El futuro pol¨ªtico del mundo ¨¢rabe y la laicidad
Son las revueltas en el mundo ¨¢rabe una nueva expresi¨®n de lo que Gramsci llamaba subversivismo, es decir, manifestaciones de descontento social incapaces de crear un nuevo orden pol¨ªtico? O, por el contrario, ?estamos ante el inicio de una transici¨®n para la creaci¨®n de democracia pol¨ªtica y econ¨®mica? Estas preguntas son esenciales para analizar lo que est¨¢ sucediendo en T¨²nez, Egipto, Libia y otros pa¨ªses.
Uno de los elementos fundamentales para construir un nuevo futuro pol¨ªtico en el mundo ¨¢rabe es el de la laicidad. ?Qu¨¦ papel van a jugar los partidos islamistas? ?Se van a reconfigurar? ?Va a ser posible elaborar constituciones laicas? ?Cu¨¢l va a ser la estructura laica del Estado? ?Qu¨¦ relaciones se establecer¨¢n entre las comunidades religiosas, sus autoridades, las convicciones isl¨¢micas y las leyes civiles? ?Avanzar¨¢n los derechos de las mujeres o quedar¨¢n frenados si los partidos islamistas vencen en las futuras contiendas electorales?
Ya existe un islam democr¨¢tico, racionalista y feminista. Ahora es esencial que avance
La imposici¨®n de modelos laicistas estrictos como el franc¨¦s no es viable
No podemos desconocer la fuerza de los partidos islamistas y, sobre todo, las bases sociales que los sostienen y apoyan. En un proceso democr¨¢tico, ser¨¢ imposible ilegalizarlos. Ellos tienen ahora una disyuntiva de fondo, m¨¢s all¨¢ de declaraciones tranquilizadoras coyunturales para Occidente y para las fuerzas sociales laicas que est¨¢n siendo decisivas en la organizaci¨®n de las revueltas. Por un lado, pueden reconfigurarse como partidos laicos de inspiraci¨®n religiosa, algo parecido a los partidos de la Democracia Cristiana en Europa y Am¨¦rica Latina. Por otro lado, pueden reforzarse como partidos confesionales que intentan lograr por v¨ªas democr¨¢ticas la hegemon¨ªa pol¨ªtica, una vez que llevan mucho tiempo construyendo hegemon¨ªa cultural y hegemon¨ªa social en la sociedad civil, especialmente entre los sectores m¨¢s empobrecidos. Esperar a que se conviertan en partidos totalmente laicos me parece poco veros¨ªmil.
La primera opci¨®n podr¨ªa encajar en un marco constitucional democr¨¢tico y aconfesional. La segunda opci¨®n es muy peligrosa. Por eso es muy importante la elaboraci¨®n de un consenso fuerte de laicidad constitucional que impida que la hegemon¨ªa pol¨ªtica de un partido en un proceso electoral pueda llevar a la creaci¨®n de un Estado teocr¨¢tico o a la interferencia indebida de las autoridades religiosas en el proceso legislativo. La laicidad es un requisito imprescindible para el desarrollo de leyes y derechos c¨ªvicos antag¨®nicos a la concepci¨®n fundamentalista del islam.
En declaraciones de l¨ªderes pol¨ªticos y religiosos hay elementos que hacen albergar ciertas esperanzas. Hamdy Hasan, de los Hermanos Musulmanes, ha afirmado que "Egipto debe ser
un pa¨ªs laico". Mohamed el Baradei ha advertido que se ha de impedir constitucionalmente la posibilidad de crear un Estado religioso. El tunecino Rachid Ghanuchi ha declarado que su partido islamista respetar¨¢ la legislaci¨®n laica establecida sobre derechosde las mujeres. Noman Benotman, l¨ªder del Grupo Isl¨¢mico Combatiente Libio, se ha desvinculado de Al Qaeda y defiende una acci¨®n pol¨ªtica pac¨ªfica. Sin embargo, permanecen muchas sombras sobre lo que podr¨ªamos denominar una fundamentaci¨®n religiosa de la laicidad. Mucho queda por aprender del cristianismo protestante que en Francia y en Estados Unidos favoreci¨® la laicidad de sus rep¨²blicas y de las tesis del Concilio Vaticano II sobre la "autonom¨ªa del orden temporal", la separaci¨®n Iglesia-Estado y la distinci¨®n entre una fe compartida y el pluralismo pol¨ªtico de los cat¨®licos. El islamismo pol¨ªtico sigue alejado de la fundamentaci¨®n isl¨¢mica de la laicidad y del feminismo que tambi¨¦n est¨¢ presente en ese mundo, pues existen creyentes musulmanes que se oponen al integrismo religioso.
Ghanuchi defiende una peligrosa distinci¨®n entre democracia y laicidad. Hamdy Hasan afirma que los partidos laicos "tendr¨¢n que ganarse la calle y nosotros el registro oficial" (EL PA?S, 15 de febrero). ?Est¨¢ aqu¨ª el punto de inicio para luchar democr¨¢ticamente por la hegemon¨ªa pol¨ªtica del islamismo? ?l plantea una cuesti¨®n que deja la puerta abierta a una reconfiguraci¨®n del proyecto pol¨ªtico de los Hermanos Musulmanes: "Queremos un pa¨ªs laico, porque en ¨¦l se en-globan todas las personas sin distinciones, como dice el islam, pero ha de ser un Egipto laico que respete la tradici¨®n musulmana". Desde un punto de vista literal, esto supone un avance. Y plantea otra gran pregunta: ?qu¨¦ tipo de laicidad necesita el Estado y la sociedad civil en el mundo ¨¢rabe? No veo viable la imposici¨®n de los modelos cl¨¢sicos de Francia y Turqu¨ªa.
Una buena opci¨®n ser¨ªa apostar por el modelo de laicidad inclusiva que, manteniendo el m¨ªnimo com¨²n denominador de la laicidad (autonom¨ªa legislativa del Estado, pluralismo religioso y libertad de conciencia), estableciera relaciones de cooperaci¨®n con las confesiones religiosas y asumiera los valores del islam, sin pretender traducirlos en leyes vinculantes y excluyentes.
Para lograr la laicidad, va a ser muy importante el avance del islam modernizado, democr¨¢tico, racionalista y feminista. Existen sectores religiosos que apoyan la hermen¨¦utica cr¨ªtica del Cor¨¢n y la renovaci¨®n del islam expresadas en las obras de Abu Zayd, Mohamed Arkoun, Ramin Jahanbegloo, Asghaar Enginer, Riffat Hassan, Tariq Ramad¨¢n, Omaima Abou-Bakr, por poner solo algunos ejemplos.
El pluralismo existe en el islam, basta con visitar las webs Islam&laicit¨¦, webislam o feminismeislamic. La batalla intrarreligiosa para que este islam emancipatorio alcance la hegemon¨ªa frente al islam fundamentalista tiene grandes implicaciones para el futuro pol¨ªtico del mundo ¨¢rabe.
La laicidad no solo tiene que ver con la desconfesionalizaci¨®n de la pol¨ªtica. No se trata solo de vencer la dominaci¨®n de las jerarqu¨ªas religiosas, sino de acabar con las diversas formas de dominaci¨®n econ¨®mica, social y cultural. El laicismo socialista va mucho m¨¢s all¨¢ del laicismo liberal que, por cierto, es el predominante entre los socialistas europeos que no han tenido ning¨²n problema en que los partidos de los dictadores Ben Ali y Mubarak formaran parte de la Internacional Socialista pr¨¢cticamente hasta el d¨ªa en que la presi¨®n popular los dobleg¨®.
La laicidad va m¨¢s all¨¢ del progresismo burgu¨¦s y tiene mucho que ver con la igualdad social, la educaci¨®n c¨ªvica, la democracia econ¨®mica y la emancipaci¨®n de las mujeres. Su conexi¨®n con el republicanismo de la no dominaci¨®n es estrecha. La religi¨®n isl¨¢mica tiene fuertes componentes igualitarios que pueden inspirar la b¨²squeda laica de modelos de democracia econ¨®mica y participativa, en los que el protagonismo de las mujeres sea esencial.
En medio de la crisis global, la rebeli¨®n de la ciudadan¨ªa ¨¢rabe nos muestra que necesitamos ir m¨¢s all¨¢ de la democracia liberal y construir democracia econ¨®mica. El modelo imperante de democracia no es eficaz para resolver las desigualdades y pobrezas en numerosos pa¨ªses. Necesitamos otra democracia que haga verdadera la soberan¨ªa popular sobre la riqueza. Este es el reto universal que est¨¢n lanzado las revueltas sociales en el mundo ¨¢rabe.
Rafael D¨ªaz-Salazar es profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense.
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