"?Hago menos de una falta por partido!"

Los aficionados que vayan hoy al Bernab¨¦u le distinguir¨¢n f¨¢cilmente. Sergio Ballesteros mide 1,88 metros. Tiene un cuerpo prism¨¢tico. Su espalda y su pecho forman dos paralelogramos que cierran en el cuello de toro. Su cabeza recuerda a un bloque sin tallar. Aparenta lentitud e insensibilidad. Pero por debajo del blindaje se agita un futbolista r¨¢pido en el cruce, experto en el primer pase y h¨¢bil para tomar decisiones. Envuelto en la carrocer¨ªa de tanque, hay un tipo que sufre cada vez que le juzgan por las apariencias.

"En los 15 a?os que llevo de carrera, nadie se ha preocupado de mirar mis estad¨ªsticas", dice Sergio Ballesteros, indignado, al conocer la noticia. La noticia son 95 minutos. El promedio de tiempo que transcurre desde que hace una falta hasta que le pitan otra ha ido aumentando desde 50 minutos en 2001 a 95 en esta Liga. Un tiempo considerable teniendo en cuenta que en la ¨²ltima d¨¦cada su nombre, unido a su perfil robusto, ha tenido resonancias violentas. "?Pero si hago menos de una falta por partido!", se asombra, dejando entrever un tono de alivio; "realmente, no ten¨ªa ni idea. Y yo no s¨¦ si la gente lo ha comprendido, pero soy central. Ni delantero, ni medio ni lateral. Central".

"En mis 15 a?os de carrera, nadie mir¨® mis estad¨ªsticas. Adem¨¢s, soy central"

A Ballesteros le duele que le tachen de duro. Pero, como vive de poner l¨ªmites a los contrarios, no le queda m¨¢s remedio que cumplir con los deberes ingratos del oficio. Sobre todo, hoy, que regresa al lugar del mayor escarnio de su carrera. "Si vas al Bernab¨¦u, te meten ocho goles y t¨² no haces faltas, es malo", recuerda. En la memoria de Ballesteros se ha clavado el 8-0 que su equipo, el Levante, recibi¨® en la Copa hace dos meses y el hecho de que, en plena goleada, solo hizo una falta, a Marcelo. En Valencia, en la Liga (0-0), tampoco se excedi¨®: su ¨²nica falta recay¨® sobre Cristiano.

Ballesteros cuenta los preparativos para resistir al Madrid y es f¨¢cil imaginar lo que sintieron los fusileros brit¨¢nicos en Waterloo mientras esperaban el ataque de la Guardia Imperial. "Las ¨®rdenes las da el entrenador y despu¨¦s hablamos todos", dice; "en nuestro equipo, hablar es fundamental porque la comunicaci¨®n durante un partido es mucho m¨¢s importante para defenderse que para atacar".

"El Madrid es el equipo del mundo que mejor contragolpea", advierte. "Alonso es el lanzador, el que hacer circular el bal¨®n, y Cristiano es el m¨¢s peligroso con espacio por delante. Para contrarrestarlos tendremos que jugar como en nuestro campo", prosigue; "estando muy juntos, asegurando el primer pase para no cometer errores y no perdiendo balones donde ellos te pueden hacer da?o. Tenemos que jugar un partido lento. Que no sea de ida y vuelta. Todo lo contrario que nos pas¨® en la Copa, que salimos a apretar arriba, nos hicieron dos goles y a partir de ah¨ª nos contragolpearon. Lo que tenemos que hacer es mantenernos juntos en la mitad de campo y esperar a que vengan. Sin apretarlos muy arriba. Presionando, pero con mucho orden y cerca de nuestra ¨¢rea".

"Debemos ser muy cuidadosos cuando salimos a presionar para no quedarnos en el medio de la nada", dice, explicando que las l¨ªneas deben moverse juntas para no dejar huecos por los que se puedan colar ?zil, Cristiano o Di Mar¨ªa. "Cuando presionemos, tenemos que ir todos. Para esto, como para todo, el puesto m¨¢s importante del equipo es el del mediocentro, el eje, Xavi Torres. Es el que m¨¢s comunicaci¨®n tiene que tener con todos. Sobre todo, con los delanteros, que son muchas veces los que inician la presi¨®n saliendo a apretar. Si la presi¨®n del delantero es buena, el mediocentro tiene que salir para acompa?arlo y detr¨¢s debe ir la defensa. As¨ª, para presionar, para bascular, para ayudar... Siempre juntos".

Alguien compar¨® la defensa del Levante con Grupo Salvaje, la legendaria banda de cuatreros crepusculares retratados por Sam Peckinpah. Todos tienen m¨¢s de 30 a?os. Todos enfilan la ¨²ltima recta de sus carreras. Todos, al cabo de peripecias f¨ªsicas, econ¨®micas o deportivas, han sufrido el temor a perder el sustento. Todos se resisten a dejar el f¨²tbol sin antes dar una buena batalla. Todos se cuadran alrededor de Ballesteros, a sus 35 a?os, el m¨¢s veterano. El que pone orden y aclara conceptos: "Aqu¨ª nadie est¨¢ al final de su carrera. Aqu¨ª estamos todos unidos. Aqu¨ª nos ponemos las pilas".