalmente por razones familiares, de v¨ªnculo y de organizaci¨®n, y sopesando si les compensa volver cuando la situaci¨®n personal y social en su tierra no ha cambiado.
Las pol¨ªticas que se emprenden en los pa¨ªses de acogida (no solo en Espa?a, ocurre en toda la UE) influyen notablemente en el tipo de emigraci¨®n que se recibe y que se mantiene, como las medidas de reagrupaci¨®n familiar. Las naciones tienden a facilitar la llegada de personas vinculadas a la familia nuclear, lo que hace que sea m¨¢s f¨¢cil la integraci¨®n para las personas procedentes de pa¨ªses con esta tradici¨®n, como los latinoamericanos.
Hay 2,4 millones de inmigrantes no comunitarios; el 14% se va cada a?o
Las naciones tienden a facilitar la llegada de personas relacionadas
Los africanos son los que viven con m¨¢s naturalidad el alejamiento
Para volver pesa m¨¢s un familiar enfermo que la econom¨ªa
Los padres temen que los hijos adopten costumbres ajenas
Se empieza a asentar en Espa?a el modelo de familia transnacional
Estos son precisamente los que m¨¢s emigran con su c¨®nyuge. Lo hacen los ecuatorianos en mayor medida, seguidos de los rumanos (seg¨²n datos anteriores a su entrada en la UE) y de los asi¨¢ticos, a excepci¨®n de Jap¨®n e Israel. Adem¨¢s, hay m¨¢s mujeres (57%) que vienen solas a Espa?a a trabajar que hombres (53%), con las rumanas, latinoamericanas y asi¨¢ticas a la cabeza.
Las diferencias culturales hacen que, mientras en algunos pa¨ªses estas separaciones son vividas con tristeza y como algo temporal -aunque al final duren una d¨¦cada e incluso provoquen la ruptura de la pareja-, en otros se ven como algo natural, como ocurre en el caso de algunos africanos, en especial, por ejemplo, en las familias senegalesas. Como demuestran los datos (que son de 2007, pero vigentes, ya que est¨¢n vinculados a comportamientos que no cambian en muchos a?os), solo el 12% de los hombres y el 27% de las mujeres marroqu¨ªes migran con sus parejas. Es reducido tambi¨¦n el porcentaje de hombres procedentes de ?frica subsahariana (23%) que llegan acompa?ados.
Casi el 40% de los inmigrantes ten¨ªan pareja en el momento en el que decidieron venir a Espa?a. "Son separaciones forzadas por la l¨®gica del proceso migratorio. En el caso de los procedentes de la UE la situaci¨®n es evidentemente distinta y el proyecto migratorio es conjunto. Cuando hab¨ªa una convivencia anterior, matrimonial o de pareja de hecho, la aspiraci¨®n en unos casos es recuperar al cabo del tiempo esa convivencia pero en otros no, depende del proceso migratorio que hayan acordado", explica la dem¨®grafa del CSIC, Clara Cortina, que ha estudiado en profundidad la dimensi¨®n familiar de los procesos migratorios. "Generalmente se dan dos tipos de proyectos migratorios: que uno se vaya por un periodo corto y vuelva con lo que ha ahorrado o que busque establecerse en el destino. En este segundo caso, la reagrupaci¨®n familiar forma parte del proceso". Esta experta explica que con estos distanciamientos "no se crea estrictamente un nuevo modelo de familia, pero lo que s¨ª pasa es que se tambalea a veces su propio modelo". "Se crean nuevas formas de vida en pareja", a?ade. Una especie de vidas de locutorio, en las que el contacto con la familia nuclear y extensa es tel¨¦fonico, a excepci¨®n de alguna vez al a?o o cada dos a?os que viajan a su pa¨ªs.
Las parejas de inmigrantes viven, en general, dos tipos de separaciones, destacan los especialistas. La primera es desde el momento de la partida de su pa¨ªs. Cuando uno de los miembros de la pareja deja al otro en su tierra, a menudo, a cargo de sus hijos. Y la segunda se produce cuando la familia ya estaba agrupada en Espa?a y, por razones que suelen ser muy diversas (no solo influye que no puedan trabajar) se vuelve una parte a su pa¨ªs.
Teresa Castro, experta en demograf¨ªa de la familia, tambi¨¦n del CSIC, apunta que "es dif¨ªcil generalizar en este tema". "La migraci¨®n, por ejemplo, latinoamericana a Espa?a se reagrupa en alg¨²n momento, de media, al cabo de cuatro o cinco a?os. Y se ve claro que se vienen muchas mujeres solas y lo que m¨¢s abunda son personas que tienen parejas de hecho, ya que en muchos de esos pa¨ªses casi la mitad de las parejas son de este tipo, y con hijos. Esto las hace m¨¢s vulnerables al venir a Espa?a, con mayor riesgo de separaci¨®n", a?ade Castro.
Los especialistas dicen que en Espa?a se est¨¢ asentando un modelo de familia transnacional similar al que se empez¨® a crear hace varias generaciones entre las de mexicanos que emigraban a Estados Unidos. Esto es, los parientes van y vienen por a?os o periodos de tiempo y los hijos se acostumbran, por ejemplo, a que uno de los padres no est¨¦ normalmente con ellos en el pa¨ªs de origen, pero de mayor puede irse con ¨¦l.
En Espa?a hay en la actualidad 4,7 millones de extranjeros residentes en Espa?a, de los cuales 2,4 millones son inmigrantes procedentes de pa¨ªses que no son comunitarios. Es dif¨ªcil saber con exactitud cu¨¢ntos inmigrantes se vuelven a su pa¨ªs cada a?o. El c¨¢lculo m¨¢s fiable es que retorna cada a?o alrededor del 14%, una estimaci¨®n obtenida a partir de las bajas del padr¨®n. La ¨²ltima proyecci¨®n de crecimiento de la poblaci¨®n espa?ola del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) confirma ese c¨¢lculo: la estimaci¨®n de regresos es de entre el 15% y el 20% anual. Aunque tambi¨¦n hay que tener en cuenta que el hecho de que un inmigrante no renueve el padr¨®n no significa necesariamente que se haya marchado de Espa?a.
Diego L¨®pez de Lera, dem¨®grafo especializado en Migraciones Internacionales de la Universidade da Coru?a, dice que "la imagen de los retornados de que vuelven triunfantes es del siglo pasado, esta tipolog¨ªa representa un porcentaje muy bajo". "Las bajas del padr¨®n adolecen de un grado de subregistro, pero sabemos que en 2009 se dieron de baja 142.000 inmigrantes y la mitad, unas 70.000, son bajas por caducidad. Los que m¨¢s se dieron de baja expresamente son los latinoamericanos y, por pa¨ªses, los rumanos, bolivianos, marroqu¨ªes, argentinos y colombianos. Y dos tercios (entre el 60% y el 70%) eran hombres".
L¨®pez de Lera dirige el proyecto de su universidad Procesos de retorno de los inmigrantes extranjeros en Espa?a. ?D¨®nde est¨¢ la gota que les hace decidirse a retornar con su familia? "No es verdad que sea por los problemas econ¨®micos en Espa?a, como se ha dicho muchas veces. Les hacen retornar factores como la situaci¨®n familiar en origen, algo que le pase a alg¨²n familiar cercano o problemas de los hijos".
Otra fuente para saber los que se vuelven a su pa¨ªs es el Programa de Retorno Voluntario del Ministerio de Trabajo e Inmigraci¨®n, pero "estos n¨²meros son rid¨ªculos", advierten los expertos. Seg¨²n esos datos, se han acogido en el a?o 2009 al programa de retorno voluntario para inmigrantes en situaci¨®n vulnerable 4.022 personas. Las cifras son bien peque?as, pero es cierto que han crecido mucho: en 2003 se acogieron solo 604 y el aumento ha sido progresivo. En total, de 2003 a la actualidad han recurrido a ¨¦l 10.693 personas.
El aumento del retorno se ha relacionado en los ¨²ltimos tiempos con la crisis econ¨®mica. Sin embargo, casi todos los expertos discrepan de estas afirmaciones. "Los inmigrantes no se vuelven a su pa¨ªs seg¨²n vayan las cosas aqu¨ª, sino en funci¨®n de c¨®mo van en sus pa¨ªses", se?ala investigadora del CSIC Amparo Gonz¨¢lez-Ferrer, soci¨®loga especialista en el estudio de familias de inmigrantes. "En Alemania, en los primeros a?os ochenta se vio, por ejemplo, que la crisis puede hacer que aceleren la decisi¨®n de volver cuando ya estaban pensando en ello". "Adem¨¢s, para ellos el coste de volver es alto", a?ade Amparo Gonz¨¢lez-Ferrer. "Por un lado est¨¢ el psicol¨®gico, porque la reintegraci¨®n no es f¨¢cil, y, por otro, no siempre pueden aplicar lo que han aprendido aqu¨ª. Y, adem¨¢s, los motivos por los que se vinieron, sean personales o sociales, pueden no haber cambiado".
Con la crisis econ¨®mica, al haber menos trabajo, menos factores de atracci¨®n a la inmigraci¨®n y m¨¢s dureza en las fronteras, la mayor¨ªa de los que vienen a Espa?a lo hacen por reagrupaci¨®n familiar. Esta ya se encuentra en el centro del debate y va a ser el caballo de batalla de los pr¨®ximos a?os. En especial, el objetivo debe estar, seg¨²n los expertos, en acercar los discursos pol¨ªticos y los incompletos datos oficiales a la situaci¨®n real sobre la forma de promoverla y el aut¨¦ntico n¨²mero de reagrupaciones que se producen.
"Los datos de reagrupaci¨®n familiar no sirven como instrumento de planificaci¨®n", se?ala Gonz¨¢lez-Ferrer. "Un reglamento de la UE de 2007 obliga a los Estados a expedir un n¨²mero de permisos por reagrupaci¨®n familiar", explica esta experta. "El principal escollo para el inmigrante est¨¢ en los consulados de su pa¨ªs de origen, que suelen estar desbordados (sobre todo los de Latinoam¨¦rica y ?frica) y es donde tienen que acudir para solicitar el visado y disponen solo de dos meses para que se expida. Los problemas al final para saber el alcance de esto son que no se sabe ni la demanda real de agrupaciones ni cu¨¢ntos se han reagrupado ya sin seguir el procedimiento legal".
La directora general de Integraci¨®n de los Inmigrantes del Ministerio de Trabajo e Inmigraci¨®n, Estrella Rodr¨ªguez Pardo, defiende los dos tipos de programas de retorno que existen, aunque reconoce tambi¨¦n que el "ministerio est¨¢ estudiando c¨®mo mejorar todos estos programas para facilitar la inmigraci¨®n circular, el movimiento de los inmigrantes, por ejemplo, permitiendo que no pierdan, si vuelven a su pa¨ªs, determinados derechos adquiridos en Espa?a".
"Hay dos programas, el dirigido a desempleados, que pueden cobrar el 40% de la prestaci¨®n acumulada al retornar y el 60%, una vez en su pa¨ªs, y el de asistencia social a los que est¨¢n en situaci¨®n vulnerable con los que se les paga el billete y se les da una ayuda hasta que est¨¢n asentados, que ha crecido much¨ªsimo a?o tras a?o", se?ala Rodr¨ªguez. "Estas opciones son voluntarias y hay que mantenerlas en el tiempo para que cada inmigrante decida su propio proyecto migratorio", a?ade.
Uno de los datos que revela
la ¨²ltima Encuesta Nacional de Inmigraci¨®n es que alrededor del 60% de los inmigrantes (sin contar a los que proceden de otros pa¨ªses de le UE) ten¨ªa a su c¨®nyuge viviendo con ellos ya al a?o de llegar a Espa?a. Es decir, el 40% segu¨ªa viviendo separado. Esto da una idea de la magnitud real de la reagrupaci¨®n. "Necesariamente tuvo que ser al margen del procedimiento legal porque en un a?o es pr¨¢cticamente imposible que hayan completado los requisitos", explica Gonz¨¢lez-Ferrer.
Se podr¨ªa concluir, a la vista de los datos y del an¨¢lisis de los expertos, que la inmensa mayor¨ªa de las parejas de inmigrantes que se vuelven a juntar no se est¨¢n reagrupando por la v¨ªa legal en Espa?a. Primero viene el c¨®nyuge y luego se regulariza. Pero hay que a?adir que las dificultades para estudiar la reagrupaci¨®n como fen¨®meno sociol¨®gico no son exclusivas de Espa?a, ocurre en toda la UE. La mayor¨ªa de los discursos pol¨ªticos sobre reagrupaci¨®n est¨¢n basados en cifras oficiales, lo que no parece operativo, porque no da una idea clara de c¨®mo se deber¨ªa abordar la situaci¨®n real.
La reagrupaci¨®n de la pareja o hijos en otro pa¨ªs lleva adem¨¢s a veces a grandes choques culturales. As¨ª lo han reflejado diversos estudios cualitativos realizados en los ¨²ltimos a?os, seg¨²n explican los expertos en inmigraci¨®n. Por ejemplo, las relaciones de autoridad entre padre e hijos son distintas en Espa?a que en los pa¨ªses de origen de muchos inmigrantes. Tambi¨¦n lo es el trato a las personas mayores y, a veces, los padres tienen miedo a que sus hijos se "contaminen" de costumbres diferentes de las de sus pa¨ªses.
En relaci¨®n con este aspecto, Amparo Gonz¨¢lez-Ferrer dice que "todos los Estados fomentan un tipo de familia directa o indirectamente entre su poblaci¨®n inmigrante, fomentando o dificultando el mantenimiento de la estructura familiar de origen. La pol¨ªtica fomenta de alguna manera a los que est¨¢n m¨¢s dispuestos a aceptar el esquema de familia nuclear". "En origen no todos est¨¢n cerca del modelo de familia nuclear. Adem¨¢s, las comunidades de inmigrantes acaban reproduciendo caracter¨ªsticas de sus pa¨ªses. Por ejemplo, los dominicanos, que fomentan que se vengan las mujeres solas porque son ellas las que tienen un papel muy activo en el mantenimiento de la familia, y en el caso de los senegaleses ocurre al rev¨¦s: si el hombre que inmigra promueve traerse a alguien suele ser, antes que a la mujer que se ha quedado con los hijos, a un hermano o un primo".
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