El juego del mono
Todo juego tiene por regla un desarrollo y un final azaroso, y cuando se trata de uno literario, entonces el lance puede convertirse en una combinaci¨®n infinita de probabilidades. Esta premisa la aplica el madrile?o Ernesto P¨¦rez Z¨²?iga a su tercera novela, que inicia bajo la influencia del g¨¦nero negro y el paisaje de fondo, humanamente ¨¢rido, de La L¨ªnea de la Concepci¨®n y Gibraltar, cuyo protagonista, un hombre roto, es prisionero de una confabulaci¨®n que se ha inventado para s¨ª mismo y de la que aparenta querer desligarse, as¨ª como tambi¨¦n de unos espectros, ap¨®crifos o aut¨¦nticos, que vienen y van desintegr¨¢ndose, para transfigurarse en algo que ni siquiera ¨¦l mismo es capaz de vislumbrar. Luego la trama da un salto cualitativo para abrirse a un jard¨ªn de g¨¦neros variados, frondoso, umbr¨ªo, mediante el cual ofrece acceso a un estado de duermevela por donde discurren varias l¨ªneas narrativas virtuales, elev¨¢ndose una por encima de la otra, sin jerarqu¨ªa, entrecruzamiento endog¨¢mico que reproduce una confluencia de microhistorias que refrendan un pacto con la escritura autom¨¢tica: "So?ar y escribir al mismo tiempo: eso puede ser el coraz¨®n de la literatura". Si las referencias literarias y cinematogr¨¢ficas le sirven a P¨¦rez Z¨²?iga de sustento para urdir una trama insaciable y propiciar un escarceo con el mundo oscuro, las filias, las adicciones, la incapacidad de amar, o el sexo envilecido que fagocita a los personajes, al lector y en ¨²ltima instancia al autor, cuando emerge de esta descarnada sordidez su prosa resuena con armon¨ªas de un poder¨ªo transgresor. El ambiente amenazador de la novela transpira por las hendiduras de un realismo bic¨¦falo, en consonancia con las traslaciones estil¨ªsticas que promueve el autor como disparos de luz en la cerrada noche de las intrigas sin fin. De esta manera consigue abrir conductos velados hacia un laberinto de situaciones en el que se pierden hasta los sentimientos m¨¢s persistentes, de la desprotecci¨®n a la desorientaci¨®n, una jaula que en vez de barrotes libera por medio de estructuras de lo inveros¨ªmil y le lleva a autentificar, en sostenido descubrimiento de haber ganado la partida, la gestaci¨®n de un g¨¦nero rabiosamente ¨²nico.
El juego del mono
Ernesto P¨¦rez Z¨²?iga
Alianza. Madrid, 2011
316 p¨¢ginas. 18,50 euros
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