Los tunecinos desaf¨ªan el poder de Ben Ali
El presidente anuncia que no optar¨¢ a un cuarto mandato en 2014 - Miles de personas celebran en la calle las concesiones del Gobierno tras otro d¨ªa de violencia
Anoche fue la segunda vez que Zine el Abidine Ben Ali, presidente de T¨²nez, se dirigi¨® al pa¨ªs en el lenguaje popular en 23 a?os de mandatos. Ocho minutos en ¨¢rabe dialectal. Prometi¨® no presentarse a las elecciones en 2014 y que no habr¨¢ censura en Internet para aplacar una revuelta que ha costado decenas de vidas. Las ¨²ltimas, ayer, cuando el desaf¨ªo de los manifestantes al toque de queda se sald¨® con ocho v¨ªctimas mortales. Mucha gente hac¨ªa chirigota sobre un dirigente que dijo todo lo que la oposici¨®n, y gran parte de la poblaci¨®n, quer¨ªa escuchar. Minutos despu¨¦s de la alocuci¨®n de Ben Ali, retirados los polic¨ªas a sus cuarteles, miles de personas se lanzaron a las calles de la capital para celebrar las concesiones del presidente.
El Gobierno promete libertad de prensa y acceso a Internet sin restricciones
Las organizaciones de derechos humanos hablan de 66 muertos por la represi¨®n
Ben Ali carece de credibilidad entre los partidos de oposici¨®n y entre gran parte de los 10 millones de tunecinos, como los profesores universitarios que ayer le llamaban "asesino" en los morros de la polic¨ªa. Su discurso significa una derrota en toda regla para su r¨¦gimen, dado que minutos despu¨¦s de la alocuci¨®n, a las 20.15, el toque de queda quedaba en papel mojado. Miles de personas se sumaban al jolgorio en las avenidas del centro de la capital al comp¨¢s de las bocinas y los aplausos. La polic¨ªa y los soldados hab¨ªan regresado a sus cuarteles y recibido la orden de no disparar contra civiles.
Najib Chebi, jefe del opositor Partido Democr¨¢tico Popular, dio la bienvenida a las promesas de un l¨ªder acorralado que hab¨ªa afirmado minutos antes: "Me han enga?ado. No soy el sol que brilla sobre todas las cosas... Entiendo las demandas de los tunecinos". Ben Ali, de 74 a?os, se comprometi¨® a no modificar la Constituci¨®n -que establece el l¨ªmite de 75 a?os para concurrir a los comicios- para presentarse a su sexto mandato en 2014, que permitir¨¢ "la libertad total de prensa", que "no volver¨¢n a clausurarse p¨¢ginas de Internet" y que "se reducir¨¢ el precio del az¨²car, leche y pan". Nadie que no pertenezca a su partido, la Asamblea Constitucional Democr¨¢tica, le acaba de creer del todo. Cuando asumi¨® el poder en 1987 enfatiz¨® que permanecer¨ªa dos mandatos al frente.
Habr¨¢ que esperar para comprobar si la revuelta, que irrumpi¨® ayer en el coraz¨®n de la capital, junto a la vieja medina, amaina. ?Continuar¨¢n las protestas, ahora que los manifestantes saben que el presidente ha salido debilitado? ?C¨®mo reaccionar¨¢ el empobrecido interior agr¨ªcola del pa¨ªs? ?Aguantar¨¢ Ben Ali los tres a?os que le restan en la presidencia? ?Comenzar¨¢ el proceso de reformas democr¨¢ticas que exige la oposici¨®n? Nadie sabe la reacci¨®n de un r¨¦gimen autoritario que da bandazos insospechados. Pero nadie duda de que habr¨¢ un antes y un despu¨¦s de este alzamiento.
Hasta anoche, la respuesta policial hab¨ªa sido brutal. Agentes de uniforme y de paisano patrullaron por docenas en cada rinc¨®n, tambi¨¦n a bordo de motos, porra y spray en mano, amenazando a quien osara curiosear o detenerse en grupos, por peque?os que fueran, en unas avenidas que apestaron a gas lacrim¨®geno. Fue una ma?ana de dura represi¨®n, en la que al menos un civil muri¨® en la capital v¨ªctima de los disparos. Pero fue tambi¨¦n un d¨ªa en el que se vivi¨® el in¨¦dito desaf¨ªo a una autoridad que pierde a marchas forzadas la escasa legitimidad de que gozaba. "Ben Ali, fuera", "Ben Ali, asesino", corearon cientos de profesores en una manifestaci¨®n en un campus de la Universidad de T¨²nez.
Se desga?itaban varios docentes al dirigirse a sus colegas, mientras brotaban los esl¨®ganes, que voceaban todos a una. "Libertad, libertad. No queremos un presidente para toda la vida". Ese ansia de libertad, la corrupci¨®n, el nepotismo y el desempleo son los g¨¦rmenes de un levantamiento popular que explot¨® el 17 de diciembre, cuando Mohamed Bouaziz, licenciado desempleado de 26 a?os, se prendi¨® fuego en la ciudad de Sidi Bouzid. Muri¨® despu¨¦s de que el 6 de enero Ben Ali le visitara. Parec¨ªa una momia, vendado su cuerpo entero por las quemaduras.
Las cifras de muertos oscilan entre las 23 que admite el Gobierno y los 66 que anunci¨® la Federaci¨®n Internacional de Derechos Humanos. Los v¨ªdeos colgados en internet y las declaraciones de testigos permiten aventurar que el n¨²mero debe estar m¨¢s cercano, o incluso superior, a los 66. Hay m¨¦dicos que hablan de muertos en un hospital tunecino, y vecinos de suburbios cuentan de fallecidos a los que las autoridades no permiten enterrar. Organizaciones de derechos humanos apuntan que el mi¨¦rcoles perecieron a tiros 12 personas. Apenas quedaron ciudades al margen de los disturbios.
No es una revuelta de desheredados, aunque tambi¨¦n; no es una protesta de las ¨¦lites intelectuales, aunque tambi¨¦n. Es, simplemente, que gran parte de los tunecinos -bien instruidos y con anhelos democr¨¢ticos- est¨¢n hasta el gorro. "La noche del mi¨¦rcoles desafiaron el toque de queda muchas mujeres de todas las edades. No ve¨ªa algo as¨ª desde la revuelta de 1984", comentaba un vecino adulto de Elkram, barrio acomodado a 10 kil¨®metros de T¨²nez.
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