A favor de Internet
La m¨¢s poderosa herramienta de emancipaci¨®n cultural inquieta a la clase pol¨ªtica por la transparencia y libertad que aporta. En Espa?a, el disparate jur¨ªdico del canon digital y la 'ley Sinde' son una muestra
Lo m¨¢s revolucionario que le ha pasado a la cultura humana en los ¨²ltimos tiempos ha sido el desarrollo de Internet. Su despliegue no ha hecho m¨¢s que empezar, pero ya escuchamos los primeros crujidos que anuncian el resquebrajamiento de gran parte de las superestructuras pol¨ªticas y econ¨®micas tradicionales. El p¨¢nico del Gobierno chino lo lleva a dedicar miles de censores a filtrar la Red y eliminar los contenidos que disgustan a la c¨²pula dirigente en un fatuo intento de poner puertas al campo. Pero Internet, la m¨¢s poderosa herramienta de emancipaci¨®n cultural, fue dise?ada desde el principio para escapar a cualquier control y no se deja dome?ar f¨¢cilmente por Estados, Iglesias, corporaciones ni grupos de presi¨®n, ofreci¨¦ndose pr¨ªstina, libre y completa a cualquier ciudadano en cualquier rinc¨®n del planeta con acceso a ella.
Con 30 libros, supongo que soy un autor al que la SGAE deber¨ªa dar parte del canon. No lo ha hecho
Aunque me irrita que me roben la cartera, me halaga que alguien se interese por mis escritos
La clase pol¨ªtica, acostumbrada desde siempre a mangonear y mantener en la penumbra sus manejos, ve con inquietud creciente la transparencia y libertad que Internet aporta. Todos los Estados han mantenido caros y secret¨ªsimos servicios de espionaje, como la CIA americana y la rusa SVR (antes, KGB). Uno de sus m¨¢ximos objetivos consist¨ªa en localizar y fotografiar las instalaciones de los otros Estados. En 1983, un avi¨®n coreano que hac¨ªa la ruta de Nueva York a Se¨²l por Alaska y que se hab¨ªa desviado ligeramente y quiz¨¢s hab¨ªa penetrado el espacio a¨¦reo sovi¨¦tico fue derribado por aviones de combate ante la sospecha de los jefes militares rusos de que pudiera tratarse de un avi¨®n esp¨ªa que pretendiese sacar fotos a¨¦reas de la isla de Sajal¨ªn. Los 269 pasajeros y tripulaci¨®n a bordo murieron en el incidente. Actualmente, esas fotos las puede descargar cualquiera de Google Earth, que ha hecho obsoletos gran parte de los servicios de espionaje.
Varias de las noticias m¨¢s sonadas de 2010 han sido protagonizadas por Wikileaks, una ONG sin ¨¢nimo de lucro dedicada a incrementar la transparencia mediante la publicaci¨®n de documentos secretos que voluntarios de todo el mundo le hacen llegar. En los ¨²ltimos meses ha dado a conocer numerosos papeles sobre la actividad militar norteamericana y cables secretos enviados por diplom¨¢ticos estadounidenses al Departamento de Estado. De hecho, gran parte de la informaci¨®n contenida en los cables ya se conoc¨ªa por otras fuentes. Adem¨¢s, la diplomacia americana sale relativamente bien parada de la filtraci¨®n, pues los diplom¨¢ticos aparecen como generalmente bien informados, sensatos y realistas en sus apreciaciones; quedan mejor, desde luego, que en sus acartonadas declaraciones oficiales. En casos muy espec¨ªficos, sobre todo relacionados con la delincuencia y el terrorismo, es necesario mantener el secreto durante la preparaci¨®n de operaciones puntuales. En los cables y documentos oficiales, sin embargo, el secretismo est¨¢ fuera de lugar. Las iniciativas de Wikileaks contribuyen sin duda a crear un mundo m¨¢s transparente, libre y seguro para todos.
En Espa?a, dos asuntos relacionados con Internet han removido los ¨¢nimos en el a?o reci¨¦n transcurrido: el canon digital y la llamada ley Sinde. El canon digital es un disparate jur¨ªdico: una multa que se impone a todos los compradores de un soporte con el que se podr¨ªa delinquir, aunque no se delinca. La excusa de esta tasa sobre los materiales de reproducci¨®n digital es que los compradores podr¨ªan usarlos para copiar contenidos de propiedad ajena. Es como si se dijera que todo comprador de un cuchillo de cocina debe pasar una semana en la c¨¢rcel, pues algunos usan los cuchillos para acuchillar al vecino y la polic¨ªa no siempre puede encontrar a los culpables. Ya en febrero, la plataforma de internautas present¨® tres millones de firmas para pedir la eliminaci¨®n del canon digital. En octubre, la sentencia del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea dictamin¨® que el canon es un abuso y no cumple la directiva comunitaria y que, en cualquier caso, solo podr¨ªa cobrarse a los particulares, pero no a personas jur¨ªdicas, como empresas y Administraciones, pues no emplean sus discos y aparatos para copiar. Yo tampoco empleo mis discos y aparatos para copiar y tampoco veo raz¨®n alguna para pagar el canon. Por otro lado, en 2009 se recaudaron 90 millones de euros por este concepto. En teor¨ªa, esos dineros se distribuir¨ªan entre los autores a trav¨¦s de intermediarios como la SGAE. Con 30 libros a cuestas, supongo que soy uno de los autores. Sin embargo, nunca he recibido un c¨¦ntimo de la SGAE.
La ministra Gonz¨¢lez-Sinde, no contenta con haber introducido el canon ahora tumbado, se ha pasado el a?o tratando de meter con calzador y sin debate previo alguno una ley contra las descargas en Internet que convertir¨ªa el cierre de un sitio web en una mera decisi¨®n administrativa. Trat¨® de colar su propuesta de estraperlo y sin que se notase, como mera disposici¨®n adicional de la Ley de Econom¨ªa Sostenible, con la que obviamente no ten¨ªa nada que ver. Al final su maniobra le ha salido mal y su proyecto de ley ha sido merecidamente derrotado en el Congreso en diciembre.
Lo que necesitamos es un debate abierto, racional, sereno y sin prejuicios. Internet est¨¢ aqu¨ª para quedarse, afortunadamente, pues es la mejor esperanza que tenemos de un mundo sin censuras, controles ni fronteras, donde cada ser humano tenga acceso a toda la cultura sin l¨ªmites ni restricciones y decida libremente en cada momento qu¨¦ hacer y c¨®mo hacerlo y en qu¨¦ lengua hacerlo y por qu¨¦ ideas interesarse y con qui¨¦n hablar y comerciar y ligar.
No hay que demonizar las descargas en Internet. No es lo mismo copiar que robar. El ladr¨®n priva al due?o de la posesi¨®n y usufructo de su propiedad, pero no as¨ª el copi¨®n, que se la deja entera. No es lo mismo robar un cuadro en un museo que reproducir su fotograf¨ªa (que, hecha sin flash, no perjudica para nada al cuadro mismo). Los t¨ªpicos objetos de robo son entidades compuestas de materia y forma, como los coches. Quien me roba el coche me deja sin coche. Los objetos de copia son formas puras, como la informaci¨®n, que no desaparecen por el hecho de ser reproducidas. Quien copia un texto m¨ªo no me priva del texto ni de las ideas que expresa, aunque a veces redunde en un lucro cesante. En realidad, aunque me irrita mucho que me roben la cartera, m¨¢s bien me halaga que alguien se interese tanto por mis escritos como para fotocopiarlos o colgarlos en su blog.
Hay que proteger la propiedad intelectual, pero tambi¨¦n hay que desempolvar las convenciones a menudo obsoletas que la regulan. Las patentes industriales son los productos sometidos a propiedad intelectual m¨¢s relevantes econ¨®micamente; a pesar de ello, tienen una validez de 20 a?os, tras la cual pasan al dominio p¨²blico y cualquiera puede usar lo patentado. En su actual regulaci¨®n, la propiedad intelectual de autores y artistas no solo dura toda la vida del autor (con lo cual es f¨¢cil estar de acuerdo), sino que adem¨¢s, tras su muerte, todav¨ªa se extiende nada menos que 70 a?os a sus herederos y a los herederos de sus herederos, que nada han tenido que ver con su creaci¨®n. Como ha escrito en este diario Josep Ramoneda, "habr¨¢ que encontrar f¨®rmulas para que los herederos de un artista no vivan 70 a?os del cuento".
Todas estas cosas requieren una consideraci¨®n pausada. Los intereses del grupo corporativo que tanto defiende la ministra (y que en parte son tambi¨¦n los m¨ªos) son respetables, desde luego, pero no menos respetables son las ansias de libertad y autonom¨ªa de la comunidad creciente de los internautas, que incluye a la mayor y mejor parte de la juventud espa?ola (y mundial). Hay que buscar f¨®rmulas nuevas e imaginativas de combinar rentabilidad y libertad, como hizo, por ejemplo, Google con su idea de combinar su envidiable rentabilidad empresarial con la libertad y la gratuidad de sus servicios a los consumidores, atrayendo y cobrando la publicidad.
Jes¨²s Moster¨ªn es profesor de Investigaci¨®n en el CSIC.
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