La ermita que quiso ser plat¨®

Si Sof¨ªa Loren regresara hoy a Colmenar Viejo, probablemente no reconocer¨ªa lo que para ella fue el monasterio burgal¨¦s de San Pedro Carde?a, y que en realidad era la Ermita de los Remedios de la localidad durante el rodaje de El Cid. Los peque?os arbustos sembrados ante la puerta ahora son dos enormes palmeras, las tres naves que aparecen en la pel¨ªcula han dejado abandonada la portada y la espada?a, y la puerta del cercado por la que sal¨ªa triunfante Charlton Heston a caballo tras dejarla para volver a la batalla ha sido tapiada.

Sin embargo, V¨ªctor Matellano tiene en su memoria grabada la estampa de la pel¨ªcula de Anthony Mann. Aunque hayan pasado 50 a?os, ha visto tantas veces a Heston encarnando a Rodrigo D¨ªaz de Vivar, que es capaz de reconocer los campos de Colmenar en los que se libraron sus batallas, el risco culminado por el Pico de San Pedro que protegi¨® a su caballer¨ªa y la Ermita de los Remedios en la que se despidi¨® dos veces de una Jimena de acento italiano. "Charlton Heston era un t¨ªo muy pesado, pero porque era muy met¨®dico y quer¨ªa que cada escena saliera muy bien", explica Matellano, que junto a Miguel Losada ha escrito El Cid (T&B Editores), un recorrido por el rodaje por toda Espa?a con motivo del 50? aniversario.

La Ermita de Los Remedios hizo del monasterio de San Pedro Carde?a

Sof¨ªa Loren se cay¨® el ¨²ltimo d¨ªa de rodaje en el hotel y se lux¨® el hombro

En el pueblo no ve¨ªan a Charlton Heston, sino a Ben- Hur y a Mois¨¦s

"Rodar en Espa?a era la ¨²nica manera que ten¨ªa la industria de Hollywood de invertir los beneficios que obten¨ªa por la reproducci¨®n de las pel¨ªculas aqu¨ª. Como no se pod¨ªa sacar una peseta de Espa?a, por el r¨¦gimen aut¨¢rquico franquista, lo que s¨ª sacaban era rollos de pel¨ªcula", explica Matellano. Un negocio que le sali¨® rentable a Hollywood, y que cambi¨® la vida de los habitantes de los pueblos de la sierra de Madrid. "Antes de El Cid, en Espartaco, hubo 5.700 extras entre soldados, vecinos de Colmenar y de otros pueblos", explica el autor, que es tambi¨¦n director de cine -es un amante del g¨¦nero de terror- y miembro de la Academia. Precisamente su abuelo Benito actu¨® como soldado en El Cid y de las historias que le contaba, le entr¨® el gusanillo del cine. "Me asombraba estar viendo una pel¨ªcula en la tele y ver el mismo paisaje de la ventana en la pantalla, pero con Alain Delon o Anthony Quinn", comenta.

El autor sabe an¨¦cdotas de aquellos siete d¨ªas de rodaje que ni siquiera ha vivido, como el ¨²ltimo d¨ªa de grabaci¨®n en el que Sof¨ªa Loren se lux¨® un hombro al caerse de camino al hotel en Madrid o el cami¨®n que "se col¨®" en una de las secuencias. "Es como un destello que se ve al fondo, como el reflejo del sol en el parabrisas", comenta.

El impacto en el pueblo de aquel rodaje fue enorme, sobre todo por lo que supuso para la gente de un pueblo peque?o ver a grandes actores a escasos metros. "Los habitantes de Colmenar no ve¨ªan a Charlton Heston el actor, sino al mism¨ªsimo Ben-Hur y a Mois¨¦s el de Los diez mandamientos", explica Matellano.

Entre los personajes ilustres que participaron en el rodaje est¨¢n el jefe de la Polic¨ªa Armada, Jes¨²s Luque, que ense?¨® a Heston a montar a caballo -cuentan que uno de los Babiecas que mont¨® Heston por poco lo tira al suelo-; F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente, que le ayud¨® con las escenas con halcones; y el torero Domingo Ortega, que le ense?¨® a manejar la espada.

A pesar de los rumores, Matellano desmiente mientras observa los fotogramas del rodaje que Heston y Loren se llevaran tan mal. "Sof¨ªa estaba helada y Heston le dio su capa para cubrirse, y cuando lleg¨® a Barajas fue a recogerla ¨¦l mismo", concluye.