Los restos del modelo europeo
El ¨²ltimo Consejo Europeo, celebrado la semana pasada, ha abierto la caja de los truenos. A propuesta de ?ngela Merkel (con el seguidismo de Sarkozy) se ha comenzado a discutir un plan de competitividad para la zona euro que sirva de contrapartida a la ampliaci¨®n y flexibilidad del fondo de rescate para pa¨ªses en dificultades. Se trata de un paso m¨¢s para trascender la Uni¨®n Monetaria y avanzar en ese gobierno econ¨®mico por el que todos suspiran. En esencia, este pacto defiende la desvinculaci¨®n de los salarios y la inflaci¨®n (el nuevo binomio ser¨ªa salarios versus productividad), la limitaci¨®n del d¨¦ficit y la deuda por ley, la armonizaci¨®n de la edad de jubilaci¨®n, una misma base fiscal para el impuesto de sociedades, una misma estrategia de rescate para bancos en apuros, y el reconocimiento mutuo de las titulaciones y los programas de formaci¨®n.
No hay una v¨ªa ¨²nica para llegar al gobierno econ¨®mico de la UE
?Para qu¨¦ servir¨¢n los pactos sociales, centrales en la cultura europea?
No hay un camino ¨²nico para llegar al gobierno econ¨®mico. Este que se ha escogido obedece a la pr¨¢ctica conservadora de la mayor¨ªa de los dirigentes europeos. Alemania y Francia est¨¢n administradas por Ejecutivos y l¨ªderes de derechas, como tambi¨¦n lo son el presidente del Consejo Europeo, Van Rompuy, el presidente de la Comisi¨®n Europea, Dur?o Barroso, por no hablar del gobernador del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet. Son estos personajes los que marcan la actual v¨ªa de salida a la crisis y al futuro de la Uni¨®n Europea (UE).
El plan de competitividad no se ha aprobado a¨²n, sino que qued¨® para su maduraci¨®n definitiva en una nueva cumbre del Consejo Europeo en marzo. Por lo que se sabe, hubo divisi¨®n de opiniones sobre su m¨¦todo y su contenido. Se aprobar¨¢ con la aquiescencia de los ministros de Econom¨ªa de la eurozona, lo que gener¨® la protesta de la Comisi¨®n por su ninguneo: ?para qu¨¦ sirve la Comisi¨®n Europea si se obvia su papel en una reforma tan significativa como esta? En cuanto a las medidas, distintos pa¨ªses y agentes econ¨®micos y sociales se preguntan qu¨¦ quedar¨¢ del modelo europeo de concertaci¨®n social si se fijan por arriba aspectos tales como los salarios o la jubilaci¨®n. Si estuviese en marcha ese plan de competitividad, el Acuerdo Social y Econ¨®mico (ASE) reci¨¦n firmado en Espa?a, habr¨ªa sido extempor¨¢neo. ?Qu¨¦ les quedar¨ªa a la patronal y los sindicatos, que est¨¢n intentando acordar el modelo de negociaci¨®n colectiva, si este no es el mismo que dicta Bruselas? ?Para que servir¨¢n, a partir de ahora, los pactos sociales, tan familiares en la cultura europea? Si en los convenios colectivos se desvincula la negociaci¨®n de salarios de la evoluci¨®n de los precios (pasados, no futuros) se acabar¨ªa con el modelo de cl¨¢usula de revisi¨®n que es el que permite adaptar los aumentos de sueldos a las subidas de la inflaci¨®n, y por tanto evitar la permanente p¨¦rdida de poder adquisitivo de los salarios y que las empresas recuperen las p¨¦rdidas adelantadas (por ejemplo, en 2010, la subida salarial fue del 1,1% y la inflaci¨®n estuvo por encima del 3%).
Frente al pragmatismo americano, Europa se blinda en su rigidez. ?C¨®mo se saldr¨¢ de las pr¨®ximas recesiones si se limita por ley el d¨¦ficit o la deuda? Practicando excepciones selectivas seg¨²n el poder de cada pa¨ªs: como hicieron Alemania y Francia cuando superaron el techo del d¨¦ficit (3% del PIB) fijado en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, durante cinco ejercicios consecutivos, desde el a?o 2001 (cuando todav¨ªa no hab¨ªa llegado la Gran Recesi¨®n); o mirando hacia otro lado cuando pa¨ªses como Italia multiplican el porcentaje aceptado de deuda p¨²blica (el 60% del PIB) de modo sistem¨¢tico; o aplaudiendo, como ha hecho Sarkozy (en una reciente carta, una vez firmado el pacto, elogiaba "las valientes decisiones del Gobierno espa?ol. Suponen una importante contribuci¨®n a una zona euro m¨¢s convergente, m¨¢s estable y m¨¢s fuerte"), la subida de la edad de jubilaci¨®n de los dem¨¢s, mientras en Francia se contin¨²a por debajo de la media.
Entre las huellas que deja la Gran Recesi¨®n est¨¢ una interpretaci¨®n cada vez m¨¢s restringida del modelo social europeo, sin tener en cuenta cuestiones tales c¨®mo qui¨¦nes fueron sus principales responsables, qu¨¦ ideas la propiciaron y qui¨¦nes se han beneficiado m¨¢s de los desequilibrios que ahora se intentan paliar. Asombroso.
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