Burbujas de Navidad
So?¨¦ que el Rey aparec¨ªa en su discurso de Nochebuena con una foto de fondo del doctor Eufemiano Fuentes. Advert¨ªa de que jam¨¢s nos dej¨¢ramos deslumbrar por el brillo del oro. Su discurso ¨ªntegro sonaba a zapatazo en la mesa. Se?alaba con el dedo a todos los c¨®mplices de la crisis econ¨®mica. Bancos que repart¨ªan cr¨¦dito sin cuenta para hinchar a sus socios constructores, apoy¨¢ndose en tasaciones a la medida. Ayuntamientos que crec¨ªan bajo la venta indiscriminada de suelo y planes urban¨ªsticos salvajes. Y finalmente, entidades de medici¨®n de riesgos que, en lugar de advertir de eso, de los riesgos, premiaban los excesos, y ahora sacuden cuando ya no hay riesgo sino realidades. Realidades tan duras como que la gente pierde su casa, el dinero pagado en a?os de hipoteca y a¨²n se les persigue con la deuda hasta el ¨²ltimo rinc¨®n del Ecuador o Paraguay o Entrev¨ªas.
Cuando despert¨¦, el Rey segu¨ªa ah¨ª, en su papel de moderador nacional. Record¨¢ndoles a todos subliminalmente que cuando m¨¢s dura se pone la cosa, siempre nos queda el orgullo de ser campeones del mundo. Sustituir la tradicional foto de la familia y nietos por la de los futbolistas tiene algo que ver con haberlos alzado al pedestal de ejemplo de la juventud y de haber asumido que como pa¨ªs somos una monarqu¨ªa deportiva, como bien nos recuerdan las marcas de ropa, que cada vez m¨¢s asumen un discurso de patria para vender camisetas. En realidad, si uno mira los anuncios, todo lo venden deportistas.
El deporte, curiosamente, tambi¨¦n fue central en el discurso navide?o de la Reina de Inglaterra. En tono preol¨ªmpico, record¨® que el deporte ayuda a la uni¨®n entre naciones, pero tambi¨¦n glos¨® la importancia de las instalaciones asequibles, populares, al servicio de la gente. Todo un gui?o a educadores y deportistas que le hab¨ªan enviado en d¨ªas anteriores una protesta por los recortes del Gobierno conservador en las partidas de deporte escolar. Conocemos el pa?o, los institutos han visto recortadas sus competiciones deportivas, al menos en Madrid, los recintos se privatizan. Corremos el peligro de hinchar el deporte como hinchamos la construcci¨®n, en una burbuja que deja medallas para unos pocos y abandono para todos los dem¨¢s.
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