No ser nadie
Memorias. Aunque Charles Simic diga, justo al comienzo de estas memorias, que el relato de su vida no tiene nada de particular, por sus p¨¢ginas desfilan episodios estremecedores como los bombardeos alemanes y aliados sobre Belgrado durante la Segunda Guerra Mundial y la huida a pie junto a su madre y su hermano para pasar a Austria. Los narra con una naturalidad sabrosa y ligera, y dosis de humor, repartidas en cada cap¨ªtulo, y una centelleante ternura al¨¦rgica a los excesos sentimentales. Su esfuerzo por no caer en la autocompasi¨®n, aun con la conciencia de haber resultado v¨ªctima de dos fanatismos equivalentes por su crueldad, el nazi y el comunista, que se ensa?aron con los que llama "personajes de poca monta", entre los que se incluye, hace aflorar en Una mosca en la sopa la dignidad, la autonom¨ªa y el colorido de la vida, con, contra y a pesar de la Historia con may¨²sculas.
Una mosca en la sopa
Charles Simic
Traducci¨®n de Jaime Blasco
Vaso Roto Ediciones. Madrid, 2010
242 p¨¢ginas. 22 euros
Simic (Belgrado, 1938) est¨¢ considerado en Estados Unidos, pa¨ªs en el que vive desde 1954, norteamericano. Es all¨ª donde naci¨® a la poes¨ªa y donde ha desarrollado su obra. Tambi¨¦n porque su tradici¨®n po¨¦tica es fundamentalmente norteamericana, aunque con influencia decisiva de autores de otras tradiciones como los surrealistas franceses, los poetas latinoamericanos de la primera mitad del siglo XX y algunos escritores de la antigua Yugoslavia, como el serbio Vasko Popa, de quien ha traducido al ingl¨¦s alguno de sus libros.
Ha publicado m¨¢s de veinte vol¨²menes de poemas, cinco de ensayo, numerosas traducciones, alguna obra para ni?os, y es un inquieto agitador de la poes¨ªa en lengua inglesa. Fue editor de poes¨ªa de The Paris Review y ha emprendido proyectos divulgativos como la edici¨®n de 1992 de la antolog¨ªa anual The Best American Poetry o la selecci¨®n New British Poetry, preparada junto al poeta brit¨¢nico Don Paterson, en cuyo pr¨®logo contradice a quienes se lamentan del estado de la poes¨ªa actual y creen que los grandes poetas son cosa del pasado. Pasen y vean, viene a decir, y comprobar¨¢n c¨®mo hoy se siguen escribiendo poemas memorables.
En Espa?a han aparecido traducciones de su obra de Mario Campa?a (El mundo no se acaba y otros poemas, DVD), Jordi Doce (Desmontando el silencio, Las cuatro estaciones) y Mart¨ªn L¨®pez-Vega (La voz a las tres de la madrugada, DVD), que han conformado una aproximaci¨®n fidedigna a su relampagueante mundo po¨¦tico.
Su poes¨ªa establece relaciones directas entre las cosas y lo que podr¨ªamos llamar su representaci¨®n imaginativa. Los poemas son recuerdos construidos con materiales de la imaginaci¨®n, ideas confeccionadas con retales de recuerdos o estados de conciencia ilustrados con im¨¢genes. Pero son, sobre todo, el laboratorio en el que cristalizan algunas certezas y en el que las sensaciones y las experiencias de la fantas¨ªa se convierten en formas primordiales de conocimiento. Su acercamiento a la realidad es abierto, expectante, poroso, el de alguien que, como Simic escribe a prop¨®sito de una serie de poetas de su preferencia, no ha decidido a¨²n qu¨¦ es la realidad.
El primer acierto de Una mosca reside en su tono. Los avatares familiares, la distante relaci¨®n entre los padres, los juegos a la guerra en plena guerra, los intentos de escapar del pa¨ªs, el paso por distintas c¨¢rceles, las largas colas en Par¨ªs para obtener un permiso de residencia, la aventura americana, la recuperaci¨®n de la figura del padre, los ejemplos de relaci¨®n directa entre la alegr¨ªa y una buena comida, el descubrimiento del amor, el jazz, el cine y la poes¨ªa, est¨¢n contados como una charla tranquila con lectores en una sala peque?a. Parece echar a rodar a su memoria y a sus pensamientos delante de nosotros y la voz que escuchamos es la de un confidente brillante y sereno que elige, gracias a la perspectiva de los a?os vividos, con qu¨¦ se queda.
Si ponemos frente a frente Una mosca y sus poemas, la operaci¨®n resulta fascinante: encontramos observaciones, im¨¢genes, fraseos, misterios comunes y, en unas pocas ocasiones excepcionales, dos versiones de los hechos, que dar¨ªan para un enjundioso estudio sobre las fronteras entre los g¨¦neros literarios. Pero lo que sobresale es el poder de propulsi¨®n vital y la coherencia de un mundo po¨¦tico que no ha dejado de explorar en los est¨ªmulos secretos, en la energ¨ªa palpitante de lo que le rodea.
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