Alegr¨ªas y cautelas
La democracia en Egipto tambi¨¦n puede dar alas al islamismo radical
No se puede sentir m¨¢s fascinaci¨®n por la onda de choque provocada por la revoluci¨®n tunecina. El peque?o T¨²nez, avalado por la victoria de sus aspiraciones democr¨¢ticas, est¨¢ trastocando el escenario del mundo ar¨¢bigo-musulm¨¢n. Pero Egipto no es T¨²nez. Si bien en T¨²nez las fuerzas democr¨¢ticas parecen estar en posici¨®n de llevar a buen puerto sus demandas de una sociedad libre -pese a la mirada hostil del vecino libio y a la suspicacia de Argel- sin que eso ponga en cuesti¨®n el equilibrio de la regi¨®n, el caso egipcio plantea problemas a Estados Unidos y, por supuesto, a Israel. Tanto uno como otro han apoyado a Hosni Mubarak constantemente. Aunque a todo el mundo deber¨ªa alegrarle presenciar c¨®mo una democracia reemplaza a una dictadura, a nadie le interesa ver a Egipto cambiar de rumbo.
Nos encontramos de lleno ante la contradicci¨®n fundamental que suscitan tales acontecimientos: por una parte, el tr¨ªptico autoritarismo-estabilidad-garant¨ªa de los equilibrios internacionales; por otra, libertad, coherencia de los valores, incertidumbre.
Egipto es, con Arabia Saud¨ª, el principal punto de apoyo de Estados Unidos en la regi¨®n. Estados Unidos mantiene a flote al pa¨ªs m¨¢s grande del mundo ¨¢rabe: desde hace una treintena de a?os, la ayuda norteamericana se sit¨²a alrededor de los 2.000 millones de d¨®lares anuales. Egipto es el primer pa¨ªs ¨¢rabe que se atrevi¨® a firmar la paz con Israel y supo, a continuaci¨®n, desempe?ar un verdadero papel de mediador ante el conjunto del mundo ¨¢rabe.
Seg¨²n coloquemos el cursor del lado de la democracia y los grandes principios o del lado de los intereses, definimos una actitud diferente. As¨ª, para Israel las cosas son simples. Ante la intensidad del peligro al que se expondr¨ªa si Egipto diera un giro hostil, tiene que apoyar a Mubarak. Estados Unidos, en cambio, ha optado por estimular el cambio. "Una transici¨®n ordenada", ha dicho Barack Obama, en la l¨ªnea de su discurso de El Cairo, texto fundador en el que el presidente estadounidense llamaba a los dirigentes del mundo ¨¢rabe a gobernar "mediante el consentimiento y no mediante la coerci¨®n".
Barack Obama ha pasado enseguida a la pr¨¢ctica: "?ahora!". Frente a las tergiversaciones de Hosni Mubarak y tras haber solicitado los servicios de uno de sus predecesores, George Bush padre, amigo y c¨®mplice de Hosni Mubarak en la ¨¦poca de la primera guerra del Golfo, Barack Obama ha decretado el "cambio ahora". Al hacerlo, el presidente estadounidense ha asumido el riesgo de que esa transici¨®n se ponga en marcha y se le escape de las manos. Es un escenario que Estados Unidos ya conoci¨®. Fue en 1978, en Teher¨¢n. Entonces hab¨ªa un consenso entre los partidarios de los derechos humanos y las libertades, que no soportaban m¨¢s a la polic¨ªa pol¨ªtica del sah. Todos sabemos que estos ¨²ltimos terminaron imponiendo la dictadura de Jomeini.
La cuesti¨®n es saber si lo que va a surgir gracias al poder de las urnas, cuando estas sean libres, har¨¢ que la balanza se incline del lado de los Hermanos Musulmanes o del lado del pluralismo. A diferencia de la tunecina, la sociedad egipcia, preservada por unas estructuras laicas, es ampliamente religiosa. Eso no quiere decir que, llegado el caso, votase mayoritariamente a los Hermanos Musulmanes, que se cuentan entre los ide¨®logos m¨¢s radicales del islamismo pol¨ªtico.
Si hay un valor universal es sin duda este: la libertad es el bien m¨¢s preciado al que aspira cada pueblo. Trat¨¢ndose del Pr¨®ximo y el Medio Oriente la cuesti¨®n es saber si, una vez reestablecida, no ser¨¢ inmediatamente confiscada por el islamismo radical.
Si tal fuera el caso, el paisaje ser¨ªa entonces el siguiente: Turqu¨ªa, ayer uno de los pilares del sistema defensivo norteamericano, es hoy cercana a Ir¨¢n; Irak se ha transformado en una rep¨²blica chiita -y, por tanto, en otro aliado de Ir¨¢n-; Siria se mantiene en sus posiciones -tambi¨¦n cercana a Ir¨¢n-; L¨ªbano, a punto de caer bajo el control de Hezbol¨¢; Jordania, pr¨®ximo objetivo de un levantamiento popular; y finalmente Egipto, que podr¨ªa darle la espalda al Tratado de 1979. As¨ª, Israel estar¨ªa completamente rodeada de enemigos.
Es el escenario que describe el poeta palestino Tamin Al-Barghouti. A menos que un nuevo Egipto, democr¨¢tico y con una renovada voluntad de mediador, logre abrirse paso.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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