El teatro es negocio... con suerte

"El teatro es un negocio de alto riesgo, como jugar a la Bolsa, puedes tener una intuici¨®n, pero nunca sabes al 100% si va a funcionar", confiesa Merc¨¨ Puy, de la empresa Vania Produccions. Lo mismo sostienen Paco Mir, integrante y productor de El Tricicle, y Mar¨ªa Jos¨¦ Bala?¨¢, que gestiona en Barcelona los teatros Borr¨¤s, Coliseum, T¨ªvoli y Club Capitol. Los tres debatieron en Esade sobre las posibilidades de su negocio.

Seg¨²n datos de Adetca en Barcelona hay 54 teatros que durante la temporada pasada tuvieron 2.629.088 espectadores y se recaudaron 65 millones de euros. "Con la crisis, el consumo de ocio aumenta", explica Bala?¨¢. Aunque la incertidumbre econ¨®mica hace que los productores sean m¨¢s comedidos y prudentes.

El catal¨¢n es un inconveniente, dicen. "Se potencia un teatro antitur¨ªstico"

Los tres creen que la ciudad no puede compararse con Londres o Nueva York. Tampoco con Madrid, donde se estima que cada temporada asisten al teatro cuatro millones de personas. "El Corte Ingl¨¦s organiza viajes con entradas incluidas y aqu¨ª no puede hacerse porque la mayor¨ªa de espect¨¢culos son en catal¨¢n", opina el integrante de El Tricicle. "Se potencia un teatro antitur¨ªstico, tenemos que encontrar una oferta que encaje con este tipo de p¨²blico", propone Bala?¨¢. Mir va m¨¢s all¨¢: "Los teatros subvencionados deben programar un porcentaje obligatorio de obras en catal¨¢n y en los teatros p¨²blicos se puede hablar cualquier idioma mientras no sea el castellano; pero lo que funciona son las obras biling¨¹es, como Pel davant i... pel darrera". El montaje, que ¨¦l mismo ha adaptado, lleva colgando desde septiembre el cartel de entradas agotadas en el teatro Borr¨¤s, y tras el ¨¦xito volver¨¢ a la cartelera el 16 de marzo.

Tambi¨¦n hay muchas diferencias entre un teatro p¨²blico y uno privado: "A una sala p¨²blica no le interesa ganar dinero, porque ya lo tiene; en cambio, el privado se mueve por unos par¨¢metros comerciales", cree Mir. Entre el Teatre Nacional y el Teatre Lliure lo tienen claro: "Es mejor el TNC, con un proyecto de apoyo a los dramaturgos j¨®venes (el T6) y una l¨ªnea definida, que no un modelo experimental como el Lliure, que se ha pagado con dinero de todos; a veces hab¨ªa 10 personas en una funci¨®n y les daba igual", opina la productora de Vania.

En lo que tambi¨¦n coinciden es que llevar una obra al escenario no es f¨¢cil. Alzar el tel¨®n cuesta entre 150.000 y 180.000 euros y, adem¨¢s, se invierten otros 60.000 euros para asegurar a los actores al menos un mes. El ICIC otorga ayudas y cr¨¦ditos, pero lo que, en realidad, amortiza una obra son las giras. Sin embargo, en tiempos de crisis, muchos Ayuntamientos no pueden pagarlas. "Le¨®n nos debe 80.000 euros, y El Ejido nos envi¨® una carta diciendo que la crisis del ladrillo era muy dura, ?y juro que la funci¨®n estaba llena de gente!", confiesa Puy.

"Para seleccionar una obra la intuici¨®n tiene un papel muy importante", explica Bala?¨¢. Sin embargo, despu¨¦s de todas las inversiones, no hay nada que asegure el ¨¦xito ni la permanencia en cartel de una funci¨®n. "Vi Las Listas, de Julio Wallovits en el festival Grec; all¨ª fue una sensaci¨®n, despu¨¦s lo llevamos al teatro Poliorama y fue un fracaso estrepitoso; lo ¨²nico que funciona realmente es el boca a boca", dice Mir. En el negocio del teatro, concluyen, no existen las inversiones seguras ni las recetas m¨¢gicas para el ¨¦xito. Solo el misterio, y la suerte.