Corrupci¨®n sin efecto
Los ciudadanos no conf¨ªan en la pol¨ªtica y tampoco en la justicia. Y quiz¨¢s esa sea la raz¨®n por la que las imputaciones y acusaciones judiciales apenas tienen efecto en el voto de una parte de la poblaci¨®n. Este argumento parece certificado por el bajo ¨ªndice de confianza de los espa?oles en las instituciones que sigue recogiendo en sus bar¨®metros el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas. En estos datos se ve claramente que el Poder Judicial suspende, pero su ¨ªndice de confianza, aunque es superior al del Gobierno y al del Congreso, queda por debajo del de los parlamentos regionales.
Tambi¨¦n en esta encuesta se refleja la m¨¢xima de que la cercan¨ªa de la administraci¨®n a los ciudadanos fideliza el voto. El hecho de que los partidos est¨¦n en lo m¨¢s bajo de los ¨ªndices de valoraci¨®n agudiza todav¨ªa m¨¢s el descr¨¦dito hacia la justicia, pues muchas personas creen que la soluci¨®n al problema no vendr¨¢ de los partidos. Es la pescadilla que se muerde la cola.
Los primeros que no conf¨ªan en la justicia son los propios partidos, cuyos dirigentes defienden a sus militantes, y en muchas ocasiones no les apartan de sus funciones hasta que no han sido condenados por sentencia firme. Y a veces ni eso. Pero s¨ª existe una diferencia entre los simpatizantes de izquierda y los de derecha. Los primeros, que son m¨¢s descre¨ªdos, creen m¨¢s en la Democracia, por eso de creer en algo. Mientras, en la derecha impera, por encima de todo, el principio de lealtad, siempre y cuando no afecte a sus intereses. Por eso se dan unas pr¨¢cticas pol¨ªticas diferentes, que reflejan la mentalidad de la militancia. Los votantes de la derecha, que son m¨¢s c¨ªvicos y disciplinados a la hora de votar, siempre se movilizan m¨¢s que los de la izquierda, que no tolerar¨ªan la corrupci¨®n de sus dirigentes. Tambi¨¦n es importante resaltar el bajo cr¨¦dito que merece la Iglesia Cat¨®lica en un pa¨ªs tradicionalmente cat¨®lico.
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