La derecha,revoluci¨®n rock 2010
"Me sorprende que tanta gente que se proclama liberal sea tan fan¨¢tica. Si est¨¢s en desacuerdo con ellos, eres una idiota, una intolerante, una racista", dijo en octubre Moe Tucker, baterista de Velvet Underground, en respuesta al revuelo organizado cuando una televisi¨®n le acerc¨® la alcachofa durante un acto del Tea Party en la localidad de Tifton (Georgia), y ella solt¨® un discurso quej¨¢ndose de la deriva socialista hacia la que la Administraci¨®n del musulm¨¢n Obama parec¨ªa conducir al pa¨ªs. Para el periodista que le pregunt¨®, Tucker era otra se?ora harta de los dem¨®cratas. Para los fans de la Velvet, el caso era tan sorprendente como preocupante. Inconcebible que alguien que hab¨ªa ayudado a grabar el que es, tal vez, el disco m¨¢s importante de la historia del rock fuera una "idiota, intolerante y racista".
Al rock se le supone algo antigubernamental que la izquierda de hoy no siempre tiene
Hasta hoy, los m¨²sicos que se han declarado abiertamente de derechas han sido minor¨ªa. Desde Ted Nuget hasta Johnny Ramone ("un punk de izquierdas no es m¨¢s que un puto hippy"), pasando por Kid Rock o 50 Cent, los m¨²sicos adscritos al conservadurismo, salvo el caso tal vez de Ian Curtis (ilustre votante Tory) o el joven Paul Weller (se le pas¨® pronto el conservadurismo), son siempre artistas a los que se les suponen pocas luces y, en muchos casos (Jessica Simpson, Britney, Norma Duval), escaso talento. "La idea de un m¨²sico de derechas sigue pareciendo una anomal¨ªa. El rock es algo democr¨¢tico que todos pueden hacer, por eso est¨¢ m¨¢s cerca de la izquierda que del individualismo inherente a la derecha", comentaba el periodista Luke Lewis en el diario The Independent d¨ªas despu¨¦s de la aparici¨®n de Tucker y del linchamiento al que la sometieron en infinidad de blogs. Las quejas de Tucker no son muy distintas de las que durante a?os han llevado a decenas de estrellas a buscar refugio en pa¨ªses con una fiscalidad m¨¢s amable.
Durante todo este a?o hemos visto c¨®mo en Hollywood empezaba a articu-
larse un lobby de creadores de derechas, c¨®mo la ficci¨®n televisiva yanqui recuperaba cierta equidistancia pol¨ªtica gracias a series tan sesgadamente derechonas
como CSI Miami. Pero el rock parec¨ªa inmu-
ne a la tendencia. "Estoy seguro de que un tipo como Brandon Flowers [The Killers] vota republicano, pero no lo quiere
admitir. Hasta ahora los m¨²sicos de derechas han vivido ciertamente acomplejados. Esto est¨¢ a punto de cambiar", interviene el periodista experto en rock y pol¨ªtica Dorian Lynskey. Y es que al rock se le supone un elemento antigubernamental y revolucionario que, ciertamente, no se encuentra hoy al ala m¨¢s digerible y mayoritaria de la izquierda contempor¨¢nea. Hoy la izquierda es "m¨¢s gobierno" y una pugna desesperada por conservar el Estado de bienestar. Si ser progresista hoy es ser conservador,
tal vez debamos buscar a los revolucio-
narios —aunque lo hagan a trav¨¦s de teor¨ªas involutivas— y a los libertarios —aunque lo escenifiquen con una Biblia en una mano y un rifle en la otra— en el otro extremo. "El radicalismo antiinstitucional del Glenn Beck [una suerte de Jim¨¦nez Losantos estadounidense] encaja, en la forma, claro, con el de Jello Biafra [activista y l¨ªder de la banda punk Dead Kennedys]", insiste Lynskey. El tema podr¨ªa extenderse al de la persecuci¨®n. No hay mejor leyenda de rock libertario que la que habla de m¨²sicos vigilados o perseguidos por las Administraciones. Desde los MC5 hasta Lennon. Sus historias nos han ayudado a poder reconocer a los malos sin necesidad de hacernos demasiadas preguntas. Tal vez hasta esto vaya a cambiar. En una reciente entrevista en The Quietus, Micah P. Hinson lanzaba una terrible diatriba en contra de Obama. La periodista, estupefacta, le pregunt¨® si no le importaba que publicara lo que acababa de decir. Hinson respond¨ªa: "Ning¨²n problema, mientras me dejen volver a entrar en mi pa¨ªs". Esta gente nos va a robar hasta la revoluci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.