Hechizos y encantamientos
Ma?ana se celebra la festividad de los Reyes Magos. Melchor, Gaspar y Baltasar se encargar¨¢n un a?o m¨¢s de hacer felices a ni?os y ni?as. Intentar¨¢n, de nuevo, que sus deseos e ilusiones se cumplan. Y, sin duda, muchos de estos peques los cumplir¨¢n. De siempre ha sido as¨ª. Es la tradici¨®n y, como tal, estas ilusiones se han venido transmitiendo de generaci¨®n en generaci¨®n.
Menos mal que la perpetuaci¨®n de esta herencia a lo largo de los siglos no ha dependido de los actuales dirigentes sevillanos (y no hablo solo de la pol¨ªtica, sino en todos los ¨¢mbitos). En efecto, en la capital andaluza, por asombroso que parezca, la fiesta de los Reyes Magos -a la luz de los ¨²ltimos acontecimientos, con nombramientos, ceses y dimisiones- ha estado rodeada de pol¨¦mica. Las ilusiones de los peque?os han dado paso a las miserias de los mayores y el contraste entre ambas ha sido brutal. De la misma forma, tambi¨¦n es brutal el contraste entre lo que vive la sociedad y lo que parecen vivir nuestros pol¨ªticos. As¨ª, cuando a la gente sencilla y a la no tan sencilla, les agobian los problemas derivados de esta crisis -brutal, tambi¨¦n-, los pol¨ªticos parecen que est¨¢n embelesados mirando la cabalgata. S¨ª, la cabalgata de la crisis, que parece traer carb¨®n al Gobierno y muchos regalitos al PP, que por tanto est¨¢ encantado con una crisis que ha convertido sus viejas calabazas conservadoras en carrozas y a sus ratones neoliberales en briosos corceles.
Hemos pasado, como por encantamiento, de tener un l¨ªder en la oposici¨®n pol¨ªtica andaluza, como es Javier Arenas, de ser el eterno derrotado en las elecciones auton¨®micas a un l¨ªder que ya ha ganado sin hacer otra cosa que ense?ar la patita de las encuestas e ir por Andaluc¨ªa actuando como si ya fuera presidente de la Junta de Andaluc¨ªa. Hace magia y transmite, como nadie, esa ilusi¨®n haciendo ver, al igual que los Reyes de Oriente, que va a poder repartir sus juguetes a todos.
Eso s¨ª, el tipo es mago: Por un lado, sostiene como pol¨ªticos en activo y considera que son magn¨ªficos candidatos a personas como Carlos Fabra, que est¨¢ acusado de graves delitos, y por otra, en Andaluc¨ªa, revienta la presunci¨®n de inocencia cuando de imputados del PSOE se trata. Y lo peor es que el PSOE le sigue el juego y se queda como encantado con esta magia. Y es que el partido en el Gobierno, que tiene una alta responsabilidad con las ampl¨ªsimas capas sociales que lo han respaldado electoralmente, no puede mirar lo que ocurre en la arena pol¨ªtica como quien mira a Jos¨¦ Mota en la tele en fin de a?o: esto me gusta o esto no. Tiene que despertar de ese letargo, que le hunde en las encuestas y desespera a sus seguidores, estando obligado a ofrecer a los ciudadanos una explicaci¨®n coherente de lo que sucede y alternativas a los regalos envenenados de la derecha, que ya sabemos c¨®mo va a recortar el d¨¦ficit cuando se quiten los ropajes, una vez haya accedido al poder.
Ciertamente, impresiona que un se?or como Rajoy le saque tanta ventaja a un presidente del Gobierno que hace apenas 20 meses revalid¨® su mayor¨ªa. Si el PP tuviera un l¨ªder de verdad, ?c¨®mo ser¨ªa la cosa? Y en Andaluc¨ªa, m¨¢s que impresi¨®n, la cosa es de soponcio, pues el que va ahora de Rey Mago es el mismo que ha ido de Estrella de la Ilusi¨®n con Aznar, Cascos, Mar¨ªa San Gil y resto de camaradas ausentes.
Ya s¨¦ que no es f¨¢cil, pero el PSOE tiene que salir de ese encantamiento y hacerlo ya. Dejarse de complejos y de intereses y equilibrios internos y poner al PP en su sitio, que desde hace 30 a?os, con crisis o sin ella, es la oposici¨®n. Por voluntad de los ciudadanos, s¨ª, pero tambi¨¦n por voluntad del PSOE de ser el partido de las mayor¨ªas sin distinci¨®n de clase alguna. Tanto es as¨ª que hay una gran mayor¨ªa de los ciudadanos -Andaluc¨ªa presume de ser de centro-izquierda- que, aunque sean muy cr¨ªticos con la gesti¨®n que los Gobiernos central y andaluz, han realizado, siguen esperando, que se les transmita con hechos, no con palabras, la esperanza y la ilusi¨®n de salir de esta situaci¨®n.
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