Comunistas e islamistas mantienen la protesta contra el Gobierno de T¨²nez
El Ejecutivo decide reabrir las escuelas y reanudar las competiciones deportivas
Las manifestaciones contin¨²an salpicando el territorio tunecino, desde la capital hasta la remota ciudad sure?a de Tataouine. Pero quienes protestan, aunque sea m¨¢s airadamente, no son las mismas personas que tomaron las calles en los d¨ªas previos a la ca¨ªda y fuga del dictador Zine el Abidine Ben Ali. Apenas acuden a la principal avenida de T¨²nez hombres y mujeres de clase media-alta. Se apreciaba desde hace tres d¨ªas con un simple vistazo que son personas de extracci¨®n social m¨¢s baja. Muy pocos se atreven a decirlo p¨²blicamente -temerosos todav¨ªa de una posible reacci¨®n del viejo r¨¦gimen-, pero son los comunistas e islamistas, reprimidos salvajemente durante d¨¦cadas, quienes mantienen ahora la exigencia de que todo ministro que fue afiliado del Reagrupamiento Constitucional Democr¨¢tico (RCD), el partido de Ben Ali, debe abandonar el Ejecutivo. Algunos coranes se vieron ayer por primera vez en las manifestaciones.
Por primera vez se han visto algunos coranes en las manifestaciones
Los sindicalistas exigen que se rompa con el antiguo r¨¦gimen de Ben Ali
Tiene que ir con pies de plomo el Gobierno interino del primer ministro, Mohamed Ghanuchi, que se esmera para satisfacer tambi¨¦n las demandas de los sectores sociales m¨¢s enfrentados con su Ejecutivo, y especialmente con uno de sus ministros m¨¢s relevantes y detestados: el responsable de Interior, Ahmed Fria. A comienzos de semana, Fria tuvo una intervenci¨®n desafortunada. Cuando anunci¨® que las v¨ªctimas civiles de la revuelta popular iniciada el 17 de diciembre ascend¨ªan a 78, habl¨® de los muertos con un tono y una terminolog¨ªa que irrit¨® a muchos, y no solo a los fieles musulmanes. El lenguaje es importante en los pa¨ªses ¨¢rabes, y no emple¨® la palabra "m¨¢rtires". "Todav¨ªa hay miembros del Gabinete que tratan a la gente con arrogancia", asegura Enma Jeblaui, profesora de estudios isl¨¢micos, aunque laica hasta la m¨¦dula.
El Gobierno reaccion¨® con celeridad, como viene siendo la norma en las ¨²ltimas jornadas, e inst¨® ayer a los imanes de las mezquitas -donde ayer viernes, d¨ªa sagrado de los musulmanes, acudieron sin temor por primera vez en 23 a?os- a "rezar por los m¨¢rtires" de la revoluci¨®n. Adem¨¢s, declar¨® tres d¨ªas de luto nacional en memoria de las v¨ªctimas y anunci¨® que el lunes se reabrir¨¢n las universidades y escuelas, cerradas desde el 11 de enero, y que las competiciones deportivas se reanudar¨¢n en breve. Todo con tal de devolver al pa¨ªs una apariencia de normalidad.
La situaci¨®n pol¨ªtica, sin embargo, todav¨ªa dista un largo trecho de la estabilidad. Tras la convulsa semana que sigui¨® a la huida de Ben Ali, el presidente, Fuad Mebaza, el primer ministro Ghanuchi, y los miembros del Gobierno que sirvieron al tirano, abandonaron su partido y disolvieron su comit¨¦ central. Pero a los comunistas, islamistas y nacionalistas les resulta insuficiente esta decisi¨®n y todas las dem¨¢s adoptadas por el Ejecutivo: amnist¨ªa, legalizaci¨®n de partidos, incautaci¨®n de todas las propiedades de la familia Ben Ali... Los quiere fuera del poder. Sin m¨¢s. Incluso arremetieron ayer a gritos contra Ahmed Ibrahim, l¨ªder de Ettajdid, uno de los partidos de oposici¨®n legalizados por Ben Ali que forma parte del Ejecutivo.
M¨¢s preocupante para Ghanuchi es la decisi¨®n adoptada por la Uni¨®n General de Trabajadores de T¨²nez (UGTT). El sindicato, que desempe?¨® un papel relevante durante la revuelta, llam¨® a la constituci¨®n de un Gobierno de salvaci¨®n nacional sin vestigio alguno del antiguo r¨¦gimen. Si los nacionalistas, islamistas y comunistas son considerados radicales por gran parte de los civiles que se jugaron el pellejo en la revuelta civil, la UGTT no puede considerarse un actor propenso al extremismo pol¨ªtico. Ha sido una instituci¨®n que trabaj¨® con relativa normalidad -dentro de los l¨ªmites que permit¨ªa la dictadura- durante las dos d¨¦cadas y media de mando de Ben Ali.
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